EL SUR DEL SUR / OPINIÓN

La hora del 'controller'

27/03/2022 - 

Este viernes, el pleno del Gobierno valenciano ha nombrado a Francisco Candela como vicegerente de la Entidad de Saneamiento de la Comunitat Valenciana, el organismo encargado de gestionar y recaudar el canon de saneamiento para la construcción y mantenimiento de las depuradoras. El nombramiento de Candela podría ser uno más; en este caso, llevado a cabo por la consellera de Transición Ecológica, Mireia Mollà, a propuesta del gerente de la Epsar, Juan Ángel Conca.

Pero el salto de Candela a la escena de la gestión pública es, cuando menos, llamativo porque supone poner a un buen gestor -así lo reconocen muchos en Alicante-, que viene de la empresa privada, pero conoce la administración, y que, además, ha tenido un papel destacado -junto a otros- en poner orden a desaguisados del pasado como el de Fundesem y, en menor medida, en IFA, de la que forma parte de su comité ejecutivo. Además, si uno repasa su trayectoria, puede ver que Candela es un hombre hecho a sí mismo, que pasó de funcionario del Ayuntamiento de Alicante -como conserje- a sindicalista de CCOO pasando de jefe de Personal de Suma hasta responsable de Recursos Humanos de la empresa GTT, además de licenciado en Ciencias del Trabajo por la UA y profesor asociado al Máster de Recursos Humanos.

Y además, el nuevo ejecutivo de la Epsar tiene el reto de poner en valor la nueva sede en Alicante y, a la vez, impulsar, más si cabe, la excelente labor que hace la Comunitat Valenciana en materia de reutilización de agua. Candela no tiene carné de Compromís, pero es un hombre de confianza de la coalición, de ahí su nombramiento, primero en IFA; después en Fundesem, y ahora en la entidad de saneamiento. Su labor, además de administrativa y de expansión de la entidad, también será llevar a la práctica la máxima de que los efectos del cambio climático son patentes y, por tanto, es necesario aprovechar la alternativa de la reutilización.

La Epsar -tras la oscura etapa que dejaron los escándalos de Emarsa y la Emshi, en València- va a tener un papel fundamental en estos últimos meses de mandato. Para ello se nombró a Conca, y ahora a Candela: llegar a acuerdos con ayuntamientos y comunidades de regantes para sacar partido a las depuradoras; al mismo tiempo, reformar y ampliar instalaciones y acabar con la mala prensa de este tipo de estaciones: bien gestionadas, pueden estar en cualquier ubicación y, ahora, además de la segunda vida del agua, también se les puede sacar beneficios energéticamente, en un momento en el que se ha convertido en un bien preciado.

En este contexto, ¿qué tiene de singular el nombramiento de Candela? En primer lugar, porque Compromís no ha elegido a un militante con carné; sino que ha optado por un hombre de empresa, que ha estado al servicio de un fondo de capital que no sea anda con tonterías y que reclama rentabilidades casi desde el primer día; por un tipo que es y conoce Alicante, algo que también se echa en falta -por ejemplo, en el PSPV del sur a veces lamentan el mando a distancia del Palau- y porque es un hombre de trayectoria intachable, que de momento había hecho tareas de controller -en IFA y Fundesem, que no olvidemos que estuvo al borde del concurso de acreedores-, para quien le nombró, pero que ahora le tocará, aunque sea en un segundo plano, batallar contra los efectos del cambio climático en un campo, el hídrico, en el que no suelen darse la escala de grises en los argumentarios; suele ser todo blanco, o negro, aunque una Dana lo cuestione todo.

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