ALICANTE. Los 350 herculanos presentes en Ponferrada son, sin ninguna duda, los héroes del 'play-off' 2019/20 en clave blanquiazul.
No obstante el resultado adverso de la ida y el largo viaje por carretera, no dudaron en desplazarse con toda la ilusión del mundo, haciéndose notar ya varias horas antes del inicio del choque y a lo largo del mismo pese a que el marcador invitaba aún menos a ser optimista.
A la finalización del partido, su entrega fue convenientemente reconocida por el vestuario blanquiazul que no dudó en acudir a la esquina de El Toralín donde se encontraban (la única en que durante toda la calurosa tarde no dejó de caer el sol), pero también por los aficionados locales que en los compases finales se arrancaron con un "Hércules, Hércules" durante varios segundos.
Si las caras, como no podía ser de otra manera, eran un poema entre los herculanos desplazados a eso de las nueve y media de la noche, las de los integrantes de la expedición oficial del equipo (que a diferencia de los sufridos aficionados, regresó a Alicante también en avión (vía Santiago) eran largas. Se pudo ver a futbolistas llorar sobre el verde de El Toralín, pero también era visible (ya en el descanso) el enfado de varios de los dirigentes blanquiazules presentes en el palco, especialmente de Juan Carlos Ramírez, mientras que el rostro de los Enrique Ortiz, Carlos Parodi y especialmente Javier Portillo era más de decepción.
El Hércules lo tenía imposible, después de 1-3 de la ida, pero no por esperado el no ascenso consumado en Ponferrada dejó de ser menos doloroso. La forma gustó poco, el fondo nada.
