Inauguración de los Guerreros de Xi'an en el MARQ (Fotos: Pepe Olivares)
Fotos: Pepe Olivares
ALICANTE. Los Guerreros de Xi'an han recibido ya a los primeros visitantes en el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ) en una exposición única en el mundo, orientada por los últimos descubrimientos arqueológicos, que explica la creación de China y el origen del antiguo imperio a través de 120 piezas de nueve entidades diferentes. Un conjunto de objetos y esculturas, en su mayoría inéditas, nunca antes expuestas en España, con siete guerreros de terracota como protagonistas, que han salido de su país de origen por primera vez desde 2018. Tres salas en las que sumergirse en el pasado del gigante asiático mediante los elementos expuestos, pero también a través de réplicas para que las personas ciegas puedan palpar lo que allí se muestra, así como una música creada especialmente para la ocasión y olores a cerezo, incienso, flor de loto o té blanco, para tratar de acercar al público al contexto histórico más exacto posible.
El legado de las dinastías Qin y Han, China. Los guerreros de Xi'an explica las profundas raíces sobre las que se configuró la China próspera y moderna de hoy en día, unificando las decenas o centenares de linajes que predominaban en los distintos territorios, bajo el mando único del primer emperador, de la dinastía Qin, de quien se aseguraba que había recibido un mandato celestial para llevar a cabo tan difícil tarea. Así se refleja en uno de los objetos más relevantes de esta exposición, una campana de un antiguo palacio que contiene una inscripción en la que se asegura que dicha dinastía estaba destinada a gobernar y unificar, habiendo sido escrito ese texto un siglo antes de la llegada al poder del primer rey Quin.
Fotos: Pepe Olivares
Qin Shi Huang, rey del estado chino de Qin, abordó la misión de conquistar territorios hasta unificarlos bajo su mando, dando lugar y nombre al primer imperio chino que forjó la actual nación. No habría marcha atrás. Sus arduas reformas obligarían después a la población, dividida en numerosos grupos étnicos, a transformar muchos de sus hábitos cotidianos para materializar una nueva cultura común que contemplase su propia moneda, unidades de medida o tradiciones megalómanas con las que promocionarse y consolidarse. Esas grandes construcciones eran, de hecho, la mejor propaganda. De ahí surge, precisamente, el gigantesco mausoleo en el que fueron enterrados estos guerreros dos siglos antes de Cristo, que ahora se muestran en Alicante.
Así, la primera sala resume un milenio de historia viva de China, mientras que la segunda se introduce en la muerte: el 'más allá'. Una obsesión para todas las culturas del mundo que, en el caso de China, ha dejado una huella imborrable con ese mausoleo creado para el primer emperador, que se configuró como una auténtica ciudad funeraria de más de cien kilómetros. Con ese gigantesco enterramiento para Qin Shi Huang se inició una transición en los ritos funerarios con la que se comenzaba a dejar atrás la costumbre de enterrar a los grandes mandatarios con sus propias familias o el personal de servicio, pasando de los sacrificios reales a las réplicas de personas en cerámica y terracota. Sin embargo, en su ciudad funeraria todavía se combinaron ambas fórmulas.
Qin Shi Huang se llevó a la tumba todo lo que necesitaba para gobernar desde el más allá, convencido de que estaba destinado a ejercer el poder eternamente. Con él se enterró un ejército de dos mil hombres, de los que siete se muestran ahora en el museo alicantino, junto con un caballo e incluso con una réplica (a escala cincuenta por ciento), del carro con el que se cree que fue llevado su cadáver hasta el mausoleo. Sus mil doscientos kilos de bronce decorados con hasta tres mil piezas de oro y plata requirieron ocho años de restauración para que en la actualidad pueda formar parte de la comitiva que, junto a esos guerreros y otras esculturas de oficiales, viajen por todo el mundo como embajadores.
Estos elementos se exhiben en la tercera sala, donde también se muestra el proceso de fabricación de los guerreros, así como el particular ejercito del emperador Han quien, tras un corto reinado, sucedió al primer mandatario afianzando las reformas aplicadas en el ámbito de la ciencia, las artes, la filosofía e incluso la administración del estado. Liu Bang, rey de Hanzhong, zona situada cerca del río Han, al que se denominaba rey de Han por abreviar, ostentaría el cargo tras Qin Shi Huang y llevó a cabo su propio mausoleo, cuyas piezas también se muestran en el MARQ. En menor formato, desnudos y sin extremidades, ya que fueron creados con elementos orgánicos como madera, telas y pigmentos que no han perdurado en el tiempo.
Como broche, un elemento que puede pasar inadvertido, como es una teja con una pequeña inscripción. Un epitafio de uno de los trabajadores, probablemente un esclavo, que fue enterrado próximo al emperador Quin en el mausoleo del primer emperador. Una de esas personas invisibles para la historia que, sin embargo, son quienes la escriben. Solo dieciocho nombres de esos trabajadores han sido descubiertos hasta ahora y con ellos se cierra una exposición que pretende ser, del mismo modo, un homenaje a los trabajadores de la arqueología hoy en día. Científicos y museólogos que acercan al público historias fascinantes como la que se puede revivir desde este martes, 28 de marzo, hasta el próximo mes de enero, en el museo alicantino.
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