ALICANTE. Cuando salió al escenario su público ya la esperaba desde hacía un mes. Y es que la primera convocatoria del concierto de Nathy Peluso estaba prevista para el 29 de julio, pero el coronavirus ha dejado claro que no discrimina a nadie y la cita se tuvo que aplazar por posible covid dentro del equipo. En esta segunda fecha, el jueves 2 de septiembre, la artista argentina cumplió con lo prometido: gozar -y hacer gozar- del ritual de la música. Una meta que también ayudaron a alcanzar los cañones de humo, los juegos de luces y los ventiladores que azotaban la melena de la sandunguera.
Así de eléctrico aterrizó Calambre Tour en Alicante, un evento que tuvo lugar en la plaza de toros de la ciudad, dentro del ciclo La plaza en vivo. Allí fue donde, durante dos horas, la cantante interpretó una playlist para celebrar, en mayúsculas y como un guiño al título de la apertura de su álbum y de su concierto, Celebré. Tras esta introducción, se desencadenaron los once temas restantes del disco homónimo a la gira, Calambre (2020), saltando por géneros como el hip-hop, la salsa, el jazz o el soul.
Con protagonismo de la parte instrumental durante todo el directo, se fueron sucediendo Sana sana, Buenos Aires, Amor salvaje, Sugga, Puro veneno y creaciones anteriores de la artista como su mítica Corashe, Gimme some pizza; Natikillah o su sobrenombre, La sandunguera. Tampoco faltó a la cita el exitazo junto al productor argentino Bizarrap, no presente en el bolo para lástima de muchos y muchas. Con este repertorio, Nathy Peluso no tuvo tregua para el descanso; es más, lo rechazó cuando unió al canto el baile.
A través del lenguaje corporal fue distribuyendo sus movimientos a lo largo del escenario, haciendo gala de sus cualidades bailarinas y de su contoneo sensual y habilidoso. Todo ello enfundada en un mono elástico de estética eléctrica y futurista diseñado por el joven barcelonés Sergio Castaño. Con este modus operandi, la cantante internacional metalizó el estilo urbano, vistiendo de guitarra eléctrica sus ritmos latinos, aunque sin olvidar la trompeta, el trombón y los tambores y, eso sí, con mucho movimiento de cabeza y melena a lo heavy metal.
En la -falsa- despedida, la argentina y su banda salieron del escenario por unos minutos, pero su público de fanathycos y fanathycas no los dejaron marcharse sin completar el repertorio que venían buscando. Así, las súplicas de Mafiosa inundaron la plaza antes de que Delito perreara el corazón en forma de primer bis. A ella le siguió la poderosa Business Woman; el nuevo y muy pedido single, Mafiosa, y el sentido Agarrate para cerrar -esta vez sí- el concierto en el que el cielo dio tregua frente a la lluvia. Nathy Peluso demostró tener "el canto metío en su alma" (Arrorró dixit) y merecerse la fama que se ha ganado y la respalda.