ELCHE. Este lunes en el Diari de la Generalitat (DOGV) se ha publicado el Decreto Ley 4/2022 del Consell que actualiza el texto refundido de la Ley de ordenación del territorio, urbanismo y paisaje, la Lotup. Una nueva modificación que gira en torno a tres ejes, el de facilitar la implantación de proyectos estratégicos y permite la venta de suelo público directa —una modificación en parte AD Hoc para la gigafactoría de baterías de València—, la agilidad para las renovables ya impulsada, y por último, la regularización, rehabilitación y distintos usos (culturales, turísticos, de vivienda o agropecuarios) para el patrimonio edificatorio rural. Lo que en el decreto se denomina como 'arquitectura vernácula'. Al tiempo, una posible solución para casos como el de les faenetes del Camp d'Elx.
A este respecto, e incardinado en la idea de este Decreto, se pretende lograr una administración más flexible y ágil para evitar que tras la pandemia y la nueva situación geopolítica, grandes proyectos o distintas tendencias como la turística opten por otros territorios "por la falta de flexibilidad de nuestro sistema normativo en materia de ordenación del territorio y urbanismo". En el apartado de esta arquitectura 'vernácula', típica de cada lugar, se pretende corregir la posible discriminación negativa que sufre este patrimonio edificatorio rural frente a la regularización de viviendas y empresas en suelo no urbanizable con las minimizaciones. El decreto pretende fomentar la recuperación y puesta en valor de estas edificaciones antiguas, anteriores a 1975 con 'atributos' legales y de interés patrimonial.
Ahora se establece que con este cambio en la Lotup, y sometidas a varias pautas de intervención a través de licencia municipal ajustada al mantenimiento y rehabilitación de este patrimonio cultural, estas puedan acondicionarse para nuevos usos "eximiendo de algunos parámetros propios del suelo no urbanizable que harían muy dificultoso llevar a cabo este proceso, y permitiendo con carácter excepcional la división horizontal". Una exigencia urbanística más laxa para que estas edificaciones aisladas o núcleos rurales históricos de interés patrimonial puedan, identificadas mediante un instrumento urbanístico, tener nuevos usos.
Con este decreto el Consell dota a la administración de criterios más laxas para conceder licencias que anteriormente podían requerir mayores requisitos en distintas materias (por ejemplo altura, ocupación, tamaño de la finca...) que podrían restringir ciertos usos o incluso rehabilitaciones. Este último es el caso de la faeneta tradicional del Camp d'Elx, para el que hay trabas a la hora de proyectos que buscan su reforma y uso. Según algunos arquitectos que han trabajado los mismos, por interpretaciones demasiado estrictas de la propia Lotup. Se presupone que esta modificación podría cambiar 180 grados situaciones como esta y similares.
Asimismo, el decreto añade a la legislación un nuevo capítulo en el que señala que ahora se podrán regularizar aquellas edificaciones aisladas o núcleos rurales previos a la Ley 19/1975 del suelo, "susceptibles de recuperación atendiendo a razones arquitectónicas, históricas, ambientales, paisajísticas o sociales", es decir, prácticamente por cualquier pretexto, exigiendo la protección de sus elementos originales siempre que sea posible. Se podrán legalizar para distintos usos como el turístico, el sector primario o el cultural; también como vivienda o actividades agropecuarias y otras vinculadas a la transformación del sector primario.
También justifica el decreto que la pandemia ha supuesto la revalorización del mundo rural, de los espacios libres y el contacto con la naturaleza, arropado por "los datos recientes de pernoctaciones turísticas, ya de final del periodo pandémico, confirman esta realidad que se va a convertir en estructural, tal y como apuntan recientes informes sobre el mundo rural elaborados por el Comité Económico y Social de España y de la Comunitat Valenciana". Por justifica la urgencia para revitalizr estas construcciones rurales con fines residenciales, pero también para usos turísticos, culturales o artísticos, entre otros. "Es una demanda sentida y urgente por parte de los actores económicos y sociales del mundo rural, y es clave en la fijación de la población en este medio y en la lucha contra la despoblación".