ALICANTE. La paella valenciana y el arroz alicantino guardan una liturgia tras el plato: se suele comer los domingos, en familia (o entre amistades) y, aunque cada paladar tendrá una casera favorita, lo cierto es que es un gusto comerla fuera de casa, en un restaurante con vistas al mar o a pie de montaña. Algo parecido pasa con la cachapa, un plato típico venezolano que no ha sido tan exportado como las arepas o los tequeños, pero que esconde historia, tradición y gastronomía.
Como la cachapa no pasó por la industrialización y la arepa sí, esta última es muy conocida, "pero la cachapa ya no se suele cocinar en casa, porque lleva un proceso mucho más elaborado. Por ello, cuando las familias quieren comer cachapa, se van a un restaurante. Pasa a ser como la paella o el arroz alicantino". Se lo cuentan a Alicante Plaza William y Alejandra, copropietarios de Sabolé (sabor + olé), un restaurante que no pasa desapercibido en Alicante ni por su comida ni por su color amarillo en el interior y en la fachada del número 7 de la calle General O'Donnell.
Al igual que las arepas, la cachapa también se elabora con maíz. La diferencia está en que las primeras el maíz se seca para poder hacer la masa, mientras que en la cachapa procede de una mazorca tierna que se desgrana, se muele y se hace una torta dulce que se rellena con queso y con diferentes proteínas", explican. Aunque el relleno tradicional es el queso de mano (artesanal, parecido al mozzarella), en Sabolé han creado la cachapa sabolera, un chorreo de queso Edam fundido, el pollo desmechado guisado y la mayonesa de la casa.
Aunque la cachapa es el plato que quieren convertir como "producto estrella", en la carta también cuentan con arepas, tequeños, sabobites (masa de maíz con queso latino rayado) o empanadas. Al preguntar sobre una posible ampliación del menú, responden que todavía queda cancha para hacerlo y adelantan que han colaborado con otro restaurante alicantino, Mr. Raclette, quien ha elaborado unas croquetas con plátano macho maduro (tradicional en Venezuela) para incluirlo dentro de la carta de Sabolé.
Para quitar la sed, el papelón con limón es la bebida tradicional venezolana, que procede de las panelas que forma la melaza que se extrae del jugo de la caña de azúcar. Además, se le agrega limón. También característico de Venezuela es el zumo de maracuyá o fruta de la pasión. Y, en el apartado de postres, uno que nació de William para terminar de conquistar a Alejandra: el brownie de chocolate. Aunque también cuentan con quesillo venezolano, carlota de limón o tequeños de Nutella.
Alejandra es abogada especialista en derecho aeronáutico y William, especialista en gestión de crisis en la aviación. Esos eran sus empleos en Venezuela, pero cuentan que, a raíz de la situación política y social, emigraron a España. Aunque al principio trabajaron en otros puestos, Alejandra convenció a William para montar un local de comida. "Le gustaba cómo cocinaba", declara William, quien confiesa que no es "ni chef ni cocinero", pero que cocina en casa "con el sazón tradicional familiar".
Así, decidieron abrir Sabolé, con un local que encontraron en pandemia y en el que ahora trabajan, además de la pareja, tres personas más. "Empezamos lentamente, poniendo dos tipos de arepas y un tipo de cachapa, porque antes estaba enfocado al servicio de cafetería". Son casi dos años creciendo en la cocina venezolana, pero ya se plantean abrir un segundo Sabolé dentro de la provincia de Alicante. "Cuando creamos la marca, pensamos en poder reproducir el concepto, la imagen, los colores y el nombre", exponen.
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