ELCHE. La semana pasada, entre jueves y viernes, visitó la ciudad de Elche el ingeniero Alfonso Martínez Cearra, director general de la Asociación para la Revitalización del Bilbao Metropolitano Bilbao Metrópoli-30. Invitado por la plataforma Elche Piensa, Martínez Cearra dio un conferencia, mantuvo un encuentro con los responsables del colectivo ciudadano y recorrió los principales hitos de la ciudad. Este es el diagnóstico y las recomendaciones que el técnico dio a la gente de Elche Piensa en su objetivo de lograr una mayor interacción metropolitana con su entorno para ganar infraestructuras, servicios, intercambio cultural y calidad de vida.
Según Martínez Cearra, la transformación de una ciudad es un proceso de cuatro etapas y de 20-25 años. Lanzamiento, crecimiento, consolidación y cambio. Explica que en el lanzamiento pones en marcha cosas y no obtienes ningún resultado, "es como cruzar un desierto" y según el ingeniero, tiene un apodo: "Esto yo no me lo creo". En el caso de Bilbao tardó 5 años y supuso la inauguración del Guggenheim y el metro. La fase de crecimiento también tiene un apodo: "Esto ya lo decía yo", según Cearra. "Lo normal es que le arrebaten el proyecto si tiene éxito". Dice que pasó con el Museo Guggenheim, "todas las clases dirigentes estaban en contra. Cuando se inauguró y fue éxito, todos dijeron que habían sido parte de la decisión". La consolidación es una etapa muy delicada: el proceso llega al límite de su capacidad. En Bilbao pasó con el suelo urbanizable, que se agotó. Y esto, según el responsable de Bilbao Metrópoli", te lleva a la cuarta fase, el cambio. "La tentación es mantener la situación porque es exitosa. Cuando más tardes en dar el siguiente salto, más fácil caerás". En su opinión, a los 10 años del lanzamiento, ya hay que iniciar un nuevo proceso de lanzamiento, que se solape con el éxito del anterior para aprovechar la rentabilidad. "Hay que cambiar de paradigma: lo que sirvió para lanzar una ciudad ya no sirve 20-25 años después". Este es su punto de vista.
El diagnóstico de Martínez Cearra sobre Elche es claro: tiene masa crítica suficiente, posee una economía basada en sectores económicos punteros, un tejido empresarial importante y una sociedad civil activa. "Su proyección internacional es indudable", afirma. Sabe lo que es salir fuera y competir en un mercado global; posee un clima y recursos naturales únicos e iconos para la proyección, como la Dama de Elche y el Palmeral, de acuerdo con su punto de vista. "Se dan las circunstancias y se dan los ingredientes básicos para acometer una estrategia que lleve a Elche a unos horizontes más atractivos".
"La experiencia nuestra en Bilbao Metrópoli, y de otras ciudades, es que hay que moverse", dice Martínez Cearra. Y máxime si se dan las circunstancias básicas, añade. Hay que hacer estudios y reflexiones, pero sobre todo hay que empezar a moverse. "Es la parte más difícil de este proceso, pasar de la situación estática a un proceso más dinámico. No importa la dirección, sino acumular movimiento y después ya se reorientará con un liderazgo".
Explica el experto que lo toca ahora es "meter la ciudad en el maletín, en el catálogo de productos que una empresa lleva e internacionalizar la ciudad". "Activar lo que ya existe; lo que hay, ponerlo en marcha, por tentador que sea inventar". ¿Quién debe empezar el proceso? "Los que ya están y en lo mismo que están haciendo ahora, cada uno en su área de competencia, pero con la misma brújula: poner a Elche en un sitio cualitativamente más avanzado", dice Cearra. "Es necesario desarrollar un plan, que debería hacerse entre todos; no es fácil, pero hay que intentarlo". Debería ser una entidad neutral, en su opinión. Ese plan debería incluir qué estás haciendo mal y qué se debe corregir, enfatiza.
Según el ingeniero bilbaino, "estamos asistiendo a un cambio de paradigma en el que la UE está rebajando las barreras nacionales a través de la implantación de elementos de uso común". El gran indicador de calidad de los países era el 'made in'. Esto ya no tiene sentido: ahora compras algo pensando que se hecho en un país y resulta que te enteras que se ha fabricado en otro, explica. Según Martínez Cearra, lo que emerge ahora con mucha fuerza son las redes de ciudades en Europa, con capacidad de organizarse en nodos, de ser hubs. "Hay que elegir bien donde vas a posicionar la ciudad y en qué sectores". A su juicio, los servicios tienen un valor añadido y casi son más exportables que el producto en sí.
Expone el responsable de Bilbao Metrópoli que ya se está consolidando un cuarto nivel económico: el sector de los valores, que ya aplican las propias empresas, que ofrecen calidad y ética; es decir, se les presupone un decálogo de normas que aportan valor a su manera de trabajar. "Y la ciudad tienen que moverse al mundo de los valores, y no sólo internacional, sino también de puertas hacia dentro", enfatiza Martínez Cearra. "Esos valores dan un impulso importante a la optimización del interés común de las inversiones que se realizan en infraestructuras". Hay muchas ciudades que ya tienen valores (pone el ejemplo de Ginebra) que las proyectan al mundo". En Elche se puede hace ese trabajo para los ingredientes básicos ya están, insiste. "En Bilbao lo estamos consiguiendo a la hora de entender el turismo o la inmigración. Esta situación está posibilitando un nuevo proceso de desarrollo en el que se supera el desarrollo de la ciudad con el echar cemento", ejemplifica. En el caso de Elche, Martínez Cearra, insiste en que la ciudad está preparada, puede dar un salto cualitativo internacional, lo puede hacer activando los recursos existentes, aplicando una serie de parámetros que ya están en la sociedad y esto nos llevaría, a largo plazo, a un posicionamiento de Elche como una ciudad de referencia en determinadas redes europeas. "Europa es la gran locomotora a la que hay que engancharse; las ciudades que lo hagan tendrán una rentabilidad espectacular", resume.
"Tienes que llegar antes que los demás. Esto es una competencia de ciudades", dice Martínez Cearra. "Hoy la ciudad es una sociedad que tiene dar dividendos a sus habitantes, en forma de calidad de vida, de solidaridad, de lo que cada uno quiera...", añade. Llegar antes "requiere explorar a los competidores". Y después, habrá que buscar experiencia de ciudades que no tengan nada que ver con Elche (...) para buscar cosas que nunca has tenido en la ciudad, desgrana el ingeniero. Al mismo tiempo, "hay que plantear proyectos menos ambiciosos pero a corto plazo para que la gente, la propia sociedad, vea que los cambios, la transformación es posible". Según Martínez Cearra, hay una receta: para las situaciones normales, largo plazo e innovación; para el que tiene problemas, corto plazo y solidaridad. "Son planos distintos y no se pueden mezclar", define. "Algunos proyectos de corto plazo deben mitigar las soluciones de urgencia", reitera. "Es fundamental que una ciudad que tiene un proyecto de largo plazo tenga un sentimiento de comunidad compartido, seas rico o pobre. Si tienes varias comunidades, vas a necesitar varios planes".
"Hay que ser exquisito a la hora de compartir", defiende Martínez Cearra. Y lo dice en relación a personas, instituciones y empresas muy identificadas con una ciudad. "Hay que compartir entre lo público y lo privado, lo público con lo público", algo que, según dice, en Bilbao costó de implementar. "La colaboración interinstitucional debe estar desde el principio asegurada y si no tiene nada que aportar, que no moleste", zanja el técnico vasco. "El sector privado desde estar casi desde el principio, pero el sector público debe dar el primer paso". El sector privado debe incorporarse en el segundo paso y dejar claras las líneas de colaboración. Y para ello cita una regla: "Hay que dejar claro desde el primero momento que el político quiere ganar votos y el empresario, dinero". Es una obviedad que hay que dajar claro, insiste Cearra. Las aspiraciones de la ciudadanía, a su juicio, se resumen en calidad de vida.