VALÈNCIA. El pasado 7 de agosto se hacía pública la información del cierre temporal de la playa del Portet de Moraira debido a la mala calidad del agua para el baño. Con esta son tres las playas que se han visto obligadas al cierre este verano en la Comunidad Valenciana. Motivos de contaminación hay muchos pero, en temporada veraniega, la causa principal suele ser la presencia de aguas residuales en el mar con la consecuente contaminación fecal.
Pero el problema no afecta solo a la costa levantina sino también a pequeñas localidades costeras de toda España equipadas con la infraestructura necesaria para abastecer a su población habitual pero no para responder ante la llegada masiva de turistas. Se suma a ello el hecho de que todavía persisten en España localidades carentes de sus sistema adecuado para depurar las aguas residuales. Por esto motivo, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea acaba de poner a España una multa de 12 millones de euros en un largo proceso judicial que afecta a 17 localidades. De ellas 3 corresponden a la Comunidad Valenciana: Benicarló, Peñíscola y Teulada-Moraira. La normativa europea exige desde el año 1991 a aquellos municipios con más de 15.000 habitantes a disponer de plantas depuradoras y sistemas de tratamiento de aguas para prevenir vertidos contaminantes a los ríos y al mar.
“El sistema principal para depurar las aguas del mar sigue un proceso biológico -explica el ingeniero Javier Colmenarejo Martínez - pero no siempre se produce de manera inmediata”. Colmenarejo es, junto a Javier Moya, fundador de la startup Sea Water Analytics. Su objetivo a largo plazo es convertirse en certificadora del sello de calidad de mar de los municipios turísticos y usarlo como diferenciador de destino turístico de calidad de la misma forma que ahora se utiliza la bandera azul, más atenta a cuestiones de infraestructura.
Apoyándose en tecnologías como Big Data o Internet de las Cosas (IoT) en Sea Water Analytics monitorizan el mar mediante la instalación de sensores que miden todos los parámetros de calidad del agua de la costa. Establecen luego correlaciones y, como consultora, recomiendan medidas de corrección y preventivas a los distintos Ayuntamientos. Pero además de aplicar data science, realizan lo que denominan “análisis de sentimiento del turista”. Para ello recaban todas las opiniones vertidas por éstos en las redes sociales y han desarrollado una app para consultarles directamente sobre aspectos como el olor de la playa o el color y la temperatura de las aguas, al objeto de involucrarles en las mejoras.
El primer piloto lo están llevando a cabo en la localidad de Xàbia cuyos resultados se darán a conocer a finales de septiembre o comienzos de octubre.
Pero, ya se ha dicho, no siempre es una infraestructura deficitaria la causa de la contaminación. Según la organización ecologista Greenpeace, “hasta 12 millones de toneladas de plásticos entran en los océanos cada año, ahogando los ecosistemas, provocando daños a la fauna y entrando en la cadena alimentaria”.
Combatir la invasión de plásticos en el mar es el objetivo que persiguen en Sea2see. Impulsada desde Barcelona por el belga François van del Abeele, la organización produce gafas de sol a partir de plásticos, redes usadas, sedales, cabos u otros desechos vertidos al mar reciclados. Es la idea que se le ha ocurrido para dejar los océanos libres de plásticos.
Las redes abandonadas representan una de las principales fuentes de contaminación marítima además de acabar con la vida de millones de animales una vez que se desenredan en su deriva. Para mitigar el problema Sea2see ha distribuido más de un centenar de contenedores por 30 puertos de España con el propósito de que los pescadores depositen en ellos sus desechos. Cada día recogen un promedio de 1000 kg de este material que posteriormente trasladan a su planta para seleccionar lo aprovechable. Una vez reciclado, lo utilizan como materia prima enviando los plásticos óptimos seleccionados a Italia para la producción de estas gafas nacidas del mar.
El proyecto fue llevado hace unos meses a las Naciones Unidas a través del viceprimer ministro belga, Didier Reynders, quien, además de lucir las gafas, utilizó el ejemplo de Sea2See para ilustrar el potencial de las iniciativas de reciclaje de residuos marinos.
Los pescadores son los principales espectadores del escenario cada vez más devastador que ofrecen los mares. Pero tampoco ellos están exentos de culpa. La sobreexplotación es otro de los problemas que aquejan al mar. Según Carlos Álvarez Flores, consultor medioambiental y apoyándose en la opinión de otros expertos, “si seguimos sobreexplotando nuestros mares y océanos a este ritmo, estaríamos en peligro de extinguir para el año 2050 la mayoría de las especies que hoy comemos”.
Algunos de ellos se han vuelto ya contra de la pesca industrial con prácticas como el arrastre como Antonio García Allut, profesor de antropología, fundador de la Fundación Lonxanet y premio Ashoka en España. El objetivo de su organización es fortalecer a las comunidades que ejercen la pesca artesanal involucrando a todos los profesionales del sector pesquero “en propuestas, proyectos y acciones basados en criterios de sostenibilidad y participación social”. También García Allut es de la opinión de que estamos pescando por encima de la capacidad que tiene el mar para regenerarse y que políticas como la de las cuotas pesqueras arbitradas desde la Unión Europea, mas que eliminar el problema lo acrecientan.