LA CLASIFICACIÓN APUNTA CUATRO TIPOS DE TRAJES

La 'festa' a través de su indumentaria: detrás de las faldas y los 'zaragüells'

21/06/2023 - 

ALICANTE. Enaguas, corpiños, blusón, zaragüell… Todas son piezas de la indumentaria oficial de Fogueres, pero ¿a quién corresponde cada una? ¿Mujeres, hombres? ¿Belleses, foguerers, barraquers? La clasificación apunta cuatro tipos de trajes: el de novia alicantina, únicamente femenino y para las belleses y dames; el traje del siglo XIX, solo para el sexo masculino; el de faena del siglo XVIII, para hombres y mujeres, y el de mudar del siglo XVIII, también para ambos sexos. Si bien es cierto que los dos últimos están compuestos por distintas piezas dependiendo de si quienes lo visten son foguerers o foguereres.

El de novia alicantina es, como ya se ha adelantado, exclusivamente para las belleses y dames. ¿Por qué? Por una decisión de 1961, cuando en un pleno de Fogueres se acordó que estas figuras debían lucirlo de manera obligatoria, declarándolo así traje oficial. Está compuesto por ocho piezas, empezando por las enaguas de hilo o algodón, una prenda de color blanco o beige que puede ir adornada con volantes o puntillas. Su forma de caer es con vuelo, lo cual se puede potenciar con un cancán o un ahuecador para dar mayor volumen a la falda, que debe distar quince centímetros del suelo, intentando que los zapatos queden al descubierto. Sobre las telas, puede emplearse espolín, damasco, brocado… con colores y/o metales, así como bordados y pinturas.

En el tronco superior luce un corpiño negro de terciopelo, raso o brocado y con un escote ribeteado en color blanco, al igual que el ribete de la manga, de corte de sastre que no llega al codo. Coronando, la cabeza sujeta una mantilla fruncida, de encaje o tul blanco o beige y con puntilla. El pico trasero cae a la altura de los hombros y los delanteros no sobrepasan la cintura. Por su parte, el delantal es negro, ya sea de tul o de puntilla, y podrá ir ribeteado de oro, plata, cobre o seda también negra. En los pies, unos tacones negros las alzan once centímetros como máximo, y por la pierna se erigen unas medias blancas o beige, de seda o algodón. El punto final lo pone la banda que acredita el cargo.

Siguiendo con la vestimenta exclusiva de un sexo, el traje del siglo XIX lo visten los hombres, comenzando por una camisa larga (tipo camisón) de hilo, lino o algodón blanco y con mangas largas y anchas. Encima, el blusón, una camisa generalmente en tonos oscuros, o el jupetí, una pieza sin magas que llega hasta la cintura, es abierta por delante (se cierra con botones) y está confeccionada con la misma tela en dibujo pequeño. Sobre los pantalones, llegan hasta el tobillo y el tejido es lana, paño, pana o algodón. A la altura de la cintura, la faja, rematada por flecos del mismo tejido que nunca se dejan a la vista. El calzado es preferiblemente sin hebilla (se puede usar la espardeña) y con unas medias hasta la rodilla, mientras que en la cabeza se coloca un pañuelo de algodón o seda.

Sobre los trajes del siglo XVIII, dos modelos: el primero, el de faena, que para mujeres se compone de una camisa hasta la rodilla, enaguas con amplio vuelo, una saya o un zagalejo, que son dos tipos distintos de falda larga, el jubón, una pieza ajustada al cuerpo que abarca desde los hombros hasta la cintura, o la cotilla (igual que el jubón, pero sin mangas), un pañuelo en los hombros, un delantal diferente al de novia alicantina, medias y espardeñas. Mientras que la misma indumentaria para hombres suma una camisa también larga, un jupetí, unos zaragüells, que es un calzón blanco, una faja, unas medias o polainas, espardeñas y, para la cabeza, la opción del pañuelo, la cofia (una especie de saco para recoger el cabello) o un sombrero, ya sea la montera o la rodina.

Finalmente, y también del siglo XVIII, el traje de mudar. Las mujeres visten una camisa larga fruncida en el escote, enaguas, un jubón de seda o una cotilla (sin mangas), un pañuelo en los hombros, un delantal, medias, zapatos de medio tacón, la cofia, la mantellina (que sirve para cubrir la cabeza y la espalda en actos religiosos) y la pieza más representativa del siglo XVIII: el guardapiés, es decir, las faldas de mudar. El equivalente en hombres se forma por la camisa larga, los calzoncillos, el calzón de negrilla o calzón, el jupetí, la faja, las medias, los zapatos adornados con hebillas y el pañuelo, la cofia o el sombrero, añadiendo a las opciones de la montera y la rodina, el de teja y el de tres picos.

Noticias relacionadas

next
x