Elia Barceló construye Santa Rita, un 'noir mediterráneo' en cuatro estaciones

VALÈNCIA. La escritora eldense Elia Barceló echó de menos su Mediterráneo natal durante el encierro de pandemia, que pasó en Austria. Fue al volver, cuando reconectó definitivamente con el lugar, que decidió que su siguiente novela tenía que tener ese contexto. Al final serán cuatro novelas: una serie dedicada a Santa Rita, un antiguo balneario y sanatorio de ensueño donde, sin embargo, se irán sucediendo varios crímenes. Cada novela sucederá en una estación del año diferente. Y cada novela será un homenaje a un detective diferente.

Si Muerte en Santa Rita, su primer episodio, la idea fue armar un whodonenit a lo Agatha Christie, ahora, en Amores que matan, se fija en Colombo y cambia por completo el procedimiento para desvelar desde el principio quién ha sido y así poder fijarse en otros grandes temas de la novela. “Me encantaba de Colombo. En su día fue revolucionario la manera en la que planteban sus historias, donde no tenía tanto interés quién había sido sino su pulso con la policía”, explica la autora, en conversación con este diario. De paso, reivindica la diversidad y lo rico que puede ser la novela negra.

De hecho, Barceló explota esa diversidad y esa riqueza desde todos los frentes posibles, haciendo de Amores que matan también una novela histórica, y otra sobre divulgación de arte, y otra, claro, sobre amor. En Santa Rita descubren el cráneo de un bebé guardado en una caja al lado de unos cuadros expresionistas de Kandinsky, Jawlensky… y la desconocida Marianne von Werefkin, una pintora expresionista pionera que ha pasado de largo por los libros de historia. “He investigado tanto su figura que el reto estaba precisamente en saber dónde parar la narración, cómo dispersar toda la información para que fuera entretenido también para el lector”, cuenta.

El perito que valoraba estos cuadros también es asesinado, y así el misterio se va repartiendo por tiempos y espacios diferentes. “Esta novela tiene muchas tramas, y equilibrarlas ha sido todo un reto”, confiesa Barceló.

Santa Rita, ¿una utopía?

El antiguo sanatorio y balneario es el lugar desde el cual Elia Barceló construye toda la narración. Unas coordenadas que inundan, en realidad, todos los rincones del libro. Se trata de un lugar idílico, en el que los personajes viven (por ahora) la primavera y el verano con la intranquilidad del crimen pero con la calma del calor, del mediterráneo y de la luz valenciana. Es el noir mediterráneo (“creo que me siento muy identificada escribiendo esto”, reconoce Barceló, cuando se le pregunta si acaso este subgénero le es más cercano que otros tantos que ha tocado a lo largo de su literatura).

No esconde su nostalgia: “a mí me gusta mucho la nostalgia y es muy importante en mis libros. Tengo nostalgia incluso de los pasados que no he vivido”. Y Santa Rita —se pregunta la propia autora— podría ser una utopía a pesar de todo: un lugar donde hay personajes diferentes, intergeneracionales, que pueden tratar sus problemas y sus misterios con relativa paz y la armonía que otorga un enclave como el que presenta en el libro.