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À Punt blanquea la tesis de 'Experimento Stuka' y silencia las voces discrepantes

La televisión pública asegura que, al ser una edición especial de La Qüestió, se optó por invitar a los protagonistas del documental en lugar de organizar un debate

22/01/2019 - 

VALÈNCIA. "Esta historia ya estaba escrita, no es un descubrimiento, no lo hemos descubierto nosotros como documentalistas, ni Óscar Vives, ni el grupo de memoria histórica de Benassal". Así se refería el pasado domingo el director Rafael Molés al documental Experimento Stuka, que ha codirigido junto a su compañero Pepe Andreu. Durante años han asegurado que, precisamente, el descubrimiento de un documento desconocido (el llamado Informe Függer) había permitido poner punto final a un misterio fundamental para entender la II Guerra Mundial (el ataque con bombas de 500 kilos a cuatro pueblos de Castellón en mayo de 1938). Pues ahora resulta que no había tal misterio, que no han descubierto nada porque la historia ya estaba escrita, y que ellos se han limitado a documentarla con los 217.000 euros de dinero público que ha costado la cinta (según los datos facilitados por A Punt).

Molés hizo estas declaraciones en el especial del programa especial La Qüestió que la cadena pública emitió el pasado domingo por la noche. Presentado por Jessica Crespo, al espacio no se invitó a ninguna voz discrepante que pudiera ensombrecer esta cinta que ganó el premio al mejor documental de los I Premios del Audiovisual Valenciano, pero que no logró ni una sola de las diez candidaturas a las que aspiraba en los Goya.

Desde À Punt explican que, al tratarse de un especial de La Qüestió, el formato sufrió modificaciones con respecto a lo que es habitual. En lugar de apostar por un debate en el que todos los puntos de vista estaban representados, prefirieron orientarlo más como una extensión del propio documental con la presencia, únicamente, de los protagonistas. A la pregunta de si los espectadores habían sido advertidos o se darían cuenta, desde la cadena pública entiende que es normal que un formato pueda sufrir modificaciones y que no se avisan explícitamente pero consideran que el espectador es capaz de darse cuenta.

¿Una historia ya contada? En el dossier de prensa de Experimento Stuka, así como las docenas de entrevistas que han concedido sus directores desde que empezaron el rodaje, siempre han mantenido lo mismo: la aparición de unas fotografías permitieron desentrañar un misterioso experimento realizado por los nazis en España en 1938. La historia no se pudo haber contado antes (básicamente porque es falsa), pero además es que Molés y Andreu siempre han presumido de haberla sacado a la luz tras 80 años de silencio.

El domingo, en A Punt, no hubo sitio parar  los historiadores Lucas Molina y Rafael Permuy (asesor del Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire), dos de los mayores expertos españoles sobre el papel de la Legión Cóndor en la Guerra Civil española y los primeros denunciar las tergiversaciones históricas del documental. Los espectadores tampoco pudieron conocer el punto de vista de los investigadores valencianos Carlos Mallench o Blas Vicente , autores de ¡Objetivo Levante!, el mejor libro en el mercado sobre los hechos.

Sí fue invitado Vicent Grau, fundador del grup d’Estudis d’Història Local i Fons Orals de la Universitat Jaume I y responsable de memoria histórica en Compromís, pero no pudo acudir. Grau es muy crítico con los aspectos históricos del documental aunque reconoce que ha contribuido a abrir el debate sobre ese periodo histórico.

El problema de la cadena para encontrar algún historiador independiente que apoye la tesis del documental es que no hay ninguno. Rosa Monlleó, coordinadora de la Cátedra de Memoria Histórica de las cinco universidades públicas valencianas, también valora positivamente el debate que ha producido Experimento Stuka aunque critica su falta de rigor histórico. En contra de lo que Molés y Andreu han afirmado públicamente en varias ocasiones, esta catedrática admite que no conoce un solo experto que respalde las tesis que defiende del documental.

Salvo Molina, todos los citados tomaron parte el encuentro que tuvo lugar el pasado mayo en la UJI titulado La batalla del Levante. Un reencuentro con la historia y la memoria olvidada, coordinado por Monlleó. Sin embargo, los responsables de La Qüestió no debieron considerar sus puntos de vista suficientemente interesantes para los espectadores  Por supuesto, las puertas de A Punt también estuvieron cerradas para Valencia Plaza, uno de los pocos diarios (junto a El periódico de Aquí) que ha informado sobre la ingente cantidad de inexactitudes y manipulaciones del documental, y la inexistencia de datos que avalen la tesis de un supuesto experimento nazi en el Maestrazgo durante la Guerra Civil.

En la mesa, solo estuvieron el ya citado Rafael Molés; el profesor de física  la Universitat de València Óscar Vives (autor de la teoría del Experimento Stuka); Pilar Vidal, historiadora y miembro del Grupo de Memoria Histórica de Benassal, y Stefanie Schüler-Springorum, directora del Centro de Investigación sobre el Antisemitismo de Berlín y autora del libro La guerra como aventura (Alianza). Esta última fue presentada como una de las grandes autoridades a nivel mundial sobre la Legión Cóndor en España y calificó el documental de "muy riguroso". Sin embargo, su libro (su única aportación al tema) se basa principalmente en trabajos ya publicados y ni siquiera ha sido traducido al inglés. En cambio, Stukas en Españade Molina y Permuy, sí es una referencia internacional en la materia y está disponible en el mercado anglosajón gracias a la traducción de la prestigiosa editorial Schiffer Publishing.

En su libro, Schüler-Springorum dedica solo tres líneas a los bombardeos del Maestrazgo y encima es incapaz (literalmente) de situar correctamente los hechos en el mapa y el contexto de la Guerra Civil Española: cree que ocurrieron durante la Batalla del Ebro. El 20 de noviembre, en una entrevista telefónica,Valencia Plaza le preguntó qué datos concretos de su libro permiten apoyar la tesis del  Experimento Stuka. Aún no ha señalado ninguno. El único dato que tiene, y que repite como un mantra es algo ya conocido: que Hermann Göring, ante el Tribunal de Nuremberg, aseguró que Alemania se sumó a la Guerra Civil para experimentar. Imposible sacarla de ahí.

Blanquear el revisionismo histórico

El objetivo del programa fue, básicamente, blanquear el relato que han hecho los autores del documental hasta la fecha para esquivar las acusaciones de manipulación. Jessica Crespo se hizo eco de algunas de las cuestiones que se han criticado del documental sobre el inexistente experimento, para que Molés fuera desdiciéndose de todo lo afirmado hasta la fecha y asumiendo todas la acusaciones que ha recibido como si fueran simples matices. El esfuerzo por evitar cualquier punto de vista crítico sobre el documental por parte de la televisión que dirige Empar Marco no es casual: el 'nuevo Canal 9' ha invertido 30.000 euros en el documental  en concepto de derechos de emisión. 

Crespo no preguntó, por ejemplo, por qué si el objetivo era reavivar el debate sobre la Batalla del Levante, no se cita esta ni una sola vez, o por qué el documental insiste en que eran pueblos aislados y alejados del frente cuando la información de la Agrupación Toral (bando republicano) permite afirmar que había cerca de 20.000 hombres desplegados en la zona. Tampoco quiso saber porqué Experimento Stuka muestra el manual del Ju 87 A de 1936 para hacer creer a los espectadores que no podían llevar bombas de 500 kilos, cuando en las de octubre 1937 se especifica que sí (e incluso se muestra el acople, como se ve en la foto de la derecha). ¿Por qué el documental afirma que los famosos Ju 87 eran prototipos, cuando es mentira? ¿Cómo es que no hay ni un solo papel que avale la existencia del ‘experimento’ que da título al documental? La lista de dudas que la presentadora no quiso aclarar es abrumadora.

A la presentadora tampoco le pareció interesante preguntar por qué insisten en que von Richthofen fue el responsable de los ataques (cuando lo cierto es que llevaba en Alemania desde principios de año) o de dónde sale el dato de que los bombardeos de esos cuatro pueblos influyeron en el diseño del modelo Ju 87 B, el que se utilizó en la II Guerra Mundial. Otra información que no casa con nada de lo publicado hasta la fecha es que, tras los ataques, los alemanes decidieron fabricar en masa los Ju 87. Esta afirmación ya fue desmentida por James S Corum (uno de los grandes estudiosos de este tema a nivel internacional) en Valencia Plaza, y contradice obras de referencia como Phoenix Triumphant: The Rise and Rise of the Luftwaffe (de E.R. Hotoon) o Strategy for Defeat the Luftwaffe: 1933-1945 (de Williamson Murray).

El mito de Beevor

Para darle una pátina de respetabilidad a sus teoría revisionistas, los autores de Experimento stuka  recurren al testimonio del historiador Antony Beevor, autor del justamente aclamado La Guerra Civil en España (Ed. Crítica). Es leyendo esta obra cuando Vives descubre el llamado ‘Informe Fugger’ y decide investigar. Tan importante le debió parecer al británico el informe que en un libro de 682 páginas (902 si contamos las adendas) y con 99 fotos le dedica un párrafo en las conclusiones y ni una sola imagen. En realidad, Beevor cita los cuatro pueblos de Castellón porque aparecen en el famoso documento BA-MA, RL 35/34, pero lo hace a modo de ejemplo de los muchos pueblos y ciudades atacados por los stukas. Lo que ocurre es que Beavor no le dio la más mínima importancia al documento hasta que los autores del documental no le facilitaron información falsa (que los pueblos estaban aislados, que no eran parte del frente, que los nazis también utilizaron bombarderos pesados...).

Pero lo más curioso es que el británico tampoco tenía ni idea de lo que realmente pasó cuando escribió su libro. En él, como Shuler-Springorum, se equivoca en la fecha y el lugar al situar a Albocàsser, Ares del Maestrat, Benassal y Villar de Canes en el frente de Aragón. De hecho, cuando habla de la Batalla de Levante (en el capítulo 29 titulado ¡Arriba España!) no cita ni a los Ju 87 ni a esos pueblos. Eso, sin contar que los citados stukas no eran ni mucho menos prototipos secretos—como afirma él en el documental— sino era uno de las 260 unidades que se fabricaron, y estos aparatos en concreto formaron parte de la que habían sido enviados a España desde Alemania, donde formaban parte del grupo Stukageschwader 162 – Immelmann  de la Luftwaffe . Por cierto, si fue —como asegura en su libro— el arma de “fue mayor importancia psicológica que ensayó la Legión Cóndor en España” debería decir de dónde saca un dato que no apoya con ninguna cita ni desarrolla. Tan importante no sería cuando en su libro solo cita a este avión tres veces, y una es un pie de foto.

¿Y porqué dice Beevor lo que dice en el documental? Por la información falsa que le suministraron los autores de la cinta. Que si unos pueblos aislados, que si nadie lo sabía, que si Franco no se enteró de lo que pasaba… El propio Rafa Molés lo admitió en la entrevista que concedió a Plaza el pasado mes de junio:

El ‘Informe Függer’

Dado que, para esquivar las críticas, Molés hizo una reinterpretación de su propio documental, lo que hasta ahora había sido la piedra de toque del Experimento Stuka se convirtió en el gran ausente: el documento BA-MA, RL 35/34 (coda bajo la que está clasificado en el Archivo Militar de Friburgo) más conocido como Informe Fugger. La verdadera razón por la que el documental solo habla de cuatro pueblos afectados por el supuesto experimento, es porque ese informe no cita ninguno más. Admitir que hubo otras localidades afectadas (como así fue) sería restar importancia a un archivo que, en realidad, tiene poco más valor que el anecdótico.

Molés admitió por primera vez lo que Valencia Plaza viene afirmando desde el principio, que lo que han presentado como un gran descubrimiento no es más que un viejo legajo conocido de los historiadores desde que los historiadores alemanes Hans Ring y Karl Ries lo utilizaron para su libro Legion Condor 1936-1936. Eineilustrierte Dokumentation (1980). Beevor dice que nunca había visto nada igual, pero en los archivos de la Aviazione Legionaria (la fuerza aérea italiana que operó en España durante la Guerra Civil) se conservan docenas prácticamente iguales.

Los autores del documental han utilizado el Informe Függer para hacer creer a los espectadores que los bombardeos de Ares del Maestrat, Benassal, Albocàsser, y Vilar de Canes (entre el 18 y el 31 de mayo de 1938) tuvieron algo de excepcional, pero lo cierto es que la Legión Cóndor llevaba lanzando bombas de 500 kilos desde el 18 de febrero. Hasta el 18 de mayo actuaron 16 días, llevando a cabo 28 servicios (lanzaron 46 bombas de media tonelada y solo 32 de un cuarto de tonelada). Posteriormente, Borrriol, Adzaneta, Villafamés, Costur... también sufrieron ataques similares.


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