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socialmente inquieto / OPINIÓN

Alicante, residencia de invierno 

20/01/2020 - 

Alicante es una de las ciudades españolas del arco mediterráneo con mayor proyección turística nacional e internacional. En esta línea, los políticos locales siempre están reafirmando el presente y futuro de Alicante y cuestionando qué hacer para tener más turismo en nuestra ciudad y en nuestra provincia. Toda iniciativa es bienvenida, pero luego hace falta que sea posible, que haya voluntad de poner esas ideas en marcha y presupuesto para realizarlas.

Con la llegada del ferrocarril a Alicante a finales del s. XIX (1858) a la ciudad se le abrieron multitud de oportunidades con su enlace con el centro de la península. También con el turismo, aunque entonces este fuera exclusivo y minoritario. En ese siglo la promoción turística fue evolucionando y divulgando sus contenidos a través de folletos, boletines, guías, revistas, postales, carteles… A principios del siglo XX se especifica más y se llama la atención del turista, del visitante, con reclamos relacionados con la historia, la cultura, el paisaje o el clima del lugar. Alicante se estrenó en estas lides destacando su clima benigno. Posteriormente, en los años 60, se añadieron otros valores como las fiestas, los monumentos, la gastronomía, los pueblos de la provincia… Y en los primeros años del siglo XXI seguimos la tendencia del siglo pasado, con muchas asignaturas pendientes que parece se quedan en meras intenciones.

El clima benigno de Alicante es un valor añadido en su reclamo turístico. No es una moda de ahora, desde hace siglos que se llamaba la atención en esta dirección, incluso antes que el turismo fuese una realidad de masas, primero por la alta sociedad, luego por la prensa y después por las autoridades locales. Vean. Mariano Roca de Togores, Marqués de Molins, escribió el 14 de abril de 1841 su afamado poema “Adagio alicantino” dirigido a su amigo el escritor Bretón de los Herreros quien no pudo venir a Alicante a disfrutar de una estancia programada como su invitado, en el que manifiesta que “mientras que a vos embozado/por las mañanas de enero/a la orilla del brasero/os da un dolor de costado,/ yo me voy desabrochado/desde el muelle al malecón;/que es sin disputa Alicante/la millor terra del mon/…”.

Siendo benigno el clima, se destaca que Alicante es un excelente lugar de turismo como estación invernal, y así lo manifiesta el periódico El Imparcial (23 octubre 1880) y La Época (21 noviembre 1880). En ese periodo también se resalta a Alicante como lugar de reposo o para curar determinadas enfermedades, pulmonares entre ellas. Muy explícito fue, en este sentido, el doctor Evaristo Manero quien en “Estudios sobre la topografía médica de Alicante” (1883) definía al clima local como “ocho meses de primavera, por cuatro de verano” y añadía que “el invierno en Alicante es tan benigno, como raras son igualmente en él las escarchas y las nevadas, sosteniéndose el termómetro a la altura media de 11º, llegando al mínimo de 2º en excepcionales casos. El uso de las prendas de abrigo es más bien para ostentar lujo”. No opinamos lo mismo los que somos frioleros, seguro que me entienden ustedes, que no nos quitamos el abrigo hasta que llega el verano. Manero sigue diciendo que “sólo tienen aquí verdadera y justa aplicación - las prendas de abrigo - al salir del teatro, cafés u otras habitaciones, donde se respira ambientes más altos que en el de la calle”.

En esta misma línea escribió José Alfonso Roca de Togores en su “Guía de Alicante. Manual del alicantino y del forastero” (1883), premiada por la Sociedad de Amigos del País, en la que manifestaba, entre otras cosas, que “Alicante tiene que desarrollarse no sólo como estación balnearia, sino también como residencia de invierno por sus excelentes condiciones climatológicas”. Por su parte, Esteban Sánchez Santana propone en su obra “Residencia invernal de Alicante”, editado en 1889, construir un “Sanitarium” mar a dentro cerca de la orilla de la playa de Babel proyectado por médicos e higienistas para hacer de la ciudad de Alicante una de las mejores estaciones invernales de aquellos tiempos. Hay más, otro doctor, Gadea de nombre, que fue Alcalde de Alicante, editó “Cuadernillo Alicante. Residencia de Invierno” (1898), donde destaca las benignas características climáticas del periodo invernal alicantino. Sumó en esta dirección la colocación de la primera piedra del Real Club de Regatas de Alicante (1909) por el rey Alfonso XIII con la intención de las autoridades locales - entre otras - de atraer turismo náutico también en invierno. Y con esta se unieron otras iniciativas como la creación de los organismos Alicante Atracción (1910-1930); Indicador de Alicante (1910); Alicante, sus bellezas y su clima (1913); Alicante estación de invierno, propuesto por el General Elizaicín, Alcalde de Alicante (1923) durante la Dictadura de Primo de Rivera; la Guía Alicante Turístico. Anuario Ilustrado de la riqueza industrial de Alicante y su provincia (1928)…

Previendo la llegada de visitantes extranjeros a toda España por las Exposiciones Internacionales de Barcelona e Iberoamericana de Sevilla, el Patronato Nacional de Turismo editó diversos carteles en 1929 para la promoción turística. Nunca se había hecho nada igual. El cartel dedicado a Alicante, dibujado por Antonio Vercher, se titulaba “Alicante donde no hay invierno, la playa de las palmeras”, en el que se muestra el paseo marítimo de la ciudad en una mañana soleada de invierno con gente paseando, y diversos veleros compitiendo cerca del Real Club de Regatas de Alicante en la dársena del puerto.

En Alicante, clima y paisaje van de la mano, por la propia geografía de la ciudad, una población que nunca dio la espalda al mar. “Castillo, puerto y sol. Tales son en síntesis las características de esta urbe. Ellos explican su aparición en la historia, su existencia en los siglos pasados, y su destino en los futuros”, según las palabras de mi admirado Francisco Figueras Pacheco (1940). Alicante nació refugiado de los vientos de Levante a los pies del Benacantil, amparado por su castillo, y a la orilla de su puerto que tanto hizo prosperar a la ciudad.

En el afán de tener una imagen turística propia, en 1957 nació la marca "Costa Blanca", originariamente para las provincias de Alicante, Murcia y Almería, y después solo para la de Alicante. Se reguló por la Orden de 31 de marzo de 1964. En esta marca se destacó "un clima cálido excepcional, la hospitalidad y mente abierta de sus gentes y la creatividad mediterránea", en palabras de Mª Dolores Fernández Poyatos.

Alicante sigue siendo su mejor escaparate. Por esto, no puede ni debe quedarse sólo con su oferta de sol y playa porque - además - induce al conformismo, a que poco hay que hacer si el clima nos lo da todo. Hay que echarle imaginación para que Alicante sea un extraordinario destino turístico de millones de visitantes. También en invierno. Hay muchas posibilidades de atraer a ese turismo invernal. A través de campos de golf: Alicante podría tener un pulmón verde (hay agua reciclada de sobra para regar estas instalaciones) para, además, frenar la desertización de algunas zonas periféricas de la ciudad. A través de deportes náuticos, la bahía de Alicante es una joya para disfrutar de la navegación a vela en invierno. Por medio de festivales de cine o de música clásica, exposiciones y museos, turismo sanitario,… El Plan de Competitividad Urbana del Ayuntamiento de Alicante (2020) manifiesta que “una de las mayores fortalezas que dispone Alicante es su clima, que proporciona una mayor calidad de vida a los ciudadanos y puede contribuir a la cura de enfermedades respiratorias”. A esto se añade que Alicante dispone de centros sanitarios públicos y privados a la vanguardia de la medicina del siglo XXI por lo que dicho Plan reconoce “la necesidad de centrarse en este sector para obtener el mayor rendimiento posible, ya que la salud ha aparecido como un activo de futuro”.

Y turismo de Congresos: me lo dejo para el final, para reivindicar en estas líneas la construcción del necesario Palacio de Congresos en Alicante y atraer visitantes de esta tipología. ¿Tan difícil es encontrar su ubicación ideal? De la Sangueta a Agua Amarga y ahora cerca de la Harinera Bufort. Señores políticos locales ¿no se les ocurre nada mejor? Podrían tener más imaginación. Sería ideal un edificio emblemático que por si sólo fuera icono de la ciudad, y cerca del mar, desarrollando urbanísticamente la zona donde se instale. Una ciudad como Alicante necesita de un Palacio de Congresos en condiciones que supla las carencias que no tienen otros auditorios locales y que pudiera tener un gran aforo para grandes eventos. Su actividad se desarrollará, mayoritariamente, en otoño e invierno.

Estas últimas iniciativas serían un aliciente más para que Alicante sea una residencia de invierno y una referencia mundial en este campo de cara al turismo. Que así sea.

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