ALICANTE. El juzgado de lo Mercantil número 3 de Alicante ha dado por finalizado el concurso de acreedores de Cultivos Marinos de Guardamar (Culmar), la empresa que hasta el año pasado explotaba la piscifactoría de la localidad alicantina, una vez finalizada la fase de liquidación. Culmar, la última empresa acuícola de capital local de la costa alicantina, vendió la unidad productiva de la granja marina a la murciana Culmarex, propiedad de la canadiense Cooke, en el seno del concurso.
Como adelantó Alicante Plaza la pasada semana, el fin de la fase de liquidación no supondrá la desaparición jurídica de Culmar, pues la empresa figura como denunciante de un presunto fraude de 1,4 millones cometido supuestamente por socios y empleados de la empresa desviando parte de la producción de pescado para venderla por otros canales. De ganar el juicio, Culmar podría ingresar una importante cantidad de efectivo en concepto de indemnización, lo que permitiría seguir atendiendo pagos pendientes.
De momento, eso sí, el juzgado da por concluida la fase de liquidación abierta a principios de año, tras declarar fortuito el concurso, al no existir ya más bienes ni derechos que realizar. Así figura en la inscripción remitida por el juzgado al Registro Mercantil y publicada este martes en el Boletín Oficial, con la que se cierra el proceso y se revoca la administración concursal. La potencial sentencia indemnizatoria a favor de Culmar puede tardar bastante en producirse, pues la vista oral para el juicio aún no tiene fecha.
Como desveló Alicante Plaza, la anterior dirección de la empresa denunció a una de las familias socias por una presunta estafa de 1,4 millones de euros falseando la producción. El fraude se detectó en 2018, al cambiar la dirección de la empresa (cuyo capital se reparte entre diversos socios) y constatar una importante diferencia entre la producción prevista según la siembra realizada y la finalmente reflejada en la contabilidad.
El pescado que 'faltaba' se justificó con una supuesta mortalidad de los ejemplares, pero con una ratio varias veces superior a la normal. Tras realizar una investigación interna, se llegó a la conclusión de que algunos de los socios de la piscifactoría, supuestamente con la participación de algunos empleados, habrían estado desviando parte de la producción, presumiblemente para comercializarla por otros canales al margen de Culmar.
Tras declararse en concurso, la venta de la piscifactoría a Culmarex (acordada antes de abrir la liquidación con el visto bueno del administrador concursal y el juez) prácticamente cubría el crédito concursal, por lo que los acreedores de la empresa de Guardamar comenzaron a cobrar las deudas reconocidas hace meses, sin necesidad de aprobar periodos de espera ni quitas, tal como confirman distintos acreedores a este diario, con créditos tanto laborales como contra la masa.