ALICANTE. Sergio Buenacasa protagonizó el reverso de la victoria del Hércules sobre el Ibiza.
El delantero bañó su alegría por el triunfo del equipo con las lágrimas de lamento por no haber sido capaz de aprovechar las hasta tres ocasiones claras de que dispuso para hacer el segundo gol y, con ello, cerrar por adelantado el triunfo.
Buenacasa no fue ni mucho menos el único (David Sánchez y Armando gozaron también de dos ocasiones inmejorables para marcar) en 'perdonar' ante el meta visitante, Germán Parreño, pero lo de este domingo no era la primera vez que le ocurría al futbolista maño que, una vez el árbitro decretó el final del choque, se rompió sobre el césped. Tanto sus compañeros de vestuario como los jugadores rivales trataron de consolar al delantero que este domingo defendía por decimoquinta ocasión en encuentro oficial la camiseta blanquiazul, con la que ha anotado dos goles.
"Entiendo que Sergio (Buenacasa) esté enfadado consigo mismo porque ha tenido ocasiones muy claras para definir y para un delantero es importante marcar; ha generado las ocasiones con muy buenos movimientos, ha estado muy bien, hecho un muy buen trabajo, pero le ha faltado lo más importante, la finalización", decía sobre lo sucedido el técnico del Hércules, Manolo Díaz, en la rueda de prensa posterior al choque.