Las bajas por lesión y sanción multiplican las posibilidades de que haya rotaciones en Badalona

ALICANTE. Aunque la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) evitaba finalmente que el Hércules dispute cuatro partidos (contando el de este miércoles ante la Llagostera) en 11 días, al fijar para el día 19 la disputa del choque aplazado con el Lleida, los blanquiazules van a tener solo 72 horas entre el encuentro del miércoles por la tarde y el que jugarán a domicilio con el Badalona el sábado (desde las 19 horas). 

Tres días con apenas dos sesiones de entrenamiento (la primera después de la tanda de test de antígenos que exige el protocolo 'anti-Covid' de la RFEF a 48 horas como máximo de los partidos) seguidas de un largo viaje por carretera hasta Barcelona, serán el margen que tengan los blanquiazules entre la victoria sobre la Llagostera y el duelo sobre el verde artificial del Municipal de Badalona.

Lo anterior ya llevaba pronosticar que Manolo Díaz recurriría a las rotaciones para tratar de oxigenar al equipo, pero es que el saldo de lesiones y sanciones que dejaba la cita con la Llagostera multiplica exponencialmente las opciones de que en el once contra el Badalona haya muchas caras nuevas: el que Tano Bonnín se quedara este miércoles fuera de la convocatoria por una lesión de naturaleza muscular; que tanto Moisés García como Kévin Appin no hubiesen terminado el encuentro por culpa de molestias (los dos fueron sustituidos en el tramo final) también musculares; y que Pedro Sánchez viera una cartulina amarilla que hace la quinta de su actual ciclo, por lo que será sancionado con un partido de suspensión, obligarán a Manolo Díaz a introducir novedades en casi todas las líneas.

"Otros tendrán que dar un paso adelante", decía el preparador madrileño en la rueda de prensa posterior al choque del miércoles; una comparecencia en la que dejaba claro que "es difícil" que Tano pueda estar en disposición de jugar el sábado y que tampoco van a forzar, añadiendo que frente al Cornellà sí debería estar en disposición de jugar; también que las molestias que arrastraba Moisés eran consecuencia del tiempo de inactividad (acumulaba dos meses sin jugar) y que preocupaba el alcance de la dolencia que había llevado a Kévin Appin a solicitar el cambio:  "Mañana se le hará una resonancia, no tiene buena pinta", apuntaba el técnico.