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ESTRENO EN SOLITARIO

Enric Montefusco: “Cuando empecé era todo rabia y frustración”

El cantante de los desaparecidos Standstill, presenta el viernes su primer disco en solitario en un concierto en La Rambleta.

15/12/2016 - 

VALENCIA. “Si el duende sale del dolor, esto será una obra maestra”. Una de las primeras canciones que Enric Montefusco adelantó de su estreno en solitario encapsulaba en su estribillo la sensación de la mayoría de los que se reunieron el 3 de octubre de 2015 en la Apolo de Barcelona para despedir a Standstill. Sin embargo, su manera de avanzar, esa que implica someterse a crisis de forma sucesiva, siempre ofrece un camino entre la confrontación y la solución; el de hoy es Meridiana, su debut con nombre y apellido. “Hace un año, cuando nos despedimos, tenía varias canciones a medias;quizá estas canciones podrían haber acabado en el hipotético siguiente discos de Standstill”. Aunque él mismo reconoce que “la apuesta no ha cambiado mucho”y que se trata de “un trabajo bastante parecido”, Meridiana no es la metadona de Standstill. Es la sensación de deberse al futuro y no al pasado.

“Todo se ha renovado y se ha oxigenado, hay horizonte, hay ilusión, una muy buena recepción por parte de la gente”. Todo eso se podrá comprobar mañana viernes en La Rambleta, a partir de las 22 horas. Menos arropado que en Standstill (junto a tres músicos), Montefusco escenificará la vida después de Standstill. La vida después de la vida. Existe.“Cuando es un poco raro y puede no entenderse por qué lo dejas, has de hacerlo porque sientes que ya no puedes seguir como antes”, explica Montefusco,cuyo periplo vital siempre resulta extrañamente atractivo: “paso de unas problemáticas de las que intento buscar una especie de salida, y esa salida me lleva a vivir otra serie de cosas y a crecer, y eso me arrastra a problemáticas nuevas”. Por fortuna, en cada disco nuevo, Montefusco puede ofrecer problemáticas nuevas y amor por la vida plena. Y un camino. “Quiero pensar que este camino lleva a alguna parte y que ahora sé algunas cosas más que cuando empecé y era todo rabia y frustración”.

—¿Te molesta que te pregunten por Standstill a pesar de estar presentando ya tu primer disco en solitario?

—No, hombre. He estado 20 años en un grupo que ha sido mi grupo, he volcado mi vida ahí. Sería muy raro ahora que me molestara o que renegara de eso, es mi vida. Lo que estoy haciendo ahora es resultado de todo eso, y es normal que se me pregunte y que yo responda cómo lo vivo y cómo es este proceso y por qué. Creo que es todo muy natural. Debería serlo.

—Está todo muy reciente todavía. ¿Alguna vez te despiertas pensando que Standstill sigue existiendo?

—No, no. Lo peor que te puede pasar es levantarte estando en Standstill y sentir que es el lugar en el que no tienes que estar. Eso es lo jodido. En el momento en el que uno lo siente, en este caso lo sentíamos todos porque era un momento un poco enrarecido y en el que estábamos ya un poco por inercia (si teníamos que ser honestos)… eso es mucho más jodido que haber actuado con honestidad y valentía y estar arrancando un proyecto nuevo con toda la ilusión. Es el mejor momento ahora; todavía está todo bien, está todo por hacer. Esa sensación es impagable, cuando te debes al futuro y no al pasado. Es impagable.

—Cuando murió Lemmy Kilmister escribiste que “cuando muere alguien que ha hecho su propio camino hasta el final, no se responde con tristeza, sino con admiración y esperanza”. Eso fue un poco lo que pasó con Standstill, ¿no?

—Sí, tiene mucho sentido. A lo que yo no estaba dispuesto era a seguir haciendo cosas con otra energía y sin darlo todo, sin que fuera lo que había sido hasta ese momento. Yo creo que podemos estar muy contentos, tanto el grupo como los seguidores (por decirlo de alguna manera), porque hasta el final, hasta el último disco, fueron proyectos muy románticos, muy bonitos, muy locos, donde nos vaciamos completamente. Para mí eso es lo único importante. En ese sentido, la sensación es buena: echo la mirada atrás y estoy a gusto y tranquilo, contento y orgulloso. Eso es muy difícil y muy importante. Poder hacer eso supone haber tenido que ser valiente en el sentido de que cuando es un poco raro y puede no entenderse por qué lo dejas, has de hacerlo porque sientes que ya no puedes seguir como antes. Has de ser coherente con esa sensación, y creo que la gente lo percibe; y, si no lo hace ahora, con el tiempo lo hará y entenderá que está preservada esa energía y esa cosa especial que tenía la banda. También se va a entender cuando vean mis discos y conserven esa energía que espero que conserven y que seguramente no habría podido tener si hubiera seguido con Standstill.

—¿Trabajas ahora de forma diferente, sobre todo a la hora de componer, que es lo que compartes con Standstill?

—La verdad es que no. Mi día a día es muy, muy parecido; los procesos creativos son prácticamente iguales. Lo que pasa es que, llegado a un punto, antes tenía más o menos las ideas generales de las canciones y lo compartía con los compañeros del alma, si lo quieres llamar así, y ahora es con otra gente, otros músicos. A nivel artístico y de proceso es muy parecido en realidad.

—La forma de presentarte en solitario con Meridiana, un disco abiertamente menos eléctrico y quizá más descubierto, ¿tiene algo que ver con el hecho de presentarse en sociedad sin ambages?

—Sí, no sé. Yo creo que ha sido un proceso lento y en paralelo, en el sentido de que cada vez más he ido entendiendo lo que tengo que hacer y dónde me siento cómodo. Cuando creo que tiene sentido lo que uno hace es cuando consigo comunicar, cuando consigo hacer cosas que conecten con la gente. Quizá años atrás había un componente en lo que hacía de querer hacer cosas muy impresionantes y que impactasen; a veces también a costa de la comprensión y de una relación más horizontal. Con el tiempo he ido tomando conciencia de lo que realmente me llena y de lo que da sentido a lo que hago: intentar compartir lo que siento. Eso me ha llevado a unas letras más directas, quizá más simples y menos ambiguas, y una música más en coherencia con eso. Ha sido un poco inconsciente el tema musical; intento buscar siempre una coherencia entre lo que digo y cómo lo digo, y me ha salido así en este disco. Igual en el siguiente hago heavy metal. No lo sé, no lo sé.

—Cuando hablas mucho con los músicos al final entiendes que las cosas son más lineales de lo que parecen. No se trata tanto de proyectos paralelos como de proyectos, todos, personales. ¿Tu disco en solitario es más una continuación de Standstill que una ruptura de nada?

—Las personas como grupo pueden evolucionar,pero en realidad el motor de cualquier banda o artistas, normalmente es una persona. Es una persona el que actúa de motor creativo y quien tiene un proceso vital artístico que va hacia delante y no para. La gracia de los grupos es que se ve enriquecido, complementado y matizado por más gente, pero creo que en los grupos consolidados o estables acaba teniendo el peso creativo una persona; es la evolución de esa persona la que va marcando de qué va cada disco. En ese sentido,si ese compositor va cambiando de proyectos dejan de ser caminos individuales;así como los miembros de mi banda tendrán sus propios procesos vitales que en algún momento también habrán plasmado en Standstill. A veces desde fuera se puede entender que hay cinco personas que evolucionan a la vez y eso no es así;cada uno en Standstill teníamos una vida diferente con intereses y evoluciones diferentes, y lo difícil y la magia era cómo sobrevivir juntos, era una locura. De esa dificultad salían cosas muy bonitas.

—Viendo la cronología de los hechos en los que pasas de Standstill en BCore a Standstill con autoedición, y de la autoedición en Standstill pasas a la tuya en solitario. ¿Crees que hay una evolución clara o un avance hacia algo?

—Yo no los catalogaría como pasos dentro de los mismos parámetros. En realidad, a la hora de hacer los proyectos, los últimos discos de Standstill, sentía que tenía libertad toda y que realmente estaba haciendo lo que me apetecía, no necesitaba poner una capa de más. Creo que Standstill funcionó estos años porque éramos muy complementarios y yo tenía una libertad artística muy importante para mí, y la jugué; la tenía entonces como la tengo ahora. En ese sentido pienso que el paso de Standstill a no Standstill es que cinco personas estén a la par con la misma energía y los mismos intereses es complicado y toda relación tiene su vida, sus procesos, y se acaban agotando. Es así.

—Me decías en nuestra última entrevista que tratabas de librarte de todo lo pasado con cada disco, que intentabas volver a empezar. ¿Lo has conseguido con Meridiana?

—A nivel artístico no sé; habremos pecado de muchas cosas con Standstill y yo con este disco seguro, pero creo no de ser esclavos del pasado. Cada disco he intentado hacer un mundo particular y propio sin tener muchas ataduras con lo que habíamos hecho hasta ese momento. Con Standstill lo conseguimos, y con este disco también. Obviamente, cada disco es reflejo de todo lo que has vivido antes, pero no más que un reflejo; no pongo una guitarra de más porque se suponga que tenga que ir, siempre he intentado evitar ese tipo de inercias.

—¿Hay canciones en Meridiana que salieron cuando existía Standstill?

—Sí, de hecho unas cuantas de las canciones las empecé a componer cuando estábamos con Standstill. Yo cuando empiezo a componer no sé cómo acabarán ni dónde, ni bajo qué disco; ni siquiera de qué va a hablar el siguiente disco. Luego me lo voy encontrando. Hace un año, cuando nos despedimos, tenía varias canciones a medias; yo tardo bastante en acabar los temas. Quizá estas canciones podrían haber acabado en el hipotético siguiente discos de Standstill. No sé distinguir entre “esto sí, esto no”, “esto dentro,esto fuera”: cuando compongo algo siempre acaba en el siguiente proyecto, tenga el nombre que tenga.

—En tanto en cuanto también escribías las letras en Standstill, el hilo entre ambos proyectos es evidente. En ‘Uno de Nosotros’, que para mí tiene un imaginario muy de Adelante, Bonaparte, vuelves a hablar del domingo. Es un elemento recurrente.

—La referencia al domingo desde luego no fue intencionada como guiño a nada. Fue inconsciente. Es verdad que para mí, en mi experiencia personal por mi infancia, el domingo tiene o tenía una especie de peso simbólico por cómo se vivía en mi casa; me parece sugerente en tanto que se refiere a temas de clase trabajadora, hablando en términos de este último disco. En Adelante, Bonaparte tenía un significado y en este tiene otro. Lo que significa un domingo son muchas cosas y son muy importantes. Tiene mucho calado lo que hay detrás de lo que se siente un domingo: la vida que tienes, la que dejas de tener, el cómo vives esos momentos… en ese huequecito salen cosas muy interesantes, creo.

—¿Te sientes más cómodo echando mano de esos recuerdos antes que de los que corresponden a un pasado más reciente?

—Me cuesta hablar en términos de comodidad o incomodidad porque, cuando yo escribo, no busco la comodidad: es una especie de necesidad. Vivo en una problemática o en otra, en un momento vital que me remite a unas cosas o a otras, dependiendo de lo que esté pasando; no evito cosas o no me incomodan cosas, hablo de lo que necesito hablar en cada momento.

—En la última entrevista hablábamos de la búsqueda constante en Standstill. En Meridiana continúa y, de hecho, hay canciones como ‘Lo Poco Que Sé’. ¿Con cada disco sacas más certezas o más incertidumbres?

—(Pausa) Wow. A ver. Joder, yo no sé la gente, pero a mí lo que me pasa es que a menudo voy pasando de una crisis a otra; paso de unas problemáticas de las que intento buscar una especie de salida, y esa salida me lleva a vivir otra serie de cosas y a crecer, y eso me arrastra a problemáticas nuevas. La vida y el camino de cada uno creo que se trata un poco de eso: ir avanzando y, para avanzar, hay que someterse a estas sucesivas crisis. En esa superación y enfrentarse a lo que van saliendo, vas aprendiendo cosas y tomando perspectiva.Creo que va de eso y quiero verlo así. En este disco he tomado una nueva perspectiva respecto a temas que había tratado en otros discos y quiero pensar que este camino lleva a alguna parte y que ahora sé algunas cosas más que cuando empecé y era todo rabia y frustración; ahora también la tengo, pero la comprendo un poco más e intento canalizarla de una manera más constructiva. Son temas complicados.

—Es paradójico que, mientras que quien lo recibe lo toma muchas veces como certeza, para quien lo lanza tampoco está tan claro.

—Claro, depende mucho de qué tipo de frases. Yo intento ser honesto en las canciones, en el sentido de no vender humo del tipo de “yo sé de qué va todo esto” o “follow me”. Es más bien todo lo contrario: vamos a compartir toda este desamparo en muchas cosas e intentemos compartir las pistas que uno va encontrando o los horizontes como para seguir viviendo y creciendo. De alguna manera necesito encontrarlo para mí en primer lugar, y tengo cierta necesidad de compartirlo y sentirme acompañado en ese tránsito. ¿Cómo lo recibe la gente? Yo creo que cada persona coge cosas diferentes. Ahora, por ejemplo, con Internet, que se ve todo, se ve clarísimo:cada uno proyecta en las letras y en los discos cosas muy diferentes. Es asombroso. También es muy bonito porque yo arrojo ahí algo, una especie de mundo cerrado, donde cada uno puede coger algo, lo que le sea útil para su vida. Es bonito verlo así también. 

—Yo creo que el paradigma de todo esto, eneste disco, es ‘Yo Delego En Ti’. 

—Sí.

—Para mí, desde la primera vez, ha sido una canción de corte social o político, pero para muchas otras personas, por ejemplo, es una (extraña) declaración de amor.

—Sí, sí. Ese tema en concreto, para mí, a nivel de contenido, creo que quizá es el más centrado de todo el disco. Yo creo que el disco, en el fondo, está apelando a la gente a que tome responsabilidad sobre su vida y que no delegue en nadie los asuntos más importantes de su vida (como son todos los que enuncia la canción). Creo que hoy en día y siempre se ha intentado que los individuos no piensen y no asuman esa responsabilidad porque no es bueno no sé sabe bien para quién, pero no es bueno lo que se nos propone en la escuela, en la televisión… en todas partes. En realidad estamos muy desatendidos y, si no es cada uno de nosotros quien asume esas responsabilidades, acabaremos mal, como estamos acabando todos. Es muy difícil asumir esa responsabilidad. La canción es un poco irónica porque es como si fuera el pueblo el que está hablando: “yo delego en ti”, como si fuera una entidad que decide por ti. Es en realidad lo que está pasando; cuando todo el mundo tiene una vida que se parece tanto a la del vecino quiere decir que muy pocas decisiones personales se han tomado, se ha hecho un camino muy cortito en realidad; estás haciendo lo que se te ha empujado a hacer y ya está. Lo bonito y lo importante para cada uno es desvincularse de eso y ser valiente y tomar tus propias decisiones para tener tu propia vida según tu criterio; aunque no se parezca al mío, que me parece fantástico, pero por lo menos ten uno. La canción habla de eso.

—No sé si tiene que ver esto último conque en este disco haya mucha referencia directa a la segunda persona, mucho interpelar o hablar a personas directamente.

—Ha sido un poco sin querer. Sí que es verdad que en este disco intenté evitar hablar mucho en primera personas y, aunque creo que obviamente hay muchas cosas de mi vida y de mi infancia, el peso no estaba en el punto biográfico, sino en lo compartido y en lo coral. En ese sentido, deliberadamente intenté hablar en primera, segunda y tercera persona,en singular y en plural, y que fuera algo desdibujado mi persona en ese mundo.Es verdad que uso la segunda persona en varios temas, aunque en un sentido muy diferente en cada uno de ellos: en ‘Buenas Noches’ hablo conmigo, en ‘Lo Poco Que Sé’ hablo con mi pareja, en ‘Yo Delego En Ti’ me pongo en el lugar de un supuesto pueblo, en ‘Adiós’ hablo a los fantasmas del pasado… hago usos muy diferentes de esa persona.

—Siempre he pensado que el orden de las canciones en un disco dice muchas cosas (también el no orden). No sé cuánto tiempo le dedicas tú a eso.

—Bastante (risas). De hecho, tenía más temas y no fue fácil hacer los descartes que tenía que hacer y escoger el orden. Me costó un poco. Le dedico tiempo porque creo que es importante. Este disco, sien lugar de empezar con ‘Meridiana’ empezara con otro tema sería otro. Son detalles que para mí son importantes. Es importante acabar con ‘Yo Delego En Ti’, esa apelación final a la gente a asumir esa responsabilidad; es como “todo esto es para ayudar a eso”. Para mí es importante esa liturgia y ese viaje.

—Sí, el comienzo más luminoso con ‘Meridiana’ y el trayecto hacia las tres últimas canciones parece muy calculado.

—Sí. ‘Adiós’ pretendo que sea como sacar o deshacerse de cosas, tal y como dice la canción;como el lugar final en el que uno expulsa todo eso malo que ha salido en el disco. Luego, ‘Yo Delego En Ti’ la interpreto como una coda final. Tiene un sentido para mí empezar con ‘Meridiana’,de una manera luminosa, porque creo que es la manera en la que yo viví la infancia; no considero que tuviera una infancia traumática ni problemática ni difícil, pero sí había una inconsciencia total sobre lo que estaba pasando y el peso de cada una de las cosas que me estaba encontrando. De esa inocencia he hecho una canción con ese tono, y era interesante empezar con esa inocencia con la que empieza un niño.

—Para mí ‘Meridiana’es la canción más bonita de un disco español en 2016.

—Caramba. A mí me emociona mucho, pero no soy objetivo. Son apuntes reales, biográficos, y me tocan. Uno cuando lo hace no sabe en qué medida ha conseguido transmitirlo.

—Saliendo de lo musical otra vez, me gustaría saber qué te ha aportado y cómo has vivido esa incursión en el teatro con tu primer proyecto escénico como tal.

—Ha sido muy importante para mí. Ya lo sabes, llevo interesado en las artes escénicas desde hace tiempo, y ha sido la primera vez que he podido empezar de cero con un proyecto fuera de lo que es Standstilly de lo que son los condicionantes del mundo de la música. A nivel personal y creativo ha sido muy importante. A nivel personal he trabajado con el texto de mi mujer, un texto autobiográfico muy emocionante y muy bonito, y que me toca mucho. Por estos dos motivos ha sido muy especial el proceso. Con el resultado estoy contentísimo por haber conseguido hacer un espectáculo muy difícil,porque gestionar a 30 personas con un texto largo y que no se te gire en contraes un reto. La gente salía muy emocionada y creo que también lo bonito del teatro es que consigue una especie de profundidad cuando trata un tema o una historia, y tienes más recursos para llegar al fondo de la historia; las canciones son más epidérmicas, más de emoción y de piel, y tienes menos espacio para ponerte en la piel de un protagonista. En el teatro hay otros recursos y creo que los he jugado a fondo. Estoy muy contento con el resultado. A ver si lo puedo traer a Valencia.

—Siempre has tenido esa tendencia. Por ejemplo con ROOOM.

—Sí, ROOOM era un poco eso. No sé, yo creo que lo que he encontrado ahora es un equilibrio diferente porque hasta ahora había intentado hacer proyectos en los que aplicaba la parte escénica a las canciones (poner teatro dentro del mundo de la música); ahora, tanto por la experiencia acumulada como por las dificultades, me apetece hacer música por un lado y teatro por otra. Una de las grandes lecciones de estos años es que,joder, el mundo de la música es muy cerrado, en todos los sentidos; no está preparado, y el país en general tampoco, para la multidisciplinariedad, para entender el arte más allá de lugares estanco e inconexos. Es una pena, pero es así: he intentado traer espectáculos a festivales, o arrastrar a la gente al teatro… pero bueno, le daba sentido a lo que yo hacía y a mis intereses, pero a nivel energético, logístico y económico ha resultado ser casi inviable; por lo menos tal y como yo lo planteaba. El nuevo equilibrio tengo ganas de ver dónde me lleva porque da unas nuevas posibilidades y quiero jugarlas a fondo.

El problema, entre comillas, de esta obra es que es mucha gente; no todos los festivales ni todos los teatros pueden a coger una obra así de grande, y España es bastante limitada en ese sentido. Además, es un teatro muy moderno, por llamarlo de alguna manera, los teatros grandes de este país, la mayoría de ellos programan cosas muy clásicas; es una apuesta artísticamente interesante, pero no es tan fácil como otras cosas de mover. Parte de la gracia es asumir ese reto. Me lo busco un poco siempre: intentar abrir camino e intentar hacer cosas donde hasta no se habían hecho y, sin querer, me sale haga lo que haga.

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