ALICANTE. El público está bien acostumbrado a ver obras de arte expuestas en museos o en sus lugares de origen, bien sean palacios o catedrales, espacios de exhibición dedicados a la alta cultura -en el mejor de los casos- en los que la obra encaja a la perfección. Sin embargo, los procesos de restauración del patrimonio poco tienen que ver con ese halo artístico, sino que se acercan más a esos laboratorios que muchos solo han visto a través de series de televisión, espacios en los que chocan realidades, la del pasado y el futuro, la del patrimonio histórico y la más avanzada tecnología.
Es por eso que, de vez en cuando, los trabajos de restauración dejan imágenes en las que parecen chocar de frente dos épocas. Tal es el caso del proceso de restauración que está llevando a cabo el Institut Valencia de Conservació, Restauració i Investigació IVCR+i, que se encuentra trabajando sobre una imagen de Cristo Crucificado procedente de la Parroquia de Nuestra Señora de Belén de la localidad alicantina de Crevillent, una pieza que cuenta con unas medidas aproximadas de 170 x 110 cm en las que se incluyen las de su cruz realizada en madera.
Para el mejor conocimiento de la obra se ha planteado desde el IVCR+i realizar a la imagen un análisis tomográfico (TAC) que llevó al Cristo Crucificado al Hospital Clínico Universitario de València, donde se encuentran ubicados los equipos tomográficos, un análisis que dará un diagnóstico del estado de esta peculiar obra, información clave para llevar a cabo más tarde los trabajos que requiera la pieza. “Con este análisis podremos obtener una valiosísima información a la hora de estudiar la estructura interna y la técnica de ejecución, analizar las condiciones de conservación y planificar los procesos de restauración de este Cristo Crucificado”, explican desde el IVCR+i.
La tomografía computarizada médica es una técnica de análisis que, aunque siendo específico su uso para la inspección del cuerpo humano, ha podido ser planteada en el estudio de obras de arte con el objetivo de hacer un diagnóstico “no invasivo” de la pieza en cuestión. Se trata, pues, de una técnica de análisis global basada en el análisis mediante imágenes, una herramienta que es clave en el trabajo de conservación y restauración del patrimonio cultural. Esta técnica permite obtener información sobre la técnica de ejecución empleada a partir de su estructura interna o identificar posibles grietas y fisuras.
Esta técnica empezó a utilizarse en el sector del arte en la década de los 80, siendo uno de los primeros diagnósticos en momias egipcias, un proceso que ya es habitual en el mundo del arte. De hecho, desde el IVCR+i se realizan de manera habitual TAC a piezas, como la predela del Centenar de la Ploma a su llegada a València. La singularidad de este Cristo Crucificado deriva del material con el que está hecho, pues aparentemente se trata de fibras vegetales, aunque aún está por definir dicho material, un tipo de esculturas son muy características de Latinoamérica por lo que se presupone que esta obra fuera traída de estas tierras.