ALICANTE. Los cinco grupos políticos con representación municipal (PP, PSOE, Guanyar, Ciudadanos y Compromís) velan armas (dialécticas) para el desarrollo del debate sobre el estado de Alicante: un pleno sin propuesta de acuerdo concreta en el que cada formación debe ofrecer un diagnóstico sobre la situación (social, política, económica, etc.) en la que se encuentra la ciudad y cuáles pueden ser sus retos de futuro inminentes.
La sesión, que se celebra este jueves a partir de las 9:30 horas, tendrá el mismo formato que las dos ediciones celebradas a lo largo de este mandato. Cada formación tendrá un primer turno de exposición de 15 minutos y uno de réplica, posterior, por otros 10. Todos salvo el equipo de Gobierno, del PP, que podrá intervenir por partida doble: por un lado, a través de su portavoz (como el resto de grupos políticos) y, por otro, a través del alcalde, Luis Barcala, que tiene la prerrogativa de abrir y cerrar el desarrollo del pleno con sendas intervenciones. Se trata de una posibilidad que no utilizó su predecesor en el cargo, el socialista Gabriel Echávarri, durante el debate de 2016 (optó por guardar silencio), con el consiguiente malestar de sus entonces socios de gobierno de Guanyar y Compromís; de la que sí hizo uso un año después, en una sesión convocada el 22 de diciembre (a las puertas de las fiestas de Navidad) y ya con un gobierno del PSOE en solitario. Entonces, pidió perdón por sus errores y ofreció diálogo para pactar las grandes decisiones, pero sólo recibió peticiones de dimisión.
Por su parte, los ediles no adscritos, Fernando Sepulcre (exrepresentante de Ciudadanos) y Nerea Belmonte (exconcejal de Guanyar), también dispondrán de otra cadencia de intervenciones distinta: tres minutos en su primera alocución y dos en la segunda. Eso sí, quienes quedarán al margen del debate serán los ciudadanos: la Junta de Portavoces desarrollada este lunes rechazó la posibilidad de que pudiesen intervenir representantes de las asociaciones de vecinos para ofrecer su propio análisis, pese a la petición expresa formulada por Guanyar y Compromís.
¿Qué puede esperarse del desenlace de ese pleno, el último de esas características antes de que se celebren las elecciones municipales de 2019? Todo parece conducir a un escenario de confrontación entre dos bloques: PP y Cs, por un lado, y PSOE, Guanyar y Compromís, por otro. Es, como mínimo, lo que apuntan los últimos movimientos registrados en el escenario político nacional (con un principio de acuerdo entre PSOE y Podemos sobre los Presupuestos Generales del Estado que PP y Cs rechazan), así como el resultado del pleno municipal celebrado este lunes (en el que el PP logró el apoyo explícito de Cs para sacar adelante su propuesta de reforma fiscal y su abstención, junto a la del PSOE y Compromís, a su plan de inversiones).
De lo que no cabe duda es de que los populares van a tratar de poner en valor los tres acuerdos adoptados en la primera mitad de su atípico gobierno de un año de duración: la cancelación del Plan de Ajuste, la reforma fiscal (con una rebaja generalizada del 5% en el tipo impositivo del IBI) y ese paquete de obras por 12 millones de euros. Como el propio primer edil resaltó este lunes, los populares consideran que esas tres iniciativas "han salvado el mandato" tras tres años de supuesta inacción del ya extinto tripartito.
Es el último debate sobre el estado de la ciudad antes de las municipales de 2019, al que el PP llega con tres acuerdos que considera claves: fin del plan de ajuste, reforma fiscal y plan de obras
Salvo giro de discurso improbable, Cs tratará de insistir en la búsqueda de su propio espacio político, diferenciado tanto de PP como de los tres partidos que compartieron responsabilidades de gobierno hasta el pasado mes de noviembre. Es la línea que vienen manteniendo desde 2017, al secundar algunas de las iniciativas impulsadas por los populares (fundamentalmente, las que comulgan con su propio ideario, como la rebaja fiscal) y distanciarse de otras, en las que sus cinco concejales han sido especialmente críticos tanto con el PP, ahora, como con PSOE, Guanyar y Compromís, durante la vigencia del tripartito.
Por último, en ese frente, el conformado por las formaciones progresistas, se da por hecha la referencia a la supuesta falta de legitimidad del mandato del PP, con alusión directa al voto en blanco de la exconcejal de Guanyar, Nerea Belmonte, en el pleno de elección de alcalde del pasado abril. Así, habrá crítica obligada al transfuguismo; pero también recuerdo sobre la herencia recibida (más de 150 millones de deuda e intervención contable del Ministerio de Hacienda) y reproche sobre la presunta falta de trabajo del PP, al que los tres partidos sólo reconocen el logro de ejecutar algunos de los proyectos que ellos diseñaron durante su etapa al frente del Ayuntamiento.
Parece esperable que PSOE, Guanyar y Compromís puedan recriminar a Cs que no aprovechase la oportunidad de cerrar el paso al PP, en el pleno de elección de nuevo alcalde. La incógnita por despejar es, si entre las intervenciones de sus tres portavoces, habrá espacio para señalar las diferencias que dinamitaron su acción política en ese periodo de gobierno en común.