BENIDORM. Benidorm es una de las ciudades que tendrá que implantar la Zona de Bajas Emisiones para luchar contra la contaminación en el aire. Y como población que supera los 50.000 habitantes, tendrá que ser efectiva en 2024. Para ello han trabajado en los últimos años, dando el último empujón y definitivo en la actualidad. El objetivo es que para finales de año se haya hecho el cambio completo para dar cumplimiento a la Ley de Cambio Climático y Transición Energética que se aprobó en 2021.
El concejal de Movilidad, Francis Muñoz, explicó a este diario que en las últimas semanas están preparando la campaña informativa para que llegue a la población toda la serie de cambios. Al mismo tiempo, han retomado las actuaciones pendientes después del parón por la temporada estival. Es el caso de la colocación de los controles de entrada, la medición de la calidad del aire, etc.
Como es sabido, la Zona de Bajas Emisiones divide el mapa de Benidorm en tres zonas: Poniente, Centro y Levante. En las calles seleccionadas no se podrá entrar con otro vehículo que no tenga pegatina ECO. Eso sí, como cada norma, tendrá excepciones. Será el caso de aquellos vecinos que tengan que acceder a su propiedad, además del transporte colectivo, de emergencias, o aquel que consiga el permiso, como son los turistas que tengan que acceder a los alojamientos turísticos o los clientes del comercio local.
Tal y como recuerda Muñoz, Benidorm parte con ventaja en ciertos aspectos, como la apuesta por la peatonalización de varias vías que han conseguido que los ciudadanos adapten sus itinerarios sin pasar por viales tan importantes como calle Gambo, el paseo de Levante o el casco histórico. Sin embargo, hay calles que harán su transición ahora, como puede ser la avenida del Mediterráneo en su tramo renovado (desde Europa hasta la plaza de la Hispanidad), así como la avenida de los Almendros o Ruzafa. De esto último hay precedentes cercanos, como la peatonalización de la calle Tomás Ortuño hace apenas seis años.
De momento, los ciudadanos todavía no tienen que mover ficha. El edil explicó que están trabajando en el Ayuntamiento para cruzar los datos del padrón y cuadrar todos los sistemas de control. El objetivo es que después de Fiestas Mayores Patronales de Benidorm, es decir, a mediados de noviembre, comiencen a activar las restricciones, de manera escalonada y para que a finales de año esté al completo.
Llegados a este punto, quedan dos cuestiones pendientes: las multas y las alternativas al coche que ofrece la ciudad. Sobre lo primero, el concejal aclaró que se penalizará a aquellos que no estén autorizados y hayan sido reincidentes, es decir, que no se deba a un despiste. Todo ello con el fin de contribuir al respeto por el medioambiente. En cuanto a las alternativas, el edil indicó que tanto en Poniente como en Levante hay rutas paralelas a los paseos que permiten que el tráfico pueda ser absorbido. Además, en los últimos años han ido creando parkings como el edificio en altura de Armada Española, además de aquellos más alejados con la intención de que se usen para trasladarse después en autobús.
Precisamente, el bus urbano tiene un funcionamiento deficitario, reconocido por el propio concejal. Un servicio que depende de la Generalitat Valenciana y para el que llevan años reclamando modificaciones para que sea más útil a la ciudadanía residente. Con el cambio de gobierno autonómico, ahora con el PP al mando, auguran que estos cambios se puedan ejecutar más pronto que tarde.