VALÈNCIA (EFE). La operación de compra de Air Europa por Iberia afronta dos meses decisivos, en los que vence el derecho preferente de negociación que tiene la segunda, cuyo presidente, Javier Sánchez-Prieto, se ha fijado esa fecha para cerrar un proceso que lleva abierto más de tres años.
Tras la rebaja del precio inicial de 1.000 millones en efectivo, pactado por ambas partes en noviembre de 2019, a los 500 millones que se acordaron en enero de 2021, una vez que ya había irrumpido la pandemia y Air Europa había recibido 475 millones de euros del fondo creado por la SEPI para ayudar a empresas estratégicas a afrontar la caída de actividad, los dos actores del proceso siguen desbrozando sus discrepancias.
Juan José Hidalgo, el presidente de Globalia -el grupo empresarial propietario del 80 % de Air Europa-, siempre pidió más, y así lo expresó en público. Por su parte, Iberia defendía que su competidora valía menos, tanto por el préstamo que había recibido de SEPI como por los 140 millones que debía al ICO, lo que elevaba la deuda por encima de los 600 millones de euros.
Los escollos entre ambas aerolíneas vienen también por la vía de competencia, porque tanto las autoridades europeas como las españolas en esta materia ven con cierto recelo una operación que supone concentrar el mercado, sobre todo en América Latina, aunque Iberia ha ofrecido deshacerse de rutas para allanar el terreno.
De hecho, Sánchez-Prieto dijo a mediados de enero que la aerolínea del grupo IAG -el holding en el que están además de Iberia, British Airways, Vueling, Aer Lingus y Level- espera ser capaz de convencer a las autoridades de defensa de la competencia en Europa de las bondades que tiene la compra para todo el sector y, en concreto, para los clientes.
Mientras tanto, Iberia se hizo con el 20% de Air Europa el pasado agosto, después de convertir en capital el préstamo de 100 millones de euros que había hecho en marzo a la aerolínea de Globalia y que le da derecho preferente de negociación (el que vence en marzo), habida cuenta de que otro gran grupo europeo, Air France-KLM, también tentaba a los Hidalgo.
IAG tampoco descarta olvidar y liquidar esta operación y buscar otros aliados, pero la unión con Air Europa daría la fuerza que el centro operativo de Madrid necesita para competir con los cuatro grandes europeos: Ámsterdam, Fráncfort, Londres-Heathrow y París Charles-De Gaulle.
La batalla con esos grandes centros de tráfico aéreo se juega en el mercado asiático, un nicho creciente y muy atractivo, en el que los dos grandes aeropuertos españoles (Madrid y Barcelona) apenas tienen en torno a un 5 % de movimientos, cerca de 20 puntos por debajo de los competidores.
Hasta el momento, el Gobierno no se ha pronunciado con claridad sobre la operación, alegando que se trata de dos compañías privadas, pero sí deja ver que le gusta la idea de reforzar el centro operativo o "hub" de Madrid.
Entretanto, surgen otras opciones como la posibilidad de comprar la portuguesa pública TAP, cuya privatización es una opción para el gobierno socialista luso, que pretende integrarla en un gran grupo de aviación, según la prensa local, entre los que se cita a IAG. Pero TAP está inmersa por su cuenta en un plan de reestructuración, con reducciones de plantilla y de activos, y tiene una carga de 3.200 millones de euros de ayudas públicas, además de una fuerte conflictividad laboral, circunstancias que no la hacen precisamente atractiva para posibles compradores.
Las cuentas de la compañía dan señales de mejora -en el tercer trimestre llegó a tener beneficios netos- pero la aerolínea portuguesa solo tiene previsto alcanzar la sostenibilidad financiera en 2025.