VALÈNCIA. El verano es, en muchas ocasiones, sinónimo de incendios forestales. Las altas temperaturas, el ocio estival y las tormentas de verano son algunas de las principales causas que avivan las llamas en esta época del año. El 2023, en cambio, se está mostrando como un verano cálido pero con ausencia de incendios forestales, a diferencia del año anterior, el segundo más devastador del siglo con más de 34.000 hectáreas quemadas.
El motivo por el que los incendios están siendo menos habituales este verano se encuentra en las lluvias de primavera, en especial las de los meses de mayo y junio, que "han salvado la papeleta" de un verano que se preveía "duro" a nivel de incendios con unas situaciones "iguales o incluso peores" que las de 2022, explica el doctor por la Universidad de Wyoming y profesor de ingeniería forestal en la Universidad de Lérida, Víctor Resco de Dios.
"El año pasado tuvimos una situación anómala, una concatenación de olas de calor, a lo que se sumó una gran sequía", analiza Resco, que sí considera que el precedente de Castellón y Asturias de 2022 sumado a la "preocupante" situación de sequía hacían prever un verano con mayor cantidad de emergencias forestales. Las lluvias, por tanto, han dejado el terreno húmero, lo que hace más complicado que se puedan generar incendios: "Si es un año en que llueve mucho en primavera, luego ya no tenemos pocos incendios o hay poca área quemada".
No obstante, asegura, que la ausencia de incendios no debe "entenderse como una buena noticia", porque el combustible sigue estando en el monte y en el momento en el que se seque volverá a ser probable que se produzca un incendio forestal. "Esto es pan para hoy y hambre para mañana", apunta el profesor de ingeniería forestal, que añade: "Es un espejismo, un efecto a corto plazo, porque los bosques se van a quemar antes o después".
"Aunque a corto plazo parece una buena noticia, a largo plazo, si no gestionamos el combustible, el problema no se habrá soliviantado. No es una buena noticia que haya poca área quemada en un año", recalca Resco, que recuerda que el aumento de las temperaturas sumado a la sequía y al impacto del cambio climático provoca que "los incendios quemen cada vez con mayor intensidad".