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'Botín tropical' es la primera obra dEL ARTISTA EN SU VILLENA NATAL

El tesoro de Antonyo Marest: un mural de raíces

25/05/2021 - 

VILLENA. Con 16 años, el artista villenense Antonyo Marest empezó a viajar por el mundo y, desde entonces, no ha dejado de plasmar su sello en espacios y edificios emblemáticos como la sede de Spotify en Miami. También en Alicante ha creado obras importantes como la del apartamento Myflats o la de una fachada particular en Elda, Implosión. A su ciudad, en cambio, ha vuelto intermitentemente y, en cada visita, ha dejado correr su imaginación a pequeña escala en la casa donde se crio, pero nunca, hasta ahora, había levantado un mural de color en la calle. Botín tropical es el título con el que ha decidido nombrarlo tras el disparo de espray final.

La última obra de Marest, de unos 500 metros cuadrados, es ya su mayor creación en la provincia. El ejecutivo villenense le hizo el encargo y le prestó el lienzo. El diseño, sin embargo, quedaría en manos del artista. Fue entonces cuando decidió homenajear a su ciudad, su patrimonio y su gente tomando como inspiración el referente turístico del municipio: el Tesoro de Villena. “Era un guiño que yo quería hacer a la ciudad. Igual que Alicante tiene sus Hogueras, aquí la gente viene por el Tesoro”, explica. No obstante, la alusión a la colección museística es casi conceptual, alegórica. Solo un jarrón, como símbolo del agua y la vida, representa el hallazgo de la Edad del Bronce en la esquina inferior izquierda.

Realmente, aclara Marest, el mural es un resumen de las obras que, en los últimos cinco años, ha elaborado en lugares como Marruecos, India, Australia, Miami o Brasil. Composiciones en las que el detalle arquitectónico y los patrones han estado muy presentes y en las que ha ido incorporando las plantas para adaptarse al paisaje. “Con la pandemia, la naturaleza se ha abierto camino, y el arte es igual”, matiza. En este sentido, las hojas de palmera se han convertido ya en uno de sus elementos característicos. “Para mí, la palmera es símbolo de fortaleza y resistencia. Ya puede llover o hacer viento, que se mantiene estable”. Así es como, también él, se ha sentido después de que tantas personas dudaran de su futuro por pintar murales. “Al final, vivo de ello y la gente reconoce mi trabajo”, concluye orgulloso.

En apenas una semana, una paleta de colores positivista y cálida ha dado luz y sentido a una pared vacía de la calle San Benito. A su vez, ha supuesto una inversión económica para la zona, dado que todo el material utilizado, desde la pintura (pétrea y en espray) hasta la grúa, ha sido comprado o alquilado en la provincia. Igualmente, el equipo de Marest se ha alojado en un hotel de Villena y las comidas las han disfrutado en bares locales. También a su favor han estado las cuestiones técnicas. Quitando el pequeño sufrimiento del sol vespertino, el artista asegura que es uno de los murales más fáciles que ha pintado por no tener ningún elemento arquitectónico delante que le limitara el movimiento.

Jugar en casa

Quizás la de Villena no tenga la repercusión global que han tenido otras de sus obras, pero sí la admiración de su público más cercano: “La gente de aquí va a ver por primera vez mi trabajo, lo que hago y he hecho en estos últimos años, algo que para ellos era desconocido”, celebra Marest. En realidad, hace poco que el arte urbano se valora como lo que es: una disciplina artística igual de válida que el resto. Ahora, llega a Villena en forma de “un mural grandísimo para lo que es la ciudad”, según afirma su autor. Un hecho que servirá, espera, para situarla en el mapa.

A título personal, el muralista confiesa que plasmar su arte en las calles que lo vieron crecer tiene, sin duda, un significado único: “Es un orgullo, porque es un premio a mi trabajo, pero más que para mí, para mis padres, que no me han podido disfrutar tanto”. En esta línea, agrega: “La dedicación va principalmente para mis padres, amigos y familiares y, sobre todo, para mi hija, porque todos los murales se los dedico a ella”. Sin embargo, reconoce no haber sentido una mayor responsabilidad por jugar en terreno conocido. En todo caso, cree que el contraste lo experimentarán sus vecinos y vecinas cuando contemplen una obra de semejantes dimensiones. 

Con Botín tropical —que precederá a la elaboración de otros cinco murales en grandes ciudades europeas encargados por el Europarlamento—, el artista villenense se corona en su ciudad y se convierte en el reclamo turístico más contemporáneo de esta. Así lo augura el Ayuntamiento y así lo desea también él, si no a escala estatal, al menos comarcal y autonómica. De momento, para conseguir una mayor difusión y visibilidad del mural, el propio Marest ha lanzado un concurso de fotografía en sus redes sociales. Las bases están publicadas en su perfil de Instagram (@antonyomarest) y, según detalla a Alicante Plaza, “la mejor foto, del muro o relacionado con él, se llevará el boceto original de la obra”; el mapa del tesoro.


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