CASTELLÓ. Marie Claire se ha visto obligada a reducir su capital en 7,6 millones de euros para no entrar en causa de disolución. La decisión la adoptó la junta general de la compañía, en reunión extraordinaria, el reciente 29 de enero, tal como acaba de publicar el Boletín Oficial del Registro Mercantil. La reducción de capital, que ha quedado fijado en 4,5 millones, viene motivada por las pérdidas sufridas por la compañía antes de la pandemia sanitaria, fundamentalmente en los ejercicios cerrados a 31 de marzo de 2019 y 2020.
No en vano, en el primero de esos años la histórica textil castellonense sufrió la pérdida de Reckitt Benckiser como socio, para el que fabricaba pantis medicinales, lo que le provocó pérdidas de 4,7 millones. Al final del ejercicio siguiente, todavía arrastrando esta rémora, la nevada que acompañó a la borrasca Gloria hundió 45.000 metros cuadrados del tejado de su fábrica de Vilafranca, lo que obligó a cerrarla un mes antes que el resto de sectores, afectados como ella por el coronavirus. Asimismo, la pandemia también influyó en sus cuentas cerradas el 31 de marzo de 2020, todavía no publicadas.
A pesar de todo esto, el director general de la compañía, Alberto Planell, afirma rotundamente que la empresa "no corre peligro" y señala que la reducción de capital es un mero trámite legal: "Si estuviéramos en situación de cerrar hubiéramos presentado un concurso de acreedores", apunta al respecto.
Y es que la firma, que da trabajo a más de medio millar de personas (350 de ellas en Vilafranca, lo que supone todo un motor económico para la localidad y la comarca) se encuentra en pleno proceso de reestructuración, derivado precisamente de la pandemia. En base a él ya dedica buena parte de sus recursos humanos a la fabricación de productos sanitarios.
Aunque en un principio comenzó fabricando mascarillas, en septiembre ya abandonó esta producción debido a la competencia china, "que ha vuelto a hundir los precios", señala Planell. Por ello, ahora centran su trabajo en las batas sanitarias, de las que producen "150.000 al mes". Y también ha iniciado la fabricación de pijamas de hospitalización.
Para ello la centenaria firma tuvo que invertir en su día "entre 500.000 y 600.000 euros" con el fin de automatizar los procesos y para la compra de máquinas de ultrasonidos que cosen sin costuras. Esta inversión no planificada tiene una justificación que se sostiene por sí sola: "Nuestra visión es mantener los puestos de trabajo y aportar valor añadido a la compañía", concluye el director general.