ALICANTE. Fele Martínez saca su lado más gamberro a pasear con la comedia El club de los buenos infieles. La película, dirigida por Lluís Segura, le reúne con Adrián Lastra, Raúl Fernández y Jordi Vilches entre otros para contar la historia de un grupo de amigos de la infancia que se vuelve a juntar tras muchos años y que deciden para salvar a sus matrimonios.
"No es lo mismo engañar que ser infiel", cuenta Martínez sobre las intenciones de su protagonista. Él está encantado de volver a promocionar sus películas en su ciudad. En esta comedia, rodada en 2013, confiesa el intérprete que al volver ahora a verla se ha reído como nunca. Acostumbrado a no verse en la gran pantalla, en esta ocasión le ha servido para recordar cómo fue aquel divertido proceso.
El trabajo con sus compañeros es una de las cosas que más destaca Martínez. Tanto por los que repetía como con los nuevos con los que compartía escena. Y eso que el rodaje en sí fue muy rápido, cuenta, porque lo resolvieron en dos semanas y media. Lo que normalmente serían cinco semanas, se comprimió al máximo. "Imagina cómo eran las jornadas", recuerda risueño.
De aquellos días, destaca la organización para aprovechar el tiempo y poder desarrollar el proyecto. Uno que luego se extendió y mucho para realizar el montaje y la postproducción. Hasta que, al fin, ha conseguido encontrar la venta de exhibición con el estreno este fin de semana.
Aparte del cine, el actor sigue con su trabajo en televisión, con Estoy vivo. Y ahí avanza que el rodaje de la segunda temporada le pillará en junio, cuando retomará su papel de Óscar Santos. Mes en el que coincidirá en una faceta muy diferente, la que emprende sobre los escenarios con Mueblofilia.
Si El club de los buenos infieles ya es una comedia desenfrenada, en esta que le llevará al Teatre Principal ya es casi punk. En este montaje dirigido por Rulo Pardo le toca interpretar a un hombre que se excita sexualmente con los muebles, tanto que mantiene relaciones sexuales con ellos.
Con trabajos como estos dos últimos, no es que afiance su lado más gamberro, puntualiza. "Eso ya lo hacía cuando empezaba con mi compañía Sexpeare", subraya. Si en aquella época sobre las tablas podía divertirse sin freno, el gran público lo iba conociendo en sus papeles más serios: desde Tesis a Los amantes del círculo polar. Y la popularidad que consiguió con estos marcó los papeles que fue recibiendo.
Él disfruta ahora que tanto su parte seria como la cómica se alternan en el imaginario del espectador. Con ellos refleja también una de las ideas que le preocupan, el prejuicio de cómo deben ser las películas hechas en nuestro país. "El cine español está preparado para ser lo que quiera", comenta. "Estoy cansado de ese prejuicio de si el cine español puede o no puede. Nuestra filmografía es capaz de hacer Alas de mariposa y Lo imposible, por citar dos extremos".
El actor recalca la diversidad histórica que hay en nuestro cine como una de sus riquezas y concluye que lo que hay que conseguir es superar el estereotipo respecto a su capacidad. "Nos pensamos demasiado lo que podemos hacer", señala.
Está producida por Fernando Bovaira y se ha hecho con la Concha de Plata a Mejor Interpretación Principal en el Festival de Cine de San Sebastián gracias a Patricia López Arnaiz