ALICANTE. No me chilles, que no te veo. Como la película.
Luis Barcala y Enrique Ortiz protagonizaron este martes un cruce de declaraciones a cuenta del Hércules como no se recordaba en la ciudad. Ni en los primeros meses de la anterior legislatura, con el tripartido PSOE-Guanyar-Compromís en el gobierno, llegó a verse al primer edil bajar a la arena para cantarle las cuarenta al empresario con esa vehemencia (Gabriel Echávarri mantuvo una línea dura con Ortiz hasta que alcanzó la alcaldía, momento en el suavizó su posición), pero es que el empresario no se quedó atrás en su reacción a las declaraciones de Barcala: aunque evitó echar más leña al fuego y adoptó un tono conciliador, fue toda una novedad lo despierto que estuvo para responder.
A solo unas horas de la reunión entre representantes de la corporación municipal y de las peñas en el consistorio, el primer edil se alineaba abiertamente con los aficionados e incluso acusaba a Ortiz (no lo nombró, pero sí habló de "directivos y propietarios") de pérdida de credibilidad. El empresario le respondía pocas horas después con un comunicado (cuya autoría hay que atribuir a alguien muy cercano a él) en el que venía a darle la razón a Barcala pero, al tiempo, le invitaba a sumar y no dividir, a ayudar a recuperar la credibilidad perdida.
En un día en el que Ortiz debía decidir qué suma de dinero está dispuesto a gastarse en el club el próximo curso y si necesitará o no un compañero de viaje (aunque Juan Carlos Ramírez se autodescarta, hasta el punto de que desde el propio club se le busca un sustituto de manera preventiva, Ortiz sigue asegurando que cuenta con el primero y que de lo segundo no hay nada), el dueño 'de facto' del Hércules se vio envuelto en un rifirrafe con el alcalde de la ciudad. Lo último que probablemente esperaba y consecuencia directa de la acción de los aficionados más críticos, que llevaron hasta el consistorio su particular 'Primavera Árabe'.
Habrá que ver hoy si el contenido de la ya famosa declaración institucional está muy lejos o solo lejos (cerca es jurídicamente imposible: por ejemplo, el Hércules no es un Bien de Interés Cultural que se pueda expropiar como hizo el Ayuntamiento de Huelva con el Recre) de lo que los citados aficionados quieren, pero mañana se harán oír en el pleno y aspiran a hacerlo también el fin de semana (la mañana del domingo, si la subdelegación del Gobierno les autoriza) en las calles, donde los políticos les aseguraron ayer que les acompañarán.
Si algo ha demostrado Ortiz en sus más de 20 años al frente del Hércules es que se maneja bien en todas la situaciones, también en aquellas en las que la presión social (mucha o poca) se cierne sobre él. Ahora bien, esta por ver si también nadará como pez en el agua en el caso de que, como reclaman los aficionados, los políticos (empezando por Barcala) den un paso más y le inviten a dejar las llaves del club en el Registro Municipal. Desde el consistorio se apresuraban ayer a descartar esto último, también aquellos más beligerantes con el constructor.
