La historia es siempre un campo de batalla. Por la historia se guerrea, se discute, se polemiza.
Siempre se afirma, acertadamente, que es necesario conocer nuestros errores anteriores para no repetirlos. La historia es maestra de la vida.
En este artículo deseo sin embargo ir un poco más allá y explorar otros motivos que vuelven cruciales nuestros relatos compartidos sobre el pasado. Aunque nos parezca extraño escucharlo, la historia también nos puede unir, nos puede ayudar a cohesionarnos como sociedad y a actuar de manera más coordinada, con objetivos comunes.
A mi modo de ver construir este tipo de historia compartida es posible en nuestra terreta, en nuestra provincia de Alicante. Siempre he afirmado que nuestras comarcas alicantinas tienen un importante peso económico y poblacional en el marco general español pero no lo aprovechan adecuadamente para conseguir un peso político acorde con su fuerza social real.
Una narración colectiva bien trabada sobre nuestro pasado podría ser una de las múltiples soluciones que sirvieran para superar esta dificultad vital. Hemos de convencernos de una cosa: todos somos uno, vamos en un mismo barco, tenemos muchos intereses en común.
¿Se ha escrito esta historia alicantina unitaria, motivadora? En mi opinión por ahora la respuesta es no. De la misma manera que cada ciudad de la provincia hace la guerra por su cuenta, cada urbe ha escrito su propia historia, centrándose únicamente en lo que ha ocurrido dentro de ella y despreciando los numerosos elementos comunes.
Pongamos un par de ejemplos. Hablemos un poco primero de la capital, Alicante. Creo que gracias a la creación de la Universidad de Alicante en 1979, los estudios sobre la villa del Benacantil aumentaron ostensiblemente. También el quinto centenario de la concesión del título de ciudad a Alicante celebrado en 1990 supuso un gran avance para la historiografía local ya que se investigó y publicó mucho sobre el pasado alicantino.
Sin embargo, me da la impresión de que en los últimos treinta años se ha hecho menos de lo que se debía para seguir incrementando nuestro conocimiento sobre esta ciudad.
Viajemos ahora hasta Elche para dar dos pinceladas sobre el avance en la historiografía ilicitana. La creación de la Cátedra Pere Ibarra en la UMH o la muy buena labor de Museo Arqueológico y de historia de Elche (MAHE), han supuesto una franca mejora en el conocimiento de los tiempos pretéritos en la ciudad de las palmeras pero aún queda mucho por hacer, por ejemplo en materia de historia política de los siglos XIX y XX.
El panorama es similar en las demás ciudades importantes de la provincia como Dénia, Villena, Elda, Alcoy por citar solo unas cuantas. Se avanza y se conoce mejor cada día la historia de cada localidad pero producimos un saber fragmentado en artículos demasiado especializados y divulgamos muy poco la historia local, que queda demasiado como una esfera reservada a los eruditos de cada villa.
Voy concluyendo. El objetivo de este artículo es simple: quiero recordar desde estas líneas que debemos seguir investigado sobre historia local, comarcal y provincial. Además hemos de hacer un esfuerzo por divulgar los resultados de nuestras investigaciones.
Debemos también, por el bien de todos, trascender la mera historia local para producir un relato alicantino completo, que cree una historia común y nos sirva para entender que los alicantinos formamos un todo unitario que, dentro de los espacios políticos valenciano y español, tiene como reto ser articulado y coordinado.
Necesitamos una historia común que fundamente un nuevo alicantinismo. Hemos de superar nuestra tendencia inveterada al localismo, a la guerra contra el pueblo de al lado. Desde la terreta tenemos que producir una historia nueva, más cohesionada y solidaria que nos invite a actuar unidos por un futuro mejor. ¡Adelante!
Antonio Adsuar es creador del proyecto-blog www.alicantinismo.com