“Coge tu corazón roto y conviértelo en arte”. La frase es de Carrie Fisher, según dijo Meryl Streep en los pasados Globos de Oro. También es lo que precisamente hizo la actriz en sus incursiones en televisión y teatro tras el boom de la saga de 'La Guerra de las Galaxias'
VALENCIA. Por mucho que intenten ponerle remedio, en el imaginario popular Rowan Atkinson no puede quitarse tan fácilmente el traje de Mr. Bean, Jennifer Aniston el de Rachel de Friends, o Calista Flockhart el de Ally McBeal. Podríamos elaborar una lista interminable de personajes de ficción que han marcado de forma irremediable la carrera de algunos actores para bien y para mal. El éxito y el reconocimiento son la mejor parte. Sin embargo el sambenito pesa. En algunos casos asfixia.
Coincidí con Constantino Romero en Castilla La Mancha TV. En uno de los programas debíamos viajar por toda la Comunidad Autónoma durante semanas. Allá por donde fuéramos todo aquel que le reconocía le pedía lo mismo: “por favor, repita: Yo soy tu padre”. Con infinita paciencia colmaba a sus seguidores de la dichosa frase aunque en el equipo sabíamos que no era una situación tan agradable para él como sí lo fue para su fans. No se trataba solo de un actor de doblaje, presentador de televisión y locutor de radio. En su trayectoria estaba la de actor de teatro y musicales, su verdadera vocación. Trabajó con Mario Gas, con Flotats… Se sentía muy orgulloso de ser ante todo un actor. Imaginen cuando queda eclipsado un día tras otro por el “yo soy tu padre”.
Algo parecido le ocurrió a Carrie Fisher. La sombra de la Princesa Leia de la saga de La guerra de las Galaxias le persiguió durante toda su vida. En su caso, llegada la madurez, después de haber caído y vuelto a levantarse varias veces, le dio la vuelta al estigma. Se lo tomó con sentido del humor y mostró al público la mejor actriz y persona que había detrás de aquellos moños. La más irónica, sabia y admirable de todas. En televisión se dejó ver por algunas series como Sexo en Nueva York, The Talk o The Big Bang Theory interpretándose a sí misma, en esta última con una divertida secuencia con James Earl Jones, la voz de Darth Vader en la saga galáctica. Un James Earl Jones que se lamentaba exactamente de lo mismo que Constantino Romero.
Estos días la plataforma HBO Go España ha puesto a disposición de sus suscriptores dos documentales producidos por la propia cadena que completan la visión sobre la actriz más allá de aquel disfraz. El hilarante espectáculo teatral en forma de monólogo titulado Bendito alcoholismo, y Bright Lights, documental rodado en 2015 que repasa la trayectoria Carrie y su madre Debbie Reynolds.
Este domingo durante los Globos de Oro Meryl Streep recordó una afirmación genial de la mujer que interpretó a la Princesa Leia con la que emocionó a medio mundo: “coge tu corazón roto y conviértelo en arte”. Eso fue lo que precisamente hizo Carrie Fisher con los cachitos que recogió de sí misma.
Bendito Alcoholismo (o Wishful Drinking) fue primero un libro autobiográfico de humor que después se adaptó como monólogo teatral con la ayuda del escritor Joshua Ravetch. Lo protagonizaba, lógicamente, la propia Carrie, convirtiéndose en un éxito de Broadway. En 2010 HBO lo filmó para disfrute de los suscriptores del canal.
“Cualquiera que lleve un peinado tan estúpido tiene que estar loco”, afirmaba la actriz al contemplar la foto de la Princesa Leia. Un chiste peliagudo si la obra hubiera llegado a una sala en Valencia. Seguro que no hubo intención ninguna de ofender a nadie, pero ahí queda la coincidencia. La actriz después se burlaba de la explotación de su personaje y los derechos de imagen en manos de George Lucas. “Cada vez que me miro al espejo debo mandarle un par de dólares”, ironizaba.
En la representación repasa su niñez, juventud, y la vida sentimental de sus padres, Eddie Fisher y Debbie Reynolds, con un extenso e hilarante árbol genealógico. “Mi padre al verme nacer se desmayó inmediatamente. Así que, cuando nací, no me atendía nadie. Llevo intentando compensar aquello desde entonces. Hasta este espectáculo es un patético intento de reclamar la atención que no recibí de recién nacida”, se autocritica sin piedad.
Sus adicciones y problemas de salud son también motivo de declaraciones mordaces. Vemos pasar en ese bloque algunos dardos envenenados hacia la crueldad del mundo científico. “Mi diagnóstico fue psicosis maniaco-depresiva. Ahora lo llaman ser bipolar. Suena a que me va la carne y el pescado. Hasta salgo en el Manual de Psicología Anormal (vemos que su cara como Princesa Leia sirve de portada para el libro científico). Así que no estoy loca, lo está esa zorra”.
Una faceta cómica que tal vez se vio eclipsada por su mítico personaje durante un tiempo pero que después pudo brillar en este monólogo repleto de sabiduría sobre la vida. “Soy un dispensador de PEZ y estoy en el libro Psicología Anormal. ¿Quién dice que no puedes tenerlo todo?”.
Se presentó en mayo en Cannes y no tenía que haberse estrenado hasta marzo. La repentina muerte de madre e hija estas navidades adelantó su estreno. Disponible también en HBO GO, y grabado el año pasado, contempla la relación entre Carrie y su madre Debbie Reynolds. Además de madre e hija son vecinas puerta con puerta. “Creo que soy la mejor amiga de mi madre, más que una hija”, dice la hija en un momento dado.
El documental, que se cierra cuando Debbie Reynolds recibe el galardón por su carrera por parte del Sindicato de Actores en 2015, es un repaso personal y profesional de las dos actrices con sus luces y sus sombras. Lo que más impacta es la fragilidad de las dos y cómo llevan décadas sujetándose la una a la otra.
La candidez intacta de la gran Debbie Reynolds enternece sobremanera. Representa la difícil vejez de quienes han sido iconos populares y sacan adelante sus maltrechas economías teniendo que salir al escenario una y otra vez porque el show de la vida “must go on”. El crepúsculo de los Dioses con una muñequita dulce como protagonista: Debbie Reynolds. El amargo ocaso de las estrellas de Hollywood que nos regalaron grandes momentos en la pantalla durante su juventud, como aquel Singing in the rain.
En la etapa final del documental Carrie muestra gran preocupación por la salud de su madre, mientras que pelea por cumplir sus agendas con un cigarro y un perpetuo vaso de coca cola en la mano. Hay algo muy bello en sendos hogares: sus perros. A uno de los de Carrie le falta una pata, pero se le ve tranquilo, relajado, siguiendo a su dueña por donde va, ya sea en su casa o en la de su madre.
Se ha tildado el documental de historia de amor entre madre e hija. En realidad es un homenaje a todas las madres que lo han dado todo por sus hijos, por muy difíciles que resultaran (es el caso de Carrie), y en eso cualquiera se sentirá identificado. También representa a aquellos hijos que intentan apoyar lo mejor que pueden en la vejez de sus padres.