Estamos en plena Semana de la Movilidad, un evento avalado por la Comisión de Medio Ambiente de la Unión Europea que busca sensibilizar a los ciudadanos en cuanto al uso del transporte público, en bicicleta y peatonal. Pretende animar a las ciudades europeas a que promuevan estos modos de transporte y a que inviertan en las nuevas infraestructuras necesarias para logran formas de desplazamiento sostenible en las ciudades. Por comodidad y por salud. Respiramos el aire del lugar donde vivimos.
No hay ahora mismo ningún gobierno de una ciudad media, tirando a grande, que no sea consciente de que es necesario que se incentive el desplazamiento alternativo frente al coche particular. Aunque sea para evitar atascos. Si cada vecino o vecina coge su propio coche para ir a todas partes se colapsan las ciudades. Si cada habitante de una ciudad mayor de 18 años que pueda pagarlo tiene su propio coche no nos caben en los parkings y las calles.
Todo esto son obviedades. Por eso hace muchos muchos años se crearon los servicios de trasporte público. Autobuses, metro, taxi y carriles bici. Desde los primeros carriles bici a hoy han ido evolucionando y mejorando.
Recuerdo una charla con Antonio Amorós, uno de los primeros concejales de movilidad que tuvo Elche (ahí va una de batallitas o como dijo aquel, el pedo senil), que me contaba que sabían que había que hacer que la gente usara la bici como medio de transporte pero no tenían ni idea de por dónde empezar o cómo hacerlo. ¿Carriles sobre la acera? ¿Pintura sobre la calzada? ¿En calles de poco tráfico a motor? ¿En vías principales con aceras amplias? Los primeros carriles fueron bastante desastre, y los segundos, y los terceros un poco también, y así seguimos. Todos vemos que es necesario y aunque se va avanzando mucho, no se termina de dar con la clave. Hay diferentes modelos pero cada ciudad tiene sus propias características.
Elche y muchos otros municipios ha dado tumbos durante décadas sobre cómo y dónde poner las bicis. En Santa Pola, mucha gente no sabe que en el Paseo Vicealmirante Blanco hubo un amago de carril bici y por eso hay dos tipos diferentes de suelo, ya muy gastados los dos, que intentaban marcar el paso de viandantes y el de bicis. No funcionó la separación pero de facto sí que es un paseo donde conviven peatones y bicis.
Lo que está claro es que debe fomentarse el uso de la bici en una ciudad como Elche, con clima y terreno adecuado para este vehículo que es el más económico y sostenible. Pero no hay que olvidar que frente a otros medios de transporte, la bici deja a la persona en una posición muy vulnerable. Es un vehículo más en las calles pero para promover su uso debe estudiarse bien por dónde pasa y cómo van a circular los demás vehículos en esas calles.
No sé quien escribió el informe de tráfico que el gobierno local de Elche esgrime para quitar el carril bici de Juan Carlos I, pero no deberían validar chorradas como lo de la disonancia cognitiva. Ese carril, desde mi humilde opinión, no estaba bien planteado, quizá en el otro lado hubiese funcionado mejor, pero disonancias se tienen cada vez que le cambian a una calle el sentido o se abre una vía donde antes no había o se pone un semáforo o una señal. Solo hay que pintar y señalizar bien y si hace falta se pone un policía regulando el tráfico hasta que se acostumbren los conductores.
En fin, que debemos saber de qué va esto y que si no hay carriles bici primero no pasan bicis después. Si no se construye la estación y se ponen las vías del AVE a Elche no habría nunca viajeros, si no se establecen diferentes horarios y frecuencias seguiremos yendo a Alicante a coger el tren. Y si se quitan carriles bici con el informe de tráfico como argumento, no dejen que ese carril sea ahora un carga y descarga de coches mal aparcados.
La movilidad sostenible no es una causa política, es una necesidad social. Como el reciclaje. Se podrá hacer de una manera o de otra pero hay que hacerlo o nos comerá el humo… y la mierda.