ALICANTE. El sector inmobiliario de la provincia de Alicante, uno de los motores económicos de la Costa Blanca gracias al fenómeno del turismo residencial, se preciaba en los meses más complicados de la pandemia de que el impacto del coronavirus en su actividad estaba siendo inferior al de otros sectores, al menos a corto plazo, dado que las viviendas que estaba previsto entregar este año ya estaban reservadas y casi ninguna promotora estaba sufriendo un nivel de cancelaciones por encima de lo habitual.
Sin embargo, el virus sí ha hecho mella en el sector, como evidencian los datos difundidos este martes por el Instituto de Estudios Económicos de Alicante (Ineca). Según Ineca, la provincia de Alicante tramitó en julio la compraventa de 2.294 viviendas, un 34,8% menos que en 2019. En todo el año (entre enero y julio) se han registrado 15.626 operaciones, según estos datos, una cifra también inferior al dato de 2019 para el mismo periodo, que fue de 22.793 viviendas. El descenso acumulado para los siete primeros meses es así del 31,4%, y el dato absoluto es el peor desde 2014.
La caída relativa en la provincia de Alicante, que se puede entender en el contexto de menor actividad en todo el mundo por la pandemia, es sin embargo más acusada que en el resto del país. Así, el descenso de las compraventas en España para los siete primeros meses del año es del 25,8%, es decir, más de cinco puntos y medio menos. Esta mayor reducción anual en la provincia de Alicante ocasiona que se pierda peso en el conjunto nacional, pasando a representar el 6,7% de todas las operaciones, cuando hace un año era el 7,3%. El actual porcentaje es el peor dato desde el año 2013.
La explicación al peor comportamiento del sector en Alicante ante un escenario idéntico podría explicarse precisamente por el peso del comprador extranjero en el total de operaciones, que viene moviéndose entre el 40 y el 50% en los últimos años, los de la recuperación. Cuando el sector estaba en fase ascendente (desde 2014) este crecimiento era más notable en Alicante, y ahora ha vuelto a suceder lo mismo en sentido contrario.
Cabe recordar, en este sentido, las restricciones a la movilidad, tanto propias como ajenas, desde el pasado marzo: España volvió a permitir cambiar de provincia a mediados de junio; El Altet recuperó los vuelos internacionales una semana después, y el 25 de julio el Reino Unido y otros países europeos volvían a imponer restricciones para viajar a España, y la mayoría de turoperadores cancelaban sus operaciones.