MADRID (EP). Alrededor de siete millones de personas en España, es decir, entre el 10 y el 15 por ciento de la población, padece enfermedad renal crónica (ERC), pero solo el 10 por ciento de quienes la sufren en estadios iniciales conoce que tiene esta patología.

Así se recoge en el documento 'La Enfermedad Renal Crónica y su situación en España', impulsado en el marco del Día Mundial del Riñón, que se conmemora este jueves por la Fundación de Ciencias de la Salud, con el que se pretende responder a las principales dudas que tienen profesionales y pacientes.

Según destaca el informe, la ERC no es una enfermedad tan conocida como lo puede ser la insuficiencia cardiaca, o la diabetes, pero en la actualidad es muy prevalente y las cifras tanto a nivel mundial como en España son alarmantes, con importantes consecuencias en riesgo cardiovascular, mortalidad y coste sanitario.

Entre los factores de riesgo de estas patologías se encuentran la hipertensión, la diabetes mellitus, la obesidad y la edad avanzada. La ERC puede derivar en una ERC avanzada (ERCA) donde se hace necesaria la sustitución de la función renal, bien por procedimientos de diálisis o bien mediante el trasplante renal.

El coste del tratamiento renal sustitutivo se estima en un tres por ciento de todo el presupuesto sanitario y supone un gasto económico no inferior a los 35.000 euros por paciente y año para el sistema sanitario.

Problema de salud pública de primer orden 

Los especialistas responsables del documento han hecho hincapié en que la enfermedad renal crónica es un problema de salud pública de primer orden que requiere un abordaje multidisciplinar dada su alta prevalencia y la posibilidad de evitar su progresión.

En este sentido, la detección precoz y la remisión adecuada a nefrología de los pacientes con ERC mejora la morbilidad a largo plazo y disminuye los costes tanto para el paciente como para el sistema sanitario.

Teniendo en cuenta que la ERC es una patología generalmente asintomática hasta que llega a estadios muy avanzados, han pedido la concienciación de los médicos no nefrólogos para que realicen un despistaje precoz con una analítica de sangre para medir creatinina y estimar filtrado glomerular y una determinación de albuminuria.

Así, la estrecha colaboración y coordinación entre Atención Primaria (AP) y Nefrología puede mejorar la atención y el pronóstico de la ERC, según han aseverado.