El presidente regional del PP, Carlos Mazón, reivindica la figura de Rita Barberá en pleno estallido del llamado caso Taula, donde la Justicia ha iniciado el procesamiento de medio centenar -49- de cargos y asesores del PP en València por blanqueo de capitales y a propósito de la campaña electoral de 2015, la misma en la que los populares fueron desalojados del gobierno municipal y Joan Ribó se hizo con la vara de mando. Caso Taula: el pitufeo, los mil euros que luego te devolvían mágicamente en dos de quinientos. "¿Se puede confiar en el PP que ovacionó a Rita en la Plaza de Toros?", se preguntaba hace un par de días María Muñoz, la coordinadora de Cs en la Comunidad Valenciana. El jefe del Consell, Ximo Puig, más poético y prudente: "Nos retrae al paisaje del pasado". Tengo para mí que Puig es plenamente consciente del peso de Rita Barberá como icono de un amplio sector de la sociedad valenciana y que prefiere pasar de puntillas. No le conviene cebarse ahí.
Mazón: "Estoy harto de la campaña contra Rita". Yo no he sentido ninguna campaña contra Rita en concreto y prueba de ello es la prudencia de Puig, al margen de lo que puedan bramar sus socios de gobierno. Mazón: "Nos sentimos muy orgullosos de la València que construyó [Rita]". Peligroso argumento en tanto en cuanto lo que se juzga no son las acciones de doña Barberá, que en paz de descanse, la misma que encendía a las masas, al caloret, en esa mezcla de populismo/conservadurismo que tantos réditos electorales le proporcionó. Lo que se juzga es el pitufeo y la financiación, presuntamente ilegal, del PP.
Se entiende que don Mazón quiera hacerse camino en el cap i casal. Y de ahí lo de Rita (una política irrepetible). Pero abrir esa puerta es cuando menos arriesgado. No tengo ganas ni cuerpo de enumerar los mil asuntos de corrupción que han perseguido y persiguen al PP de la Comunidad Valenciana, casi todos centrados en la era Camps (y con Eduardo Zaplana como caso sobrevenido). Camps, el mismo que se llegó a identificar como portavoz y depositario de los designios históricos del pueblo valenciano [sic], una corrupción conceptual de tomo y lomo. No sé. Hay un proverbio sufí que dice que el silencio es una forma de sabiduría. Tal vez mejor olvidar el paisaje del pasado.
Sonia Castedo. Viene el diario Información contándonos con pelos y señales las cenas y homenajes que se celebran en honor a la ex alcaldesa de Alicante, absuelta del caso Brugal. Ahora le están preparando otra más gorda: una quedada en un conocido restaurante de Alicante con capacidad para 400 personas. Castedo, que no le dirige la palabra a Luis Barcala, ha rebrotado: Nino Llorens y Juan Seva, y otros, están que se salen. En algunos mentideros se da por hecho que doña Castedo va a montar un partido para las elecciones locales de 2023 e incluso se barajan horquillas, optimistas, de 2 a 4 concejales. Tienen como precedente de éxito a Gemma Amor en Benidorm. Sigamos con el cuento de la lechera: si el PP se mantiene o sube ligeramente, toda vez fagocitado Cs, y si el partido de las tres letras se mantiene, la señora Sonia podría tener la llave del gobierno municipal para mayor berrinche de Barcala (si es que repite de candidato, que será que sí).
Más cuento de la lechera: Sonia alcaldesa; se ve a sí misma con póquer y a Barcala con full, de Estambul. Fascinante duelo. Fascinante fantasía. De aquí a 2023 puede pasar de todo. Los promotores de la mega-cena, es decir la propia ex alcaldesa, lo niegan todo. Obvio. Juegan a póquer cubierto. Lo contrario sería de tontos. Por cierto, Gema Amor se alió, revancha, con el PSOE de Agustín Navarro.
Lo escribía ayer Cristina Medina, certeramente, el jaleo que se llevan en el PSOE de Elche a propósito de la caída de Alejandro Soler. Y también escribía que va a haber traiciones y cambios de paso. Ahí está la cosa. El exalcalde Diego Macià y Antonio Rodes, director general de la sociedad pública Proyectos Temáticos, están haciendo pinza de presión para que el alcalde, Carlos González, se empodere, y que se empoderen también los escasos concejales que son de su plena confianza, con Ana Arabid a la cabeza. No hay que olvidar que en la lista municipal de 2019 quien metió mano de verdad fue Alejandro Soler, secretario local del partido.
Ya ven a Soler como un Ángel Caído. Y ya están fabricando el argumentario. Por ejemplo: siendo José Luis Ábalos ministro, don Soler no dijo esta boca es mía en proyectos vitales para Elche, como la conclusión de la circunvalación sur o la conexión ferroviaria con el aeropuerto... o las reivindicaciones del agua. Missing. Le reprochan que lo único que ha hecho es politiquear, que no es lo mismo que hacer política. Y con estos argumentos, y otros, quieren cobrarse su cabeza. Soler, que se niega a hablar con los de Ángel Franco en la provincia, confía su destino político y sus expectativas, única y exclusivamente, en Ximo Puig. Es decir, juega solo a una carta, destronado como está Ábalos: ¿Y qué va a hacer Puig? Nadie lo sabe. Menos aún cuando en el congreso federal todos, incluido Felipe González, se dieron besos y abrazos: más aún, el sanchismo ya no quiere ser catalogado como tal. Difícil papeleta, la de don Alejando; aunque de peores ha salido ileso.