BENIDORM. La alcaldía de Pedro Zaragoza Orts lideró una profunda y rápida transformación de la ciudad de Benidorm, que pasó de ser un pequeño pueblo estancado en los años 60 a convertirse en la ciudad del turismo de masas de sol y playa. Carlos Salinas analiza este momento histórico y este contexto de transformación que se llevó a cabo de la mano del alcalde desarrollista de Benidorm, entre 1951 y 1967, en la publicación Pedro Zaragoza Orts, alcalde desarrollista de Benidorm (1951-1967). Carlos Salinas, catedrático de Educación Secundaria y doctor en
Historia Contemporánea, es autor de diversos estudios que se han dedicado a la didáctica y la investigación en la historia social del siglo XX, la infancia como sujeto histórico y el empleo de las fuentes orales. En esta conversación con Alicante Plaza, desvela algunas de las claves de su libro.
-¿Qué objetivo persigue el libro?
-Dar a conocer las actuaciones del alcalde Zaragoza en la transformación de Benidorm desde una perspectiva historiográfica, que muestre las redes de interés que intervinieron en el proceso. Ha sido posible gracias, principalmente, a su documentación personal, cartas y otros escritos, que donó a la Universidad de Alicante en 2007. No es una biografía, aborda el estudio del personaje situándolo en su contexto histórico para contribuir al conocimiento del sistema político y social de los años de aquella alcaldía y el origen del turismo de masas en Benidorm.
-¿Por qué Pedro Zaragoza consiguió su objetivo de situar a Benidorm en la primera línea del turismo?
-Consiguió un amplio concurso de apoyos en torno a su proyecto de transformación del pequeño pueblo en recesión de 2.726 censados en 1950. Las líneas maestras de su utopía las difundió a través del opúsculo Así será Benidorm (1955), un año antes de ser aprobado el Plan General de Ordenación Urbana que sentó las bases de una nueva ciudad del ocio turístico. Atrajo las inversiones necesarias de pequeños y grandes capitales procedentes del propio pueblo y de foráneos y extranjeros. Conforme se evidenciaba el rápido éxito, el milagro Benidorm, entre 1957-1968, se reforzaba su posición en el régimen que recogía las necesarias divisas y exhibía a Benidorm como pueblo escaparate de los logros de un franquismo que deseaba ser admitido en el Mercado Común Europeo. Ejerció la alcaldía como líder interclasista que procuraba el bienestar general de los vecinos, hasta los más humildes. Cabe recordar el el PGOU se aplicó sin expropiaciones, sino mediante compensación con el volumen edificatorio, por lo que los pequeños propietarios de rústico se beneficiaron. El consenso social fue premiado por los cuatro gobernadores civiles que le apoyaron antes instancias superiores en Madrid, donde el mantenía buenas relaciones con altos cargos y ministros.
-De no haber logrado el apoyo del régimen, ¿lo hubiera conseguido?
-Hubiera durado poco en el cargo. Otros miembros de la reducida élite local hubieran aprovechado la demanda turística interna y europea, seguramente con menor éxito, de modo no sistemático y mayor desequilibrio territorial; un Benidorm distinto, desparramado.
-¿Había un plan b al Benidorm que hoy conocemos?
-No hay nada en sus escritos y declaraciones que preparara un plan b; no ideó otra vía de desarrollo que el turismo planificado desde el propio Ayuntamiento con la ayuda de la iniciativa privada. Por ejemplo, las primeras inversiones indispensables para crear las infraestructuras básicas las proporcionaron la Caja de Ahorros del Sureste de España y el Banco de Crédito Oficial, es decir financiaron su proyecto. Tenía absoluta confianza y optimismo en sus metas.
-¿Qué diferencia Benidorm de otras ciudades turísticas que irrumpen durante esos años del desarrollismo?
-Tenía unas magníficas condiciones naturales: las playas, el benigno microclima, la ordenación urbana racional, por zonas, un PGOU que abarcaba todo el término municipal, cuando no era obligatorio en las poblaciones de menos de 50.000 habitantes. El resultado fue el surgimiento de una nueva ciudad turística asequible a las nuevas clases medias en expansión de los años 60. Consciente de ello, el ayuntamiento fue el gran promotor publicitario del sol para todos.
-¿Hubiera conseguido ese objetivo en una democracia participativa?
-El análisis histórico interroga al pasado. A partir de él podemos reflexionar mediante contrafactores y proyectar futuribles. Los desarrollos económicos rápidos no tienen porque darse fatalmente gracias a sistemas dictatoriales. Pensemos en los fascismos del Eje derrotados en la 2ª guerra mundial; las muy quebrantadas economías de Alemania, Italia y Japón estaban ya recuperadas y en expansión en 1955; un crecimiento milagroso en el lenguaje de la época. Si España, después de 1945, hubiera tenido un estado de derecho, constitucional, de democracia parlamentaria, inorgánica, hubiera podido desarrollar el sector industrial y turístico igualmente, similar a las playas italianas. En unas localidades mejor que en otras. Hubiera dependido el grado de éxito en la aplicación de la legislación urbanística, en las condiciones naturales y en la iniciativa social.
"Solo a partir de 1998 se rompió la gran zona natural, no urbanizable, con la construcción del complejo Terra Mítica"
-Fue un anticipado a su era...lo digo porque ahora se pone a Benidorm como ejemplo de sostenibilidad...
-El instrumento de ordenación que supuso el PGOU (1956) para todo el término y la revisión en 1963 del volumen en altura fue un acierto. Estableció un modelo intensivo que evita el consumo masivo de suelo rústico y forestal, optimiza el consumo de agua y reduce los gastos de movilidad; todo lo contrario en un modelo no sostenible de mancha de aceite. La unidad y cuidado de las playas, en simbiosis con la ciudad, se mantienen. Solo a partir de 1998 se rompió la gran zona natural, no urbanizable, con la construcción del complejo Terra Mítica.
