ELCHE. La ampliación del Parque Empresarial parece sumida en un constante déjà vu con la tramitación, ya que parece que la luz al final del túnel está a punto de llegar. Sin embargo, los tiempos urbanísticos siempre se chocan contra los plazos y las expectativas políticas. Con el anterior equipo de gobierno se pensaba que podría estar aprobado todo antes del verano. Pero la realidad en este campo es más tozuda. 2024 será un paciente año de trámites en el que quizá con suerte, se pueda aspirar a licitar la licitación a final del ejercicio (que llevará meses, con opción a recurso, al ser un proyecto 'jugoso', valorado en 40 millones, y eso antes del aumento de las materias primas).
De hecho, lo que el Consejo de administración de Pimesa aprobaba este lunes como promotor del proyecto 200.000 euros para gastos en documentación, encargos o revisiones hasta llegar a esa ansiada licitación de la urbanización. En concreto, para culminar la elaboración del Programa de Actuación Integrada (PAI), que incluye la reparcelación y otros parámetros urbanísticos.
El proyecto de urbanización ya se entregó por parte de la alicantina Cainur. Un documento que según ha podido saber este medio constaría de unas mil páginas, lo que hace ver la envergadura de la actuación. Ahora está en revisión por los técnicos municipales en colaboración con la mercantil, para corregir lo que se estime oportuno con base a lo que precisa una ampliación de este calibre. Además de esta revisión, que lleva tiempo, también hay que compaginarlo con posibles alegaciones que pongan los propietarios de suelo o bienes afectados por la ampliación en el sector E-49.
La reparcelación suele ser siempre uno de los huesos urbanísticos en cualquier proyecto, donde se indica la valoración de cada bien que sea adquirido o expropiado, el terreno o superficie que toca a cada propietario del terreno... El plazo no paraliza el trámite hasta llegar al pliego final de urbanización —de hecho, en 2022 el TSJ aún estaba resolviendo recursos por la última ampliación del enclave en 2008—, pero implica analizar las alegaciones, contestarlas... para poder llevar todo a pleno y aprobarlo. Será entonces cuando se pueda licitar el proyecto de urbanización.
Con todo, la reparcelación para este nuevo sector resultante no será muy problemática porque hay bastante avanzado, y mientras que la anterior ampliación tenía muchas fincas pequeñas, en esta hay grandes parcelas de unos pocos propietarios, aunque también más reducidas, pero menos. En el PAI se establece el coeficiente de canje; cada propietario de suelo y Pimesa pagan en proporción al suelo que tienen para el nuevo sector. Se puede pagar con dinero o con suelo. Cuestiones que se abordan en este programa, así como la forma en la que la empresa municipal adquirirá terreno, una de las formas planteadas era ese pago en especie, buscando un encaje con una treintena de propietarios.
Ahora en esa revisión se están analizando cuestiones como el mantenimiento que tendrá el Parque o que debe tener, máxime viendo los problemas que ha tenido recientemente o tiene por la necesidad de limpieza en un enclave tan grande. Y se tendrá que abordar la cuestión de la Torre Ibarra o Casa de la Mina. Es un bien protegido, pero entra en la zona de ampliación del Parque, si cae en parte pública el Ayuntamiento tendrá que decidir qué se hace con la misma, a priori hay voluntad de rehabilitación. Hay que ver a qué se destina o incluso si se mantiene o se hace algo similar a la Casa de las Palomas, con la demolición y recreación en otro lugar. Es otra de las decisiones que ahora tiene que tomar el Consistorio. En su entorno se había propuesto una gran zona verde.