ELCHE. Después de mucho esperar desde distintos ámbitos, tanto desde la oposición como desde colectivos implicados en el patrimonio, a veces incluso desde el equipo de gobierno, esperando que la lenta administración acelerase, el catálogo de protecciones ya está en licitación. Un año y medio después de la consulta pública previa planteada y a la que se presentaron algunas alegaciones. Fruto de ellas, por ejemplo, se asume incluir la protección de los relojes de sol. Sin embargo, no será el único ámbito. En distintos aspectos se plantea un catálogo integral, mucho más completo que el actual, que data de 1998. En él se quiere abarcar todo lo urbano, el patrimonio natural, arqueológico, paleontológico e incluso arbóreo. Además del registro del palmeral, cuestión pendiente desde la declaración de Patrimonio Mundial en el año 2000, y la renovación del Plan del casco histórico. Y para todo ello, un plazo de 10 meses para el futuro adjudicatario. El gran impulso normativo para el patrimonio cultural ilicitano.
El presupuesto máximo para el encargo es de 239.943 euros. Sin duda, una ambiciosa redacción, no solo por la parte del propio catálogo, sino por el añadido del palmeral, porque el Plan Especial de Protección de Edificios y Conjuntos del Término municipal no incluye entre sus fichas de protección referencia alguna a los huertos de palmeras o sus elementos constitutivos. Además de que la Ley del Palmeral cataloga como Bien de Interés Cultural (BIC) los huertos de palmeras, también declara como Bien de Relevancia Local (BRL) con la categoría de espacio etnológico de interés local los huertos y palmeras diseminadas por el municipio que no formen parte del recinto BIC.
Dado que el Plan Especial de Protección está aún en trámite después de obtener el permiso ambiental favorable en 2019 —el cual puede caducar si no se aprueba pronto—, y debe incluir su propio catálogo, se considera que teniendo en cuenta la sensible regulación de dicho ámbito, se considera idóneo "que se tramite y redacte un único catálogo de protecciones del término municipal de Elche, si bien diferenciando la parte correspondiente con el citado plan especial del resto del término municipal". Por lo que se realizaría en paralelo la propuesta de inclusión de los bienes, elementos compositivos y entornos de protección que se deberían incluir en la Sección Primera del Registro del Palmeral de Elche, al tener un contenido similar.
Asimismo, no será el único documento que tendrá que integrar el futuro contratista. Como contaba este medio hace unos días, finalmente el Plan especial de Protección del BIC del Conjunto Histórico Artístico (que comprende Santa María, la Calahorra, el Palacio de Altamira y la casa-palacio de Jorge Juan), que data de 1968, tampoco se elaborará de forma independiente como se planteó en 2020, se encajará en el nuevo catálogo porque desde Urbanismo se entiende que hay un evidente vínculo por las protecciones en el casco histórico. Así que de esta forma se matarán dos pájaros de un tiro (tres teniendo en cuenta la parte del palmeral), y este ámbito deberá contener a su vez un catálogo de protecciones que defina los diversos grados de protección y tipos de intervención posibles en cada uno de los elementos principales del recinto. La legislación valenciana estima que cada inmueble catalogado como BIC tiene que tener obligatoriamente un plan especial aprobado provisionalmente. Cosa que a día de hoy no existe, lo más cercano es el Plan Director de Santa María del que el Obispado tan solo ha mostrado sus líneas maestras de actuación para la rehabilitación. Dentro de estos cuatro edificios, tan solo el Palacio tiene su propia catalogación BIC, lo que facilita su acceso a ayudas ministeriales o autonómicas.
Fruto de estas inclusiones, el nuevo catálogo se estructurará en dos documentos: por una parte el de protecciones en el ámbito de la zona Unesco por los huertos protegidos y su área de amortiguamiento, y por otra el resto de protecciones del término municipal. A su vez, y aunque ya era conocido, porque así se había esbozado en el documento de la consulta pública, se plantea la inclusión en sus distintas secciones del patrimonio eclesiástico, militar, industrial (por ejemplo con las viejas y características chimeneas del textil o yesería), etnológico, arqueológico (con sus indicaciones de prevención en el terreno agrícola), paleontológico, sitios naturales (parques naturales, reservas marinas, de fauna, microreservas...), patrimonio arbóreo monumental y otros recursos paisajísticos.
El equipo redactor será multidisciplinar y estará coordinado por el departamento de Urbanismo para que haya un trabajo conjunto y complementario. A priori se mantendrá lo ya protegido, pero tendrán obviamente que añadirse nuevos elementos, plantear la desprotección de algunos si se considera necesario, además de completar las fichas propias de aquellos bienes que no la tengan. Entre las propuestas concretas más allá de lo genérico, se plantea estudiar la inclusión de las acequias de irrigación del palmeral, cavas de nieve, antiguos molinos de viento o paneles cerámicos exteriores anteriores a 1940. Esto último incluido ya en propuestas de Patrimonio Cultural de hace años, en lo que parece un guiño claro a las cerámicas del Acueducto de Riegos de Levante. Como curiosidad, no hay mención alguna a los puentes.
La normativa del catálogo de protecciones prevalecerá frente al resto del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y otros instrumentos de ordenación pormenorizada, especificando cómo será el mecanismo de coordinación entre ambos. Además, también deberá establecer el funcionamiento para la concesión de las licencias de obra y otras autorizaciones urbanísticas. Asimismo, también hay un apartado para la responsabilidad privada y pública, ya que se establecerá expresamente "que los propietarios y poseedores por cualquier título de bienes que formen parte del Patrimonio Cultural Valenciano están obligados a conservarlos y a mantener la integridad de su valor cultural". Asimismo, como recomendó la conselleria de Cultura, también se estudiará la delimitación del Núcleo Histórico Tradicional (NHT), un amplio espacio urbano que va más allá del casco patrimonial de mayor valor.
Así pues, una gran tarea por delante, en la que se aprovechará para coser los puntos inconexos que quedan por desarrollar en la normativa de protección local para darle una perspectiva holística. Con algunas apreciaciones que hasta ahora no estaban desarrolladas o simplemente aplicadas, y que están ligadas a conflictos urbanísticos que ahora se buscará evitar. Todo ello enmarcado en novedades recientes que quedan en un segundo plano pero que son claves precisamente en el ámbito de la protección, con pasos como las Áreas de Vigilancia Arqueológica o más recientemente los criterios para armonizar el casco histórico, que serán provisionales hasta que se apruebe este nuevo catálogo. Dentro del plazo de diez meses se establece un calendario para la entrega del sucesivo borrador, propuesta inicial, estudio de paisaje, consulta pública...