ALICANTE. Lo de Nómada ha sido meteórico. El éxito de este restaurante de la calle Maestro José Garberí de la playa de San Juan, en el PAU 5, ha sido palpable desde que abriera sus puertas el pasado mes de marzo. Casi cada día se completa su aforo, sobre todo durante los fines de semana. Una situación que ha llevado a sus dueños a adquirir el local contiguo, donde se ubicaba hasta ahora una tienda de productos ecológicos, para ampliar su espacio y dar así satisfacción a la alta demanda que reciben. “Se nos quedó pequeño desde el primer día; no esperábamos una respuesta así del público”, confiesa Alejandro Merolla, uno de los tres socios del establecimiento, junto con Rubén Molina y Víctor Moreno.
En estos primeros meses de apertura, su concepto un tanto gamberro y ecléctico con comida mediterránea y un ambiente distendido ha conquistado no solo a los vecinos de este distrito playero sino a toda la ciudad, quizá también por su módico precio por comensal, que ronda los treinta euros alejándose en cierta medida del resto de restaurantes de la zona, quienes elevan más ese rango de precios. “Este es un local en el que la gente viene no solo a comer, sino a pasarlo bien”, explica Merolla. Es por eso por lo que la mayoría de las sobremesas acaban alargándose hasta el siguiente servicio.
El proyecto ya era ambicioso a largo plazo, pero visto el resultado se han superado todas las expectativas. En un primer momento la idea de estos tres empresarios fue ofrecer un espacio modesto con pocas mesas en interior, ampliable en la terraza durante los meses de verano, pero pronto se quedó corto. Lo que se preparaba a años vista se ha tenido que adelantar y, en solo siete meses, se han visto obligados a cerrar durante este mes de noviembre para realizar la reforma con la que se han añadido hasta sesenta metros cuadrados más en el interior y otros dieciocho metros en la terraza.
Ese nuevo espacio les permite recibir a cincuenta comensales más en un total de ciento cincuenta metros de local y otros cincuenta y cinco de terraza, que ahora está totalmente climatizada para permitir su uso durante toda la temporada invernal. “Hemos puesto estufas de exterior que nos permiten ofrecer una temperatura de veintitrés grados”, explica Merolla. Así, el equipo de cocina también cuenta con un emplazamiento más desahogado ya que pasa de seis metros cuadrados a veinticinco, además del almacén, el cual crece para poder abastecer de productos tanto a la cocina como a la barra, que cumple un papel fundamental e igualmente ha visto duplicado su tamaño para añadir servicio de coctelería.
MIL Studios, del exitoso interiorista alicantino Juan Luis Medina, afincado en Madrid, fue el encargado de la primera puesta a punto del establecimiento con un particular estilo boho entre el minimalismo y las referencias a lo natural y primario, haciendo honor a su nombre, que tienen como objetivo evocar esa sensación de libertad con la que buscan desinhibir a los comensales en un ambiente cálido y acogedor. Así, Medina ha sido también el responsable de supervisar los trabajos de esta segunda fase que ya se ha culminado y que ha permitido a los dueños abrir nuevamente las puertas del restaurante para iniciar una nueva etapa.