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Richard Shepard: “Vivimos un gran momento para los contadores de historias en el audiovisual”

El ganador de un Emmy por Ugly Betty y también director de algunos de los capítulos más míticos de Girls presenta estos días en La Cabina su mediometraje Tokyo Proyect. Aprovechamos su paso por València para hablar de cómo la pujanza de las series está influyendo en la industria cinematográfica y, por supuesto, de su cinta estrenada en Europa en el festival y protagonizada por la multipremiada Elizabeth Moss (Mad Men, Top Of The Lake, The Handman’s Tale)

18/11/2017 - 

VALÈNCIA. Richard Shepard (Nueva York, 1965) se pasea estos días por València con un mediometraje bajo el brazo: Tokyo Project. Ganador de un Emmy como mejor director de Comedia por el piloto de Uggly Betty llega risueño porque esta película estrenada en el festival de Tribecca es algo así como un capricho "de estudiante". Una parón en mitad de su consolidada carrera como realizador para grandes series de televisión, entre las que destacan una docena de episodios para Girls. Algunos de ellos, entre los más celebrados por parte de los fans de la serie ideada y escrita por Lena Dunham. Ha sido ella misma quien le ha producido el gustazo que, gracias a su posición en la boyante industria de la televisión bajo demanda estadounidenses, le ha llevado a contar como protagonista con la multipremiada Elizabeth Moss (Mad Men, Top Of The Lake o The Handman’s Tale, Queen of Earth o Listen Up Philip).

-Inició su carrera como guionista y director de cine. ¿Cómo ha cambiado la industria de Hollywood desde los 90 hasta el día de hoy?
-Todavía se producen muchas películas, pero la manera en la que se invierte el dinero ha cambiado. Ahora todo se condensa en dos áreas: las grandes producciones, del tipo películas de superhéroes, y las películas de muy bajo presupuesto. Ha desaparecido la zona de nivel medio de inversión. Estamos viviendo un momento raro porque no se invierte en toda ese capa que antes era la base de la industria del cine. Ahora todo se polariza en esas dos áreas y las de gran presupuesto gastan mucho dinero en publicidad, a veces parece que tanto como en la producción. Por eso las opciones para hacer películas son distintas, porque puedes optar por hacer algo de bajo presupuesto y esperar que alguien lo compre, como sucedió con Moonlight (de Barry Jenkins; 4,5 millones), que es una gran película, o puedes esperar durante bastante tiempo para lograr hacer algo muy grande.

Fotos: EVA MÁÑEZ

-Desde hace más de una década no ha parado de trabajar para series de televisión como director. ¿Cómo está influyendo la explosión de los contenidos bajo demanda y multiplataforma en todo el mundo en el cine estadounidense?
-El audiovisual vive un gran momento para los contadores de historias. Hay un gran número de plataformas y lugares donde los storytellers pueden contar historias. Esa explosión de canales es una gran noticia para los profesionales, pero sobre todo para el público porque tiene más que elegir en más sitios donde elegir.

-En este momento de madurez y buena posición en su carrera ha hecho un parón para rodar un mediometraje en Japón. Hablemos de Tokyo Project, pero antes, ahora que presenta su obra en el Festival Internacional de Mediometrajes La Cabina, ¿qué le parece que haya un festival dedicado en exclusiva a este formato?
-Es genial porque yo creo una película debe tomarse el tiempo exacto que necesite para desarrollar su historia. Ni más ni menos. Hay festivales a los que no se accede con una obra porque no dura un mínimo. Por contra, que exista un festival internacional a propósito de esa duración da a entender que hay películas de gran calidad y eso es independiente a la duración que tengan.

-Unas pocas personas, una cámara, sus lentes y una historia. Tokyo Project parece algo así como el proyecto de un estudiante en manos de un director consagrado.
-Es gracioso que digas eso porque yo siempre he dicho que Tokyo Project ha sido la película de un grupo de estudiantes, con la salvedad de que todos sabíamos bien lo que hacíamos. Cabíamos en dos furgonetas en Tokyo. En muchas ocasiones rodábamos en localizaciones sin permiso. Precisamente, por todo eso, la energía ha sido muy diferente a la que se vive en un set profesional. Ha sido revigorizante para mí.

-Algunos de los momentos más interesantes del film tienen que ver con la intimidad de la pareja protagonista (Elizabeth Moss y Ebon Moss-Bachrach). ¿Hasta qué punto ese tipo de producción beneficiaba a la historia?
-Normalmente en los rodajes en los que trabajo hay unas 50 personas a tu alrededor. En este caso, en algunas tomas estaban los dos actores, el cámara y yo. Eso marca una diferencia increíble porque se puede 'tocar' esa intimidad. Además, la dinámica ayudaba. Pasábamos juntos 12 horas rodando, cenábamos, nos íbamos de copas, pasábamos la resaca juntos, nos recuperábamos con el café de la mañana. Esas sensaciones de intimidad se han logrado gracias a eso. Ha sido mágico.

-¿Es una lección al respecto que tratará de incorporar en sus rodajes?
-Por supuesto, está claro: con equipos más pequeños puedes alcanzar más libertad. Lo quiero trasladar a mis próximas producciones. En los rodajes de series o pelis en los que trabajo, a veces, hay cuatro trailers al lado de la cámara. Cuando quieres hacer un movimiento, hay que moverlo todo. Todo es un problema. Cuando sólo unas una cámara, todo es más fácil. Las nuevas tecnologías han aportado mucho a nuestro trabajo, aunque no todos lo están aprovechando. Por ejemplo, Steven Soderbergh es uno de los que mejor aplica esta filosofía y yo estoy de acuerdo con ello.

-Tokyo Project también habla de cómo nos comportamos al viajar. Más todavía al viajar solos.
-Parte de viajar consiste en reinventarse. Reinventarse en quien realmente eres, a veces. Estas lejos de tu familia, lejos de tus amigos. Los protagonistas de Tokyo Project se conocen como extraños, pero hay una conexión más profunda precisamente por eso, porque están siendo más ellos, quizá. Quería atrapar esa manera que sucede en los viajes. Todo se magnifica y las relaciones son más intensas.

-¿Por qué Tokyo?
-Quería contar una historia de amor y Tokyo es el lugar perfecto porque, a la vez, viven millones de personas y existe esa sensación de soledad romántica. Es una ciudad muy romántica.

-El mediometraje parece querer atrapar la idea de lo efímero de la felicidad, un instante que se refleja en el film y al que la protagonista parece no querer aferrarse. 
-En un metraje corto tienes que lograr que un solo momento impacte como lo haría todo un capítulo en una novela. Esto es cine y tienes que lograr ese efecto. Como te has dado cuenta, no hace falta extenderse. En gran medida, con esta obra quería recuperar las sensaciones de una pareja cuando se conoce por primera vez, cuando se miran por primera vez, recuperar la magia de esa primera cita. Y nada más... aunque Elizabeth quiere que hagamos una secuela [ríe].

-Aunque hace años que parece haber alcanzado una plenitud total como intérprete, este ha sido un año de consagración al máximo nivel para ella (Emmy a la mejor actriz por The Handman's Tale tras siete nominaciones por Mad Men). ¿Cómo ha sido poder rodar y estrenar una película este 2017?  
-¡Soy muy afortunado! Es increíble trabajar con ella en este momento de su carrera. Sin duda, es una de las mejores actrices del panorama actual y está viviendo un gran momento porque tiene el control de la situación: elige los papeles que quiere hacer y con quien quiere trabajar. Por eso, compartir con ella este momento me llena de felicidad. Y es un ser humano encantador.

-¿Cree que todavía estamos lejos de ver su techo como actriz?
-Totalmente. Es capaz de cualquier cosa.

-¿Qué hay de sus planes como cineasta? ¿Lo combinará con su carrera como director en series de comedia?
-Me gusta hacer televisión y me gusta hacer cine, pero cuando he hecho cine he escrito las películas. Ambos mundos se complementan para mí, pero en televisión digamos que... sólo soy un director. Si no pasa nada, esta primavera rodaremos mi primer largometraje en más de cinco años. Es una historia que he escrito para Allison Williams (Girls) así que cruzo los dedos para que nada se tuerza y pueda volver a estrenar película muy pronto.

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