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el sur del sur / OPINIÓN

Alicante perdido; Elche, pinta mal

22/04/2018 - 

El PSPV está herido, desquiciado, se siente traicionado...aunque mal hará en reconocer que es parte por sus propios errores, sobre todo, en Alicante ciudad, por la gestión de la crisis generado por las imputaciones del ex alcalde, Gabriel Echávarri; la falta de liderazgo y por no haber medido bien los tiempos. El problema de Alicante cundió a sus anchas y se apretó el botón del pánico sin tener los 15 votos, algo que había utilizado en reiteradas ocasiones el propio Echávarri para alargar la agonía de su dimisión.

Los socialistas sólo encuentran comprensión en una cuestión. Ciudadanos les ha dejado tirados. Cuando los totems socialistas buscaron a al formación naranja en les Corts, lograron el sí para respaldar el relevo de Echávarri en la Alcaldía -Gabriel quedaba como concejal sin sueldo ni competencias-, pero el misil del caso de la financiación irregular del PSPV y Bloc dejó a Ciudadanos sin argumentos para el voto afirmativo. Quizás el motivo para airear la cuestión de la financiación fue ése por parte del PP, y no otro, visto el tiempo que llevaba la causa en los juzgados: cortar de raíz cualquier atisbo de respaldo naranja al relevo socialista. 

Pero si tienen oportunidad de ver el artículo de la Revista Plaza sobre la dimisión de Echávarri, podrán comprobar que Puig vino de Bruselas y ordenó apretar el botón del pánico con fecha de caducidad, el 9 de abril, sin tener los votos necesarios que le exigían una parte del entorno de Presidència. Después salió el escándalo y nadie se atrevió a pensar que quizás faltaba lo más importante: el voto 15. Más tarde ya vino el hábil movimiento del PP de posicionar al otro tránsfuga, Fernando Sepulcre, para que la pelota quedara en manos de Nerea Belmonte, y quién sabe si también de Elsa Martínez, su principal asesora en esta cuestión.

En estos momentos, sólo las encuestas autonómicas, como la que publica Alicante Plaza, son el consuelo de los socialistas para comprobar que no habrá un tsunamí, o incluso que se puede mantener el Gobierno del Botànic, según se mire, pero lo de Alicante necesita un plan de choque con la misma agrupación socialista, un tutelaje consensuado con la vista puesta en 2009 y el reto de que hay determinados errores que no se pueden repetir, más allá del fallido relevo en la Alcaldía. Alicante debe ser tenido en cuenta por el PSPV y trabajar de manera coordinada para buscar el mismo objetivo, pero con un impulso importante en las personas que deben liderar la nueva oferta.

Barcala, la oportunidad de un luchador

De manera provocada, por los errores de la izquierda, o buscada con los movimientos de la financiación irregular del PSPV, la cuestión es que el PP se ha encontrado con la Alcaldía de Alicante, algo impensable hace meses cuando sólo pensaban asumirla por imperativo legal. Al PP le han dado un balón de oxígeno. Y de la sensación de que Luis Barcala, que vivió el hundimiento del PP con Sonia Castedo, de que ahora sólo con la humildad y el trabajo se podrá recuperar parte del terreno perdido. Barcala sabe que es una oportunidad y la va a aprovechar, no sólo para repetir como candidato, algo que se dio por hecho el mismo jueves de la elección, sino para reivindicarse dentro del PP, donde no soplan viento a favor en las encuestas. También aprovechará la ocasión para tener más visibilidad y reconocimiento Carlos Castillo: Alicante es una buen escaparate para reivindicarse como el hombre de los números en el PP. Del resto del equipo lo iremos viendo día a día. Unos vienen con más experiencia que otros.

Ahora bien, lo que sí va a dejar negro sobre blanco es saber quienes han sido los verdaderos obstáculos que ha tenido el tripartito de izquierdas para sacar proyectos importantes. La mejora de la limpieza y el hipotético pago de más dinero a la contrata, UTE Alicante -recordemos, participada por Enrique Ortiz- será el principal caballo de batalla. Quienes conocen bien el problema saben que es parte de la solución, pero tan importante es la solución cómo saber aplicarla. Y ahí sí que se la juega Barcala: el PP no puede caer en los vicios de la prepotencia del pasado por razón que se tenga. El panorama político está muy fragmentado.

Ximo Puig visita hoy Alicante para hacer terapia de grupo. Debe levantar la moral de la tropa. El pérdida de Alicante debe servir para hacer autocrítica. A ello, se suma otro problema: el alcalde de Elche, Carlos González, también ha quedado tocado tras la asamblea del PSOE de Elche de esta sábado. Si hace semanas hablábamos de que Puig podía ganar Alicante -con la dimisión de Echávarri- y perder Elche, con la derrota de González, al final se han dado los dos escenarios. Hoy el panorama es peor que hace semanas: aunque nos se cuestione la figura del alcalde ilicitano (o sí), Ximo Puig tiene un problema en el sur: sus aliados en el congreso provincial para aupar a José Chulvi le han derrotado en la tercera ciudad de la Comunitat Valenciana. Alejandro Soler va a reivindicar su derecho de pernada en las futuras listas. Los sanchistas han derrotado al establishment en Elche, donde las encuestas tampoco acaban de confirmar una mayoría de izquierdas que permita apuntalar el Gobierno entre PSPV y Compromís. Lo que se maneja en los mentideros es que un sondeo da una mayoría al centro derecha si se sumaran los hipotéticos resultados del PP (8) y Ciudadanos (7). Avisados estaban en Blanquerías y no se quisieron tomar medidas con el DOCV en la mano.

Pues nada, otra mesa de análisis para Puig. Alicante, de momento, está perdido; Elche, pinta mal


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