la igp cerezas de la montaña de alicante, sin fiesta este año, registra mermas superiores al 85%

La 'maldición' de las cerezas plantea a la agricultura de interior pedir la declaración de zona catastrófica

21/06/2020 - 

ALICANTE. Que la cereza hace años que tiene 'la negra' no es ninguna novedad. Lo cierto es que, aunque los efectos colaterales de la pandemia apenas han rozado al sector, las lluvias han vuelto a hacer de las suyas. La de la Montaña de Alicante, de Indicación Geográfica Protegida, apenas ha registrado el 15% de su cosecha esta temporada. Así, la zona de la Marina Alta, Vall de Gallinera, Vall d'Ebo, La Vall de Laguar, ha perdido hasta más del 85% de su cosecha. El agua de febrero y marzo casi fue beneficiosa, pero la fruta ya no pudo con las de abril. "La campaña de la cereza temprana que da nombre al Consejo Regulador ha sido muy complicada, y es la que primero llega a Europa", explica Ramón Espinosa, secretario técnico de Asaja. "Las continuas lluvias provocaron una falta de 'cuaje', y los episodios de calor terminaron por arrasar la cosecha. Es una circunstancia que nos preocupa mucho y ya estamos viendo desde hace unos años, por esta agricultura de secano de las zonas de interior, de estos pueblos montañosos, cada vez se hace más complicado competir", lamenta.

"El impacto es doble: los problemas de la España vaciada, y la renta del cerezo y el olivo, que es clave para el mantenimiento de la población en esos núcleos rurales", insiste. Campaña mala tras campaña mala, reconoce que hay que pensar ya en un "plan estratégico" para salvar el cultivo de secano en las zonas de interior. "Son las administraciones quienes deben actuar, para mantener los cultivos, elemento paisajístico muy importante", asegura. "No se pueden mantener cooperativas con el trabajo de tres días al año, cinco, como mucho", denuncia. Si no hay producción, toda la cadena se ve afectada. "Estamos en un callejón sin salida, este año históricamente malo, pero se viene repitiendo desde hace tiempo. Un desastre que acabará con la agricultura de secano si no se toma una solución", reitera Espinosa.

Pero no todo son grises oscuros: aún se conserva una pequeña esperanza, asegura el secretario de Asaja, en la campaña de maduración tardía de la cereza, a partir del 15 de julio. Y la Zona del Alto Vinalopó, donde no ha ido tan mal. "Allí es una agricultura más a tiempo completo, de regadío. Es cierto que ha habido dificultades extraordinarias esta campaña, se ha rajado alguna fruta, pero las mermas se han quedado en un 50%, con lo que la mitad se ha salvado", explica. Y en esta línea se ha movido el resto de España, la zona del Jerte, y Aragón. "El otro problema es que, a pesar de no haber mucha cereza, el precio ha sido bajo. Los mercados son muy caprichosos. El consumidor, como consecuencia de la pandemia, ha tirado por productos básicos, como son la naranja, la manzana, la pera, el plátano, y no la cereza", aunque toda la agricultura se declaró actividad esencial. "Al no tener los mercadillos, porque se consume mucha fruta en la calle, en Italia sobre todo, ha quedado restringido. Espero y confío en que cuando empiece la tercera campaña, si obtiene niveles de calidad óptima, se recupere el consumo y suba el precio para intentar, al menos, salvar los muebles, ya que esta temporada aún no hemos comido todavía cereza buena", concluye Espinosa.

"Es un año que ya vino mal desde el principio". El presidente del consejo regulador de la Indicación Geográfica Protegida Cerezas Montaña de Alicante, Hilario Calabuig, subraya que ni las lluvias "ni la humedad" han dejado cereza "que se salvara" en la zona del Comtat y Marina Alta, mientras que eleva los beneficios de la campaña del Vinalopó a un 75%. "Las propiedades en la Montaña son más pequeñas pero gestionadas por mucha gente, de la que dependen muchas familias. Pensamos en declarar zona catastrófica la agricultura. También por la almendra, o el precio del aceite aquí, que está por el suelo", avanza. Y eso promete 'arrastrar' consigo al vino -almacenado, como el aceite-, la ganadería, las patatas, afectadas por el parón en el canal horeca. Los agricultores ya se habían alzado en pie de guerra con manifestaciones en años pasados. "Este será de 24 meses trabajando para hacer una cosecha, horripilante", insiste Calabuig. "Estamos olvidados porque los rendimientos de por sí son bajos, por ser una zona abrupta, de orografía complicada, que de normal ya cuesta más. Este año, lo poco que hacemos, no lo hemos hecho". Hay zonas que llevan 2.000 litros por metro cuadrado desde septiembre, primero con la agresiva DANA, después con la borrasca Gloria. "No se llevan por delante paseos marítimos, pero nos caen los márgenes. Un año por mucha agua, otros por poca", lamenta.

El abandono de tierras, paralelamente, es la crónica de una muerte anunciada. "Con esta situación, está asegurado además que no habrá un relevo generacional", avanza Calabuig. El presidente del consejo regulador de la Indicación Geográfica Protegida Cerezas Montaña de Alicante confirma que la 'festa de la cirera' se ha cancelado este año, una cita repleta habitualmente de actividades promocionales, degustaciones de productos típicos, en la Vall de Gallinera, con mucha afluencia de la gente de la costa, y que se celebra de manera itinerante en pueblos como La Carroja, Benigànim, Benissivà, Alpatró. "No se ha hecho, normalmente es el primer fin de semana junio, además de que no hay movimiento en la compra de cerezas en las cooperativas, que han estado cerradas", asegura. "Y no se puede aplazar, hacerla en otro mes, porque será el turno de otra fruta". En definitiva, una temporada de poca cereza buena, a la que le ha afectado todo lo que le podía afectar. "A cuánto se tienen que vender tres quilos de cereza para que te compense haber hecho 3.000", insiste. "Bajar la calidad no, si lo hacemos ya estamos perdidos; si de algo vivimos es de tener una buena cereza y de que la conozcan". Los agricultores de la Montaña de Alicante intentarán sobrevivir, un poco más, mientras ya hablan de qué tal será el próximo año, dando este por perdido.

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