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la Experta en programas de reconstrucción en luisiana habla para el plan Vega Ren-hace

Liz Williams en Orihuela: "Las decisiones frente a catástrofes las debemos tomar nosotros mismos"

12/12/2019 - 

ORIHUELA. El estado de Luisiana, en Estados Unidos es una Vega Baja a escala enorme. Al menos - salvando contextos geográficos, políticos y sociales diferentes- a cuanto a morfología y pasado urbanístico se refiere. Por este motivo, la visión de la experta Liz Williams, directora del plan de estrategia para el Estado de Luisiana y que ha lidiado con las consecuencias del huracán Katrina y de constantes crecidas y desbordes del río Mississippi, fue interesante para posibles acciones de recuperación y prevención en la Vega Baja. 

Williams fue ayer una de las expertas internacionales, ponente, en la jornada del Plan Vega Ren-Hace que tuvo lugar en Orihuela, ayer, en el Aula de Cultura CAM. Así, la directora del plan de estrategia para el Estado de Luisiana es una persona que trabaja en un territorio constantemente amenazado y que trabaja por atajar las consecuencias y recuperar el territorio con constantes huracanes, casi anuales. Para ello, es una de las creadoras de una coalición con la sociedad civil para construir un plan integral (SAFE) para el lugar que habita con medidas sociales y económicas.

El Estado de Luisiana, como en deterinados momentos en la Vega Baja, ha soportado lluvias torrenciales muy intensas que llegan a desbordar el caudaloso río Mississippi y que provocan inundaciones que el suelo no es capaz de drenar. Mientras que hace siglos el curso del río seguía un cauce natural y acababa desembocando en el océano, la urbanización a lo largo de tres siglos en zonas que previamente fueron humedales y la expansión de las ciudades a territorios antes deshabitados e inundables, provoca que en la actualidad, con el incremento de fenómenos atmosféricos adversos, la población sufra las consecuencias de las inundaciones, cada vez por más tiempo, con más fiereza y frecuencia.

Tras el huracán Katrina, las zonas inundadas y más devastadas fueron las que en su día eran humedales -un hecho parecido a las consecuencias de la gota fría de septiembre en la Vega Baja-. En Luisiana, las consecuencias de aquel huracán fueron que el 80% de la ciudad de Nueva Orleans quedara inundada. "Actualmente, el Estado de Luisiana ha perdido mucho territorio, el equivalente al Estado de Delaware. En 2067, si no tomamos medidas, el futuro del Estado estará bajo el agua, desapareceremos del mapa".

Por este motivo, y porque las acciones son necesarias, Williams habló sobre la necesidad de que la población local -contando con personal técnico, comunidades que habitan el territorio y lo conocen, políticos locales, y ámbito público y privado- colaboren en la elaboración de medidas para solucionar y prevenir los desastres. "El gobierno estatal, a través de agencias gubernamentales ha aportado al Estado de Luisiana una suma de 50.000 millones de dólares en forma de infraestructuras, puentes, presas, pasos elevados, un montón de soluciones de ingeniería, pero no son suficientes para atajar los problemas".

La solución, según Williams, pasa por que las decisiones no solo se tienen que tomar de forma unilateral por el gobierno, sino que "las decisiones frente a catástrofes las debemos tomar nosotros mismos". Por ello asegura que la coordinación entre distintas partes y el conocimiento global es esencial. Y que, además, "no podemos actuar solo de forma reactiva, cuando ocurre una nueva tormenta o huracán que seguro van a ocurrir, hay que prevenir"

En Luisiana, un 67% de personas que viven en lo que fueron humedales siglos atrás ya se han desplazado a otros lugares menos castigados para vivir, donde han migrado y concentran mucha más densidad de población.

Una de las medidas tomadas por el plan integral (SAFE) que coordina la experta es una colaboración con múltiples sectores que aúnan, solo en un período de un año, de 2017 a 2018, 71 reuniones y la consecución de 2835 proyectos individuales aportados por miembros que han participado en el programa. Además, cuentan con un plan donde dimensionan el problema del Estado, retos, hacen seguimiento de lo conseguido o perdido e idean y tratan de construir un presente y futuro duradero y lo menos castigado posible para el área. 

Uno de los pasos primordiales es el control del urbanismo: "No tenemos que construir en esas zonas, vamos a dejar de tomar malas decisiones, necesitamos nuevas ideas de los habitantes de la región en lugar de otros intereses". Así, Williams consideró para cerrar su intervención, que "no hay dinero suficiente para atajar cada reto de forma individual, la coordinación y el papel de la sociedad civil es clave". 

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