Estamos en esa época de la legislatura en la que se presentan grandes proyectos para las ciudades expuestos con colorines, power points o realidad virtual, nombres con largas siglas que nadie reconoce y cifras de dinero o de lo que sea estiradas al máximo. Pablo Ruz, candidato a la alcaldía del PP presentó otra vez su Plan Centro esta semana, en esta ocasión, recopilando en una misma presentación lo del mercado, los aparcamientos, actividades culturales, ayudas económicas para el comercio y todo aquello que se le ha podido sumar. Como Ruz es profesor, la presentación fue muy didáctica, con cinco puntos o ejes y en este caso, nada de realidad virtual o elemento digital, con paneles con fotos y texto.
La candidata a la alcaldía de Compromís, Esther Díez, presentaba por su parte el PMUS, Plan de Movilidad Urbana Sostenible, que se debe aprobar en el último pleno de la legislatura el martes que viene y que propone como meta encaminar la ciudad de Elche hacia 2030 con una reducción importante del trafico motorizado y por consiguiente, con la idea final de mejorar la calidad del aire lo que repercutirá en beneficio de la salud de las personas.
Lo presentó “a pelo” porque ya lo habían presentado otras veces con realidad virtual y todos estos instrumentos. El Partido Popular de Elche ya ha dicho que va a votar en contra y que si consiguen la alcaldía, lo desactivan. Esto es lo que más me preocupa, que los diferentes partidos vean la alternancia, si se produce, como el momento de borrar lo que en anteriores etapas se hizo y no les gustó.
El PSOE avisó en 2015 que si volvían echaban atrás” el proyecto de mercado central de la alcaldesa Mercedes Alonso y aunque tarde y mal, parece que lo han hecho. En Santa Pola, Loreto Serrano anunció hace 4 años que si conseguía la alcaldía volvía atrás la reordenación del tráfico aprobada por su antecesora, la socialista Yolanda Seva y lo hizo en los tres primeros meses, y Pablo Ruz alerta que si es alcalde, el PMUS se queda en el cajón y tiene pinta de que no es un farol. También ha anunciado que eliminará los principales carriles bici que se han puesto en marcha esta legislatura.
Más allá de esas propuestas hacia el pasado en vez de proyectos de futuro, me llama la atención cómo se hace política sin sentido común o sensatez. Política de escaparate o marketing en muchas ocasiones.
Siempre recurro a un ejemplo demoledor que tenemos en Elche y es relativamente reciente y me sirve para demostrar cómo quien mejor sabe qué se necesita en un barrio son las personas que viven en el, lo pasean, lo sufren y lo disfrutan.
Hace, no recuerdo la fecha, unos 15 años, en una campaña de presupuestos participativos, los vecinos y vecinas de mi barrio actual, (el de siempre ya saben que es Carrús), propusieron ganar unos metros de placita junto a la parroquia del Corazón de Jesús. La propuesta era super sencilla, simplemente cortando un cuarto de calle y eliminado unas cuantas plazas de aparcamiento. Se aceptó la propuesta que económicamente costó cuatro euros y se hizo.
Esta semana pasé por la zona a una hora inusual para mí, las siete de la tarde. Estaba a tope de cafeterías, terrazas y la plaza llena de gente mayor y pequeña corriendo, hablando, paseando. Ese lugar ha dado un cambio radical y se ha convertido en el punto de relación de proximidad del vecindario. Una acción mínima pero bien pensada con un resultado de sobresaliente. Ayer no me pude resistir y estuve un rato observando por allí a la gente. Qué fácil es hacer las cosas bien desde el terreno con buenas ideas.
