ALICANTE. La piscifactoría de la localidad alicantina de Guardamar del Segura, Culmar, la única del litoral valenciano que no pertenecía a uno de los grandes grupos del sector, cambia de dueños. Según han confirmado fuentes conocedoras a la operación, el holding de origen murciano Culmarex, actualmente propiedad de la salmonera canadiense Cooke Aquaculture, ha adquirido la piscifactoría en el seno del concurso de acreedores al que se acogió la mercantil el pasado mes de abril.
La operación se ha cerrado en una negociación privada entre las partes y ha recibido el visto bueno del juzgado, pero no está relacionada con una liquidación concursal, dado que el concurso de Culmar se hallaba aún en la primera fase del proceso y este escenario no se había planteado. En todo caso, según dichas fuentes, el importe por el que se ha acordado la transacción, que no ha trascendido, podría cubrir el pasivo con el que la mercantil fue a concurso, lo que sería una buena noticia para sus acreedores.
Culmarex, hoy propiedad de un gran grupo internacional, tiene su origen en la localidad de Águilas, donde abrió su primera piscifactoría en los años ochenta. Durante las últimas décadas, se ha expandido tanto abriendo sus propias instalaciones como adquiriendo otras independientes, como acaba de suceder con Culmar. En la provincia de Alicante, ya tiene presencia con dos piscifactorías (Gramabasa, en Santa Pola, y Basademar, en Altea), y tramita la construcción de una tercera en Torrevieja.
Con la compra de la piscifactoría de Culmar, el grupo con sede en Murcia dispondrá a corto plazo de cuatro piscifactorías en la provincia, con una capacidad de producción total de 16.500 toneladas de doradas y lubinas: las 8.000 toneladas de Torrevieja (que será la mayor) se suman a las 3.500 que ya tiene en Santa Pola, a las 1.750 de Altea y las 3.200 aproximadamente que puede producir la piscifactoría de Culmar tras su acuerdo con el grupo portugués Jerónimo Martins para doblar su producción en 2019.
Culmar, como desveló este periódico el pasado mes de mayo, se encuentra a la espera de que la Audiencia Provincial de Alicante señale la fecha para celebrar el juicio por un presunto fraude de 1,4 millones de euros, que se cometió supuestamente desde dentro falseando la producción. El fraude se detectó en 2018, al cambiar la dirección de la empresa (cuyo capital se reparte entre diversos socios, ninguno de los cuales tiene la mayoría) y constatar una importante diferencia entre la producción prevista según la siembra realizada y la finalmente reflejada en la contabilidad.
El pescado que 'faltaba' se justificó con una supuesta mortalidad de los ejemplares, pero con una ratio varias veces superior a la normal. Tras realizar una investigación interna, se llegó a la conclusión de que algunos de los socios de la piscifactoría, supuestamente con la participación de algunos empleados, habrían estado desviando parte de la producción, presumiblemente para comercializarla por otros canales al margen de Culmar.