ALICANTE. Los profesores Miguel Ángel Vega y Juan Antonio Albaladejo son los coordinadores de un nuevo ciclo de la Sede Ciudad de Alicante de la Universidad de Alicante (UA), dedicado a La movida cafeteril europea. El ciclo comienza este miércoles, 25 de octubre, a las 18 horas, en las instalaciones de la sede en la calle San Fernando, con tres sesiones que realizarán un recorrido histórico por el café literario y artístico y expondrán cómo el café pasó de ser un lugar de mero disfrute gastronómico a ser un punto de referencia, hervidero de reunión y tertulia social.
Las sesiones abordarán la actividad llevada a cabo en cafés míticos, como el Caffé Florian, el Greco, el Pedrocchi o el Chat Noir. Los organizadores afirman que "Para recordar y hacer justicia a los méritos del café y como invitación a recuperar presencialmente este espacio de cultura, presentamos en este ciclo de conferencias la entidad e historia de una institución acreedora, como el teatro, la biblioteca o el museo, del respeto y la investigación de la gente de cultura".
Vega y Albadalejo explican que, desde que, a finales del s. XVI, el jesuita madrileño Pedro Páez probara en la corte etíope la bebida energizante obtenida de la coffea arabica, hasta que en 1683 se estableciera en la Singerstrasse vienesa la "supuesta" primera "Kaffeesiederei", el Hof zur blauen Flasche (Patio de la botella azul), el germen de lo que sería la institución "cafetería", pasaron casi 100 años hasta que el café entró en el círculo selecto de bebidas rituales de convivencia social en Europa, categoría reservada hasta entonces al vino o a la cerveza.
La trayectoria de la institución iniciada por el polaco Kolzitsky fue, desde entonces, meteórica, fulgurante. De mero disfrute gastronómico pasó a ser además punto de referencia y hervidero de reunión y tertulia social. Frente a la bulliciosa bodega medieval, pronto degenerada en impersonal "barra", el café, convertido ya en el espacio de disfrute de la bebida que le dio nombre, acogía una voluntad menos orgiástica y más reflexiva de disfrute social. Ayudaba a incubar ideas, proyectos, programas, tertulias, conjuras, movimientos...
Tras el establecimiento de la Singerstrasse, se abría en 1720 el Caffè Florian en la Plaza San Marco de Venecia; en 1760 en la Via Condotti romana el Café Greco, visitado por Goethe; y en 1831, el Pedrocchi de Padua, "café sin puertas", pues permanecía abierto las 24 horas; en 1825, un confitero vienés establecía en Unter den Linden el Kranzler berlinés; y en 1847 y 1860, respectivamente, el Griensteidl y el Central vieneses pusieron las bases para lo que después serían dos catedrales de la literatura austriaca; hacia 1881, el Chat noir parisino, de efímera existencia, albergaba las sombras chinescas de Rodolphe Salis; hacia 1910 el Café Louvre de Praga, frecuentado por Einstein y cerrado más tarde por los comunistas, empezaba a competir con el ya maduro Slavia, de 1884, a la hora de ofertar una selecta pastelería como acompañamiento; a partir de 1914, la "botillería" madrileña el Pombo (c/ Carretas), se convertía en espelunca de la vanguardia española...
Multitud de ellos pronto se convirtieron en centro de referencia para la creación, charla, evasión o mera coexistencia presencial, que no convivencia, de una intelectualidad más bien bohemia, que hizo de la cafetería un antro donde fermentaba y curaba, como en la bodega el vino o el queso en la cava, un espíritu crítico, artístico, poético o político. Este encontraba en la penumbra del café un ambiente laico de recogimiento, similar al de la celda monacal. Aquí surgieron empresas y obras del espíritu europeo decisivas para el desarrollo cultural del mundo.
Miércoles 25 de octubre de 2023
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