VALÈNCIA. El dibujante Eduardo Pelegrín Martínez de Pisón, conocido como Calpurnio Pisón (Zaragoza, 1959), falleció este jueves como consecuencia de un cáncer. El artista aragonés residía desde hace más de 20 años en València.
El nombre de Calpurnio, que ha colaborado en los últimos años con la revista Plaza y el diario Valencia Plaza, es inseparable de su popular personaje de cómic El bueno de Cuttlas, que comenzó a caminar por las páginas de revistas como El Víbora o Makoki, en El País, o, fuera de España, en las publicaciones Morning (Japón) o Animal (Brasil). Las últimas entregas de Cuttlas las publicó durante cinco años en la revista Plaza hasta finales de 2021. Aunque, eso sí, su primera parada fue el fanzine El Japo, un espacio de experimentación que acabó siendo cuna de su personaje más mítico.
En Culturplaza publicó también la serie Mundo Plasma, con un total de 88 viñetas.
Fue en la década de los 70 cuando, siendo todavía un niño, Calpurnio vivió su primer contacto con la que más tarde se convertiría en su profesión y pasión. No fue en un estudio ni un museo, sino en un bar de su Zaragoza natal, donde observó como un trabajador pintaba la cristalera del establecimiento siluetas de bocadillos y precios. "Ese día fui consciente de que los dibujos los hacía alguien. Por eso de pequeño quería ser pintor de bocadillos de calamares", explicaba en una entrevista publicada por Culturplaza.
Su trabajo en prensa ha sido clave, una trayectoria que comenzó en los años 80 con la publicación de distintos fanzines, labor que compaginaba con su trabajo en el departamento infográfico del periódico Heraldo de Aragón. Más tarde llevaría sus historietas a distintos medios, un listado al que sumó otras cabeceras como El País, 20 Minutos y Valencia Plaza. Como autor de cómics ha recibido numerosos galardones, entre los que suma el Premio de Cómic Ciutat de Palma, 2016 y Premio del Cómic Aragonés 2017. De igual forma ha protagonizado distintas exposiciones, como la que acogió la galería Pepita Lumier, en la que desplegó su Mundo Plasma.
Recientemente ha publicado las versiones ilustradas de los clásicos La Odisea y La Ilíada, de la mano de Blackie Books. "Durante casi dos años, llevó a cabo un impresionante trabajo de documentación: tenaz como era, llegó a saber más que nadie de ninfas y dioses, de armas y barcos, de héroes y batallas", han destacado desde la editorial, quienes han lamentado su fallecimiento, que califican de "cruel" noticia. "Sabíamos que estaba enfermo, pero nos daban esperanzas su incansable entusiasmo, y la fe y la ilusión con las que se sumergía en el nuevo proyecto que habíamos emprendido juntos, la edición de El libro del Tao, de Lao Tsé".