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2000maníacos: el histórico fanzine valenciano que habitan gorilas gigantes, asesinos en serie y el 'gore'

22/08/2022 - 

VALÈNCIA. En mi adolescencia el fanzine 2000maníacos era ese lugar donde encontrar películas de títulos y argumentos imposibles y bizarros. La Invasión de los Zombies Atómicos (1980), El Vengador Tóxico (1984) o Tu Madre se ha comido a mi perro (1992), eran algunos de los títulos que aparecían en sus páginas. Un auténtico festival de cine de serie B, que prometía horas de diversión catódica gracias a poder alquilar cintas en tu videoclub de barrio. Una guía perfecta para concoer clásicos de la talla de La Vieja Casa Oscura (1963) o La Máscara de la Muerte Roja (1983), que tal no hubieras conocido de otra forma. Quizás uno de los mejores fanzines que se han hecho en España por su capacidad de mezclar la cultura popular con el cine de monstruos, alienígenas y hombres lobo. 

El 2000manícos es un fanzine único, seminal, nacido en València a finales de los años 80 y que desde hace años es un referente. En las páginas de sus 54 números podrás encontrar entrevistas únicas con directores, actores y actrices que no podrás leer en otras publicaciones. Crítica de películas nunca antes reseñadas y que quizás hasta ese momento ni conocías. Era y es una puerta al descubrimiento cinéfilo. El 2000manícos es algo más que un fanzine, es parte de la cultura popular. 

Manuel Valencia, su creador, me trae a la entrevista el último número, con un titular tan potente como el mismo fanzine: Vamos a morir todos. Especial pandemia y confinamiento. Lo miro con admiración y ganas de leerlo. “El siguiente es un especial caníbal. Sobre todo a raíz del tirón de películas como Crudo”, comenta mientras nos sentamos en la cafetería del Rialto. Titanes de la serie B como Jean Rollin, Jesús Franco, Juan Piquer Simón o el magnífico Roger Corman han formado parte de especiales, entrevistas y críticas desde que en el verano de 1989 Valencia decidiera parir el fanzine. 

“En el 89 no sé cómo nos dio por hacer un fanzine, estábamos en las radios libres, comenzábamos a interesarnos por el cine de serie B a través del videoclub, porque el videoclub era una locura, era una puta jungla”, recuerda. “El video acababa de explotar, entonces había muchas ediciones de finales de los 70 principios de los 80 de serie Z, con ediciones loquísimas, carcasas gordas. 

En aquellos años de videoclub, ahora tan recordados y hasta añorados, las carátulas y sus títulos marcaban la diferencia entre elegir una película u otra. Todo era epatante, lleno de color y con títulos sobrecogedores y capciosos. “Ibas al videoclub y te caías de culo, decías; ¿pero qué es eso de El Ataque de los Tomates asesinos?, ¿eso qué es?, El Vengador Tóxico, El Monstruo del Armario, El Asesino del Taladro, ¿pero eso qué es, Dios mío? Mi cabeza ha explotado (risas)”, apunta.

Si algo tenía el 2000maníacos en sus inicios, y antes de la aparición de Internet, y la información sobre todo tipo de películas, era lo sorprendente que resultaban las críticas a cintas de las que jamás habías oído hablar. Filmes explosivos, cargados con títulos y argumentos inenarrables. Pura fantasía. Tarzanes y robots. Arañas gigantes y hombre forzudos. La búsqueda de información sobre esas películas debía ser una labor realmente compleja. “Entonces, en ese tipo de época, en ese contexto, los fanzines pioneros de esa época creo que había un mérito del saber buscar, el saber encontrar y sobre todo decías: ¿dónde me informo? Donde está la información, ¿y dónde está la información?, pues está en el videoclub, está con los colegas, que si uno ha visto y otro ha dejado de ver, y está en los festivales. Entonces tenías que juntar eso y hacer un fanzine”, comenta.

El fanzine siempre ha tenido ese pulso punki, alejado del dogmatismo de los medios tradicionales. Su lugar de movimiento ha estado asociado al underground desde el autodiseño, hasta la autogestión de la distribución y venta. El 2000 no era diferente en eso, y además contaba con plumas de un nivel muy alto. Amantes del cine de terror y fantástico. 

“Nuestro fanzine no es un fanzine normal. Ha aglutinado a mucha gente que ha salido luego a medios mainstream y viven del periodismo, eso es una cosa muy atípica”, señala. “Tenemos a Jesús Palacios, tenemos a Pedro Calleja, también tenemos a Carlos Álvarez, que es Charlie Glamour, que es el alma máter de Gigatron, a Borja Crespo a Paco Gisbert

La lista de colaboradores es amplia y con vastos conocimientos sobre cine y cultural popular. Gente que amaba lo que hacía, y eso se notaba en el fanzine. “Formamos un grupo salvaje que todos nos hemos conocido en festivales, nos hemos conocido en correrías, en mil andanzas, en mil entrevistas, pero los festivales eran los puntos de reunión”, dice.

Sin los festivales no hubiera logrado esas entrevistas tan fascinantes y locas, no hubieran conseguido ver un cine inclasificable que apenas traspasaba su proyección en el festival, y no llegaba ni a los videoclubes. “Tú ibas a Sitges y más o menos en los saraos, en las fiestas, en las ruedas de prensa, en las entrevistas acababas confluyendo”.

No fue el 2000maníacos el primer fanzine de cine de terror y fantástico en llegar, tuvo precedentes que inspiraron a Manuel Valencia y que conformaron la primera hornada de fanzines de cine género en España. “La primera persona que conocí de este mundo era Pedro Calleja, para mí era un referente porque tenía, para mí el fanzine más importante que era el Serie B. El Serie B de Jesús Calleja, El Grito de Jesús Palacios, el Morpho de Carlos Aguilar, son los tres referentes en cuanto a fanzines de España, de esa primera generación. Luego creo que viene una generación intermedia, la que sigue es la del 2000maníacos. Está el 2000maníacos y el Zineshock de Jaume Balagueró en los 80. A partir de ahí, yo sigo con el 2000 y Jaume está haciendo cine, pero somos un poco ese embrión de esa época”, recuerda el faneditor. 

Volvamos un segundo a ese primer número, a ese verano del 89, donde la Lambada y Loco Mía se peleaban por ser la canción del verano, y Perico Delgado ganaba la Vuelta a España. Manuel Valencia estaba ya trabajando en el 2000maníacos junto a su “Olivetti Lettera 42, no lo olvidaré jamás en la vida”, comenta. “Hacer esos primeros números era como mágico, no sabíamos nada, no sabíamos cómo hacer las cosas”, señala. “Era como los cineastas locos pioneros, de decir: ¿cómo rodamos algo, cómo se rueda?, pues sacamos a este tío con sombrero a la calle y que le atropelle un tranvía, ya está, lo rodamos y tenemos algo, así rodaban los Méliès”.

No había tutoriales, todo nacía a base de ensayo error. De cortar y pegar, y eso lo digo de forma literal. De ir a la imprenta a por los fanzines y repartirlos. “Estamos hablando del 89, 90 y 91, los primeros años, y esos primeros años yo hacía el fanzine en fotocopia, de los cuatro primeros, hasta el número cuatro, sacamos solo cien ejemplares. En fotocopias, en imprenta Llorens de València”, comenta. 

Era todo artesanal, el DIY, hazlo tú mismo. No había una redacción, ni un editor experimentado, solo alguien con muchas ganas de sacar aquel proyecto adelante. “Yo lo hacía a mano, recorta y pega y lo llevaba. A partir del número cinco eso empezó a crecer, y a partir de que Donosti se interesase por el fanzine, nos conociese, estamos hablando del especial Tutto Italia, del año 92 (Ndr: el número 9). Ese número pegó un salto cualitativo y cuantitativo”, dice.

A partir de ahí el 2000maníacos creció y llegó a más público, pero sin perder un ápice de su originalidad y calidad. Sellos inconfundibles del fanzine, y en gran medida por los que había enganchado al público. “En ese número lo hicimos con el Patronato de Cultural de San Sebastián, porque ellos organizaban un ciclo por ayuntamientos del País Vasco, y querían una publicación para regalar, y como estaba el 2000maníacos querían que le hiciésemos algo sobre cine italiano. Era perfecto. Teníamos a todos los directores más importantes,  Lamberto Bava, Lucio Fulci, Darío Argento. Ese número fue el germen de lo que se conoce ahora el 2000maníacos, ahí empezamos un poco a aglutinar lo que sería el grupo, Jesús Palacios, Pedro Calleja, etc, a los que luego se sumarían los que están ahora”

Para hacer el fanzine, o más bien para encontrar información veraz, los colaboradores tenían que buscarse mucho la vida. Indagar, rebuscar e identificar verdaderas joyas del cine bizarro. “Nosotros estábamos en radios libre, estábamos en Ràdio Klara, estábamos en Radio Funny, entonces íbamos al rastro, íbamos a los programas dobles del cine estudio, del cine San Miguel, del cine D´Or, del cine Concorde”. 

El 2000manicos siempre ha apostado por la cultura popular, por el cine popular. Y ha mezclado en sus páginas porno, terror, ciencia ficción y cine absolutamente inconcebible. “Con esa amalgama dices, conocemos muchas pelis, conocemos muchas cosas, con lo poquito que encontrabas cosas, porque en tiendas de importación podías encontrar el Fangoria americano, podías encontrar el Psychotronic Video, que también es muy importante, de Michael Weldon. El Psychotronic te hablaba de películas absolutamente delirantes. De las películas americanas de los años 50, años 60, 40. De cine de autocine, de gente disfrazada de gorila; entonces metes un poco toda esa educación cinéfila: metes el autocine, metes el cine de ciencia ficción de los 50, metes el porno de finales de los 70, metes el porno de los 80, con la irrupción del videocasete de Tracy Lord, Ginger Lynn

Como hemos comentado, no solo era cine de terror, era humor, era barrio y tebeos, era todo lo que a un chaval podía gustarle. “Metes todo eso en un saco, con el kiosco de barrio, que es fundamental, que tenía las gominolas, tenía los Mortadelos, tenía el Tiovivo, cultura popular. A partir de ahí sale el 2000maníacos, lo metes todo en una batidora y sale el 2000”, comenta.

El fanzine también ha servido como base documental, más allá de sus cuchufletas, su valor histórico es inmenso. Su enorme catálogo de películas reseñadas, de entrevistas a directores, actores y actrices que han muerto, y de los que se tienen escasa documentación, hace que sea imprescindible para conocer las opiniones y anécdotas de algunos directores muchas veces ignorados. 

“Una de las cosas que estoy más orgulloso de la vida del fanzine es haber podido conocer a gente en persona que ya no están”, señala. “Haber podido estar en un rodaje de Jesús Franco, cuando rodó Killer Barbys vs Dracula (2002), estuvimos en el rodaje, haber coincidido con Jesús Franco un montón de veces. Coincidir en una Semana del Terror de Donosti con todos los que quedaban, que en esa época eran todos. Con Paul Naschy, con Carlos Aured”- le pregunto si también con el maestro valenciano, Juan Piquer Simón - “Piquer Simón es como de la familia. Le he entrevistado tres, cuatro o cinco veces ¿sabes? participé en el libro colectivo que le dedicó la Semana del Cine de Terror de Donosti. Entonces le hice una entrevista larguísima de varias jornadas”

Entre todos los directores de cine de serie B siempre ha destacado el maestro, Roger Corman, Valencia recuerda cuando pudo conocerlo en persona. “Lo mejor también es poder haber conocido a Roger Corman cuando vino a València. Entonces tienes a esos directores españoles pero luego tienes al director americano”. Desde el 2000manicos siempre se ha reivindicado la figura de cineastas que quizás no han tenido el respaldo, que en algunos casos era más que merecido, por sus filmografías. 

“Haber podido estar con Jean Rollin, con Argento, Mario Bava; ahí tienes un poco el tejido de la serie B a nivel europeo. Casi todos han muerto, era una generación veterana, el fanzine lo que ha servido es para reivindicar un poco a todas esas actrices, actores, directores y gente del gremio”, apunta.

Otra de los géneros a los que el fanzine ha dedicado tiempo y páginas ha sido al cine porno. “También fue muy importante para la historia del fanzine, cuando Internet estaba en pañales, fue estar en el festival de cine erótico de Barcelona. El cine porno estaba muy denostado y jamás nadie se había atrevido a mezclar ese tipo de cine, el de terror y el porno, nosotros lo hicimos”, comenta. “Lo hicimos con nuestro primer especial porno, el número trece. Fue como una especie de normalizar todos los géneros. Para nosotros es igual de normal una película de gorilas rodadas en el jardín de tu casa, que un porno de los años 80 de Ginger Lynn”

Regresando a la serie B, que en estos últimos años ha encontrado un hueco en las televisiones gracias a la productora americana, The Asylum con títulos como Megapitón contra Megacaimán o la más conocida, Sharknado. Existen cambios, pero en lo esencial, siguen siendo iguales. Los cambios en la serie B están claros; menos marionetas y elementos artesanales y más CGI. Aunque ese CGI cante a kilómetros por su escasa calidad. Algo que también está dentro de algunos de los preceptos de la serie B: que se vea el cartón, y que un presupuesto ínfimo no limite la creatividad, sino que se ría de su falta de dinero con cara dura.

 “Sigue siendo serie B, pero todo se ha enloquecido mucho y todo es diferente, todo es parecido, todos los conceptos se mezclan. Lo más divertido de la serie B en general, lo más fascinante, son los efectos especiales, cuando ves ahora una película de los años 70 como Me bebo tu Sangre, La Mantanza de Texas no, porque transciende; pero hay películas de los 70 donde les ves el truco, les ves el cubo de sangre. El cine de Gordon Lewis (autor de la película que da nombre al fanzine estrenada en 1964) es mítico por leyenda, pero por pionero; pero tú ves un brazo amputado y es un maniquí, y lo ves y canta. Ahora hay gente que se ríe de eso, pero yo lo veo como un encanto, igual que cuando veo algo de Segundo de Chomón, El Hotel Eléctrico (1908). Yo en el defecto veo el encanto”, matiza.

La historia del fanzine es tan apasionante, genuina y valiosa que debía contar con un documental que la narrase. 25 Años de Serie B es un trabajo donde participan muchos de los colaboradores del fanzine, donde puedes ver imágenes de festivales de cine, de Guillermo del Toro antes de ganar el Oscar por La Forma del Agua

“El documental salió porque el IVAC siempre todos los años da unas ayudas al audiovisual valenciano para desarrollar proyectos, entonces pensamos que una cosa tan arraigada a la cultura popular valenciana como es el 2000Maníacos, que realmente yo no sé si existe alguna publicación con más de treinta años, probablemente Levante, Provincias y la Cartelera Turia, pero estaría ahí como papel”, comenta. 

No solo cuenta la historia del fanzine, ya de por sí muy interesante, sino que es un recorrido por el fanzine de género, por la cultural underground de una época preinternet. Un momento histórico que ya no regresará. “Se nos ocurrió presentarlo a las ayudas, con la suerte que hicimos un buen proyecto y nos dieron la ayuda. Y rodamos  en San Sebastián, en Madrid, en Barcelona con gente, con rostros, en festivales. Entonces salió lo que sería una buena historia, tanto del 2000Maníacos como de la prensa underground alternativa dedicada al género fantástico y de terror en España”

El fanzine siempre está ahí, todos los años hay un nuevo número. La gente lo espera porque no falla, porque es fiel, algo casi imposible en la mayoría de Zines. “Lo bueno que tiene una carrera tan longeva, ser tan perseverante, es el éxito que yo creo que tiene el 2000.  Normalmente un fanzine nace, la gente se cansa y lo deja; para nosotros no, no ha sido un medio para llegar a la prensa, forma parte de nosotros”, señala. 

2000maníacos ha acompañado a muchas personas a descubrir cine, a conocer a sus autores, a viajar con ellos en su evolución. “Hacer el fanzine durante todo este tiempo nos ha permitido ver a gente que llegaba, que estaba que se iba y gente que se ha quedado. O sea, Jaume Balagueró, Santiago Segura, Álex de la Iglesia, todos están aquí, y todos esos directores lo que tienen en común es que comenzaron en el género fantástico”, relata. Crecieron a la vez, de forma paralela, pero en el mismo contexto histórico. Unos descubriendo eso de hacer cine, y otro, eso de hacer periodismo. Uno de los rasgos fundamentales del fanzine es apoyar a los creadores desde el principio, no buscar la comercialidad, sino el talento. “Nosotros a Álex de la Iglesia lo conocemos desde la época de Mirindas Asesinas (1991), pero es que le hicimos una portada de Mirindas Asesinas, entonces cuando un director que hace cortos le dedicas una portada en un fanzine, y luego hace pelis, pues te coge cariño, es normal, porque le hacíamos caso los fanzines, pero Álex de la Iglesia es un puto crack, igual de Santiago Segura o que Balagueró”, sentencia. 

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