EN LA FRONTERA / OPINIÓN

Movimiento no, movimientos; colectivo no, colectivos

7/03/2021 - 

Las palabras colectivizadoras me suelen poner los pelos de punta por la sencilla razón de que totalizan la realidad social. Y reducen a las personas a mera masa anónima. No es plan ahora de reivindicar, cien veces más, la lectura de La sociedad abierta y sus enemigos, de Karl Poper, alertándonos contra el tribalismo colectivista, el mismo del que tuvo que salir por piernas por obra y gracia de la Alemania nazificada. Pues bien, allá que va la subdelegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Gloria Calero, y suelta lo siguiente: "El movimiento feminista es muy reivindicativo"; a propósito del Día de la Mujer. Lo suelta ella y los sueltan muchas más. No y no. La diversidad del feminismo es infinita, tan infinita como las miles y cientos de miles de personas que nos consideramos feministas. Movimiento no, movimientos. Y en los movimientos, siempre las personas.

Todos, todas y todes podemos estar de acuerdo en la célebre máxima de Simone de Beauvoir "La mujer no nace, se hace", resumen de ese pedazo de compendio que es El Segundo Sexo (1949), base de todos los feminismos (plural) contemporáneos. Es lo que ha debido entender Julia Parra, vicepresidenta de la Diputación de Alicante y concejala de Igualdad en su pueblo, Sant Joan, al negarse a distribuir el cartel de Mónica Oltra, consellera de Igualdad, a propósito del Día de la Mujer, "Les Imprescindibles", con fotos de mujeres aguerridas, alguna con el puño en alto, alguna racializada; todas muy "empoderadas"... No voy a hacer semiótica visual del póster, que tampoco me parece tan mal, por cierto. Podía ser más plural: eso es lo que ha querido entender doña Parra, supongo, en un gesto que en el fondo tiene algo de reclamo certero: señoras feministas, también existimos las feministas corrientes y molientes. También existimos las feministas de centro-derecha y somos igual de víctimas que las demás de los efectos devastadores del hetero-patriarcado, del terrorismo machista, de la brecha salarial, del ninguneo, del "mari, deja que lo explique yo que de esto te faltan datos".

Me aburre bastante el oligopolio que han establecido los partidos de izquierda sobre el feminismo, los feminismos. Y me corta mucho escribir de ello porque tengo un buen ramillete de amigas, algún amigo también, que son femis/femis (detesto la expresión femi-nazi). Sofía, Lorena, Maribel, Puri, Modesta, no pongo apellidos por discreción...Bueno, cito a Sofía Rojo, que es muy de andar por casa y que es de las que más saben de Beauvoir, a la que introduce en sus clases de filosofía al mismo nivel, o más, que a Jean Paul Sartre, su tirano esposo (de Beauvoir). He debatido con alguna de ellas, cuando no nos oye nadie, sobre la necesidad de construir discursos más empáticos e inclusivos, menos elitistas y con menos histrionismos: y en el fondo estamos de acuerdo. Pero claro, luego leo a Irene Montero (a propósito de evitar concentraciones/manifestaciones) que "están criminalizando el feminismo" y se me vuelven a poner los pelos de punta, lo mismo que a ti, estimada Rosalía Mayor. Feminismo no, feminismos. Y encima el que "criminaliza" es el PSOE, que ha prohibido las manifestaciones en Madrid. Madre del Amor Hermoso. ¡Si de lo que estamos hablando es de evitar que se propague el virus!

No se me puede olvidar -y no se me olvida- otra perla (bienintencionada) del colectivismo, leída en El Español. El diputado socialista José Luis Soto pide en el Congreso respeto a las "personas LGTB" [sic] en el mundo del deporte e incide, especialmente, en el fútbol. Y que se paren los partidos cinco minutos cuando algunos energúmenos vomiten desde el graderío expresiones homófobas. Un aplauso para don Soto, quien ha hecho el cálculo de que hay 146 futbolistas "de este colectivo". ¡Ay¡ Colectivo no, colectivos; y por encima de los colectivos, las personas. Habrá 146 gays con 146 realidades, 146 singularidades, 146 maneras de entender la vida. A veces he llegado a escuchar expresiones como "el colectivo de mujeres". Las mujeres son una realidad demográfica, no una manada unidimensional.

Por cierto, no hay forma de que la vicealcaldesa de Alicante, y supuesta concejala del área LGTBI, Mari Carmen Sánchez, se entienda con Toño Abad, presidente de Diversitat Alacant (organización excluida de un estudio que acaba de promover el Ayuntamiento). Ya no hay remedio, porque ya no hay quien desempute la situación. Don Abad se equivocó (mucho) hace dos o tres años cuando demonizó la presencia de Cs en el Pride de la capital de la provincia. Doña Sánchez, que en esto y en otras cosas no se entera de la misa la media, se equivoca al no tender puentes. En fin.

Voy concluyendo. Mi homenaje semanal se lo dedico al diputado autonómico del PP, José Antonio Rovira, viejo conocido, todo a propósito de la próxima Ley de la Función Pública y el requisito lingüístico del valenciano: "Pedro Duque, que habla siete idiomas, no podría ser funcionario de la Generalitat". Ja. Pues lleva un poco de razón Don Rovira. Ximo Puig (que es mucho más sensato que Francina Armengol) y la consellera Grabriela Bravo, no saben torear los envites de los nacionalistas de Compromís y sus maximalismos. No saben o no quieren. Prefiero pensar lo primero. Y en Compromís, como les pasa a algunas feministas, son del todo incapaces de construir discursos empáticos e inclusivos: va por Vicent Marzá y por Enric Morera, que ahora quiere ser alcalde de Valencia.

Y mi segundo homenaje, que lo llevo olvidando semanas, es al profesor Juan Antonio Ríos Carratalá, a quien el Ministerio de Cultura le ha encargado un monográfico a propósito del Año Fernando Fernán Gómez. Siempre he considerado que El Extraño Viaje (1964) es una de las grandes genialidades que se rodaron en los sesenta, en plena dictadura. Obra cumbre (la censura se ve que ni la olió) donde salen hasta escenas subversivas con respecto a los roles de género (obvio Viridiana, de Luis Buñuel, donde la censura sí que la olió, aunque a toro pasado; y la prohibió). El extraño viaje y El Mundo Sigue (1963) (esta sí, catada por la censura).

CODA 1: Extrañas aves sobrevuelan con la ambición de presidir el Instituto de Cultura Juan Gil-Albert. Aves, avecillas y pajarracos (titulo de una película de Pasolini). Tras el monumental fiasco de la ya ex vicerrectora Perez Vázquez , a quien colocaron a dedo tras las presiones del PP de Elche, Pablo Ruz, ya dudo de la utilidad de volver a hacer la pantomima de otro concurso público. Con Pepe Ferrándiz Lozano vivíamos mejor.

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