ALICANTE. Juanjo Llorens es ganador de tres premios Max por La función por Hacer, en 2011, De ratones y hombres, en 2013, y El curioso incidente del perro a medianoche, en 2019. Al diseñador de iluminación todavía le queda -y mucha- ilusión para su nominación als Premis de les Arts Escèniques 2020, que el Teatro Principal de Castelló acogerá el próximo 2 de noviembre, y que valorará su trabajo en Vigor Mortis, pieza con la que la también alicantina OtraDanza es candidata quíntuple. "Estos premios son diferentes porque jugamos en casa", comienza celebrando el también director técnico y docente natural de Alicante, aunque afincado en Madrid. "A pesar de que mi vida profesional se esté desarrollando fuera de la Comunitat Valenciana, mis raíces las sigo teniendo ahí, donde intento colaborar en todo lo que puedo, y trabajar, por lo que estar presente en la final de las artes escénicas valencianas es algo muy personal", reconoce.
Además, estar nominado en un espectáculo de danza tiene su aquel, para Juanjo. "Siempre es la parte pobre de las artes escénicas", lamenta. En el último espectáculo de la compañía ilicitana, donde opta a Mejor iluminación, se junta el mejor talento alicantino. "Ha sido todo un equipo compuesto por gente de la Comunitat. Es muy bonito, aunque seamos gente que hayamos desarrollado siempre nuestro trabajo fuera, ha sido juntarnos de repente en L'Escorxador, en Elche, ha sido maravilloso", subraya Llorens. Un espectáculo que, curiosamente, se estrenó en Teatro Circo de Murcia, recuerda. "En este sentido, parece que hace falta un poco de apoyo institucional por parte de la provincia de Alicante, estamos muy faltos de ese 'cariñito', de esa palmadita en la espalda", remarca. La historia de Vigor Mortis es un viaje de dos personas, dos bailarines, que residen en una casa, una estructura metálica "con movimiento cirquense en el punto de la peligrosidad". "Ahí entra en juego la interpretación; de si son los actuales habitantes de la casa o los antiguos, a lo mejor son fantasmas, es una lectura que puede hacer el espectador, por ejemplo, es abierta", explica el diseñador de iluminación.
Y la luz -la ausencia de ella, también- es crucial, en la obra made in Alicante. "La suerte de trabajar con Asun, y de conocernos de tanto tiempo, es que intentamos arriesgar en cada trabajo, no hacerlo convencional". La base de la iluminación que podría ser premiada en la próxima gala dels Premis de les Arts Escèniques son seis pantallas de fluorescentes que, dependiendo del movimiento de los protagonistas, se van encendiendo. "Es una luz fría que, con el humo que se utiliza, esa luz que no es directa, que radia el tubo, genera un ambiente fantasmagórico, de repente", añade Llorens. "Es, además, una apuesta de luz de calle, nos viene toda por el lateral", continúa. "Sí, es importante; la luz es una dramaturgia más del espectáculo, hay algunos que están alumbrados y, otros, iluminados", explica el profesional. "Siempre hay que ponerle cariño para evitar muchas sombras, determinadas cosas que son incómodas, al menos para los profesionales que nos fijamos en esas cosas", comenta. "No todo vale; si cuidas este trabajo, además de sentirte a gusto contigo mismo, la limpieza es primordial, y con la sombra también expresas muchas cosas, te estás llevando la emoción a otro lado", confiesa.
"Nosotros bromeamos con los compañeros de sonido, la gente va a ver a un actor determinado, no se fija en la puesta en escena; yo les digo que mientras haya un foco encendido el público no se va a quejar, pero como haya un cable que suene, un ruido, se va a quedar con la molestia", comenta, entre risas. "Yo nunca digo que una luz es mala; me puede gustar más o menos, pero no sé cuáles son los medios que han usado los compañeros para la iluminación, cosas que hay que tener en cuenta; también intento inculcar la dramaturgia, la esencia de la luz, cuál es el porqué de las cosas independientemente de los focos que se utilicen", reconoce. El 'fabricante de luz' alicantino suma, en su trayectoria, trabajos en diferentes modalidades de las artes escénicas: teatro, circo y cabaret, ópera, zarzuela, musicales, danza, eventos multimedia, eventos de TV y grupos musicales de gran formato. "Me gusta todo lo que hago, quizá la ópera sea de lo que menos, porque los cuadros son inmensos, y me gusta la luz más cerca, no tan alta, la zarzuela es igual; la escenografía te marca", apunta Llorens.
Al diseñador de iluminación de Alicante le cogió el después de la pandemia, "por suerte", pudiendo reprogramar todos los espectáculos donde participaba. Hicieron una previa de Sueño de una noche de verano, y les mandaron a casa, pero se ha recuperado, también. "Se estrenó ahora, el 1 de octubre", celebra. "Me iba a París con el Circo de los Horrores, se suspendió definitivamente, igual que el Cabaret de Ibiza; pero pudimos estrenar La Mort i la Donzella, en Elche, y la semana que viene traeremos Mujercitas -con otra alicantina en la adaptación, Lola Blasco-, y tengo cosas que me han cambiado a 2023 y 2024, en definitiva, significa que he tenido un principio de temporada de locos", asegura, entre risas.
"La parte teatral, es cierto, está arrancando poco a poco, como la de danza; es decir, lo que está dentro de un escenario, cubierto, va poco a poco, hay un problema de localidades, las compañías privadas tampoco se están lanzando, no pueden, con un 33% de aforo, como pasa en Asturias, por ejemplo", lamenta. "La gente que hace ferias no tiene trabajo, ni la que hace convenciones; ni la que se mueve en el mundo del rock, del 'rigging', están parados, es mucha gente la que depende de este sector", recuerda Llorens. "Los teatros nacionales, con subvenciones de los ayuntamientos o del Ministerio de Cultura, se han atrevido a arrancar", matiza. "En general, el sector están viviendo unos momentos muy tristes y caóticos, porque no hay trabajo, hay mucha gente viviendo en la calle o que ha vuelto a casa de sus padres; las empresas de 'renting' de iluminación, vídeo y sonido están en la misma situación, es todo una cadena", concluye, de una manera poco feliz, pero real, el iluminador alicantino.