ALICANTE. El nadador alicantino Jorge Crivillés, especializado en travesías de larga distancia en aguas abiertas, acaba de convertirse en el primer español que completa con éxito el desafío de los Siete Océanos, tras lograr cruzar el estrecho de Cook, que separa las dos principales islas de Nueva Zelanda, denominadas según su ubicación geográfica como isla Norte e isla Sur, y que consta de 25,6 kilómetros. Un reto que ha completado nadando más de nueve horas seguidas en las que se ha enfrentado a corrientes muy complicadas al final, aguas frías entre doce y trece grados, además de viento fuerte y continuo.
“Lo he tenido que dar todo; por un momento creí que no lo iba a conseguir", ha declarado para Alicante Plaza tras completar el desafío. Y es que la prueba se ha llevado a cabo en condiciones muy duras. De hecho, otra nadadora neozelandesa que se había lanzado al mar con el alicantino, se retiró unas horas después por hipotermia, dejando sin completar este reto que ha contado además con otros inconvenientes como la espesa niebla que dificultaba la vista tanto al nadador como al equipo de trabajo que le acompañaba en barco.
Esta prueba internacional es la versión marítima de las Siete Cumbres de alpinismo e incluye, además del estrecho de Cook, el canal del Norte, el de Molokai, el estrecho de Tsugaru, el canal de la Mancha, el de Santa Catalina y el estrecho de Gibraltar. La última prueba, en Nueva Zelanda, que ha estado controlada en barco por el capitán Philip Rush, se ha desarrollado con el agua helada y viento del sur con una fuerza de diez nudos. Un viento lateral que le ha complicado el trayecto porque acaba castigando el hombro.
Solo otras diecinueve personas han superado el desafío de los Siete Océanos, siendo Jorge Crivillés el único español entre todos ellos. Un conjunto de retos de nado en aguas abiertas que ha completado a lo largo de varios años en los que ha estado entrenando con el club CR7 y colaborando con la Asociación de Pacientes de Linfoma, Mieloma, Leucemia y Síndromes Mieloproliferativos (AEAL), que vela por los derechos del paciente de cáncer hematológico. Desde hace cuatro años ha unido fuerzas también con la Fundación Asisa.
Crivillés, que llegó junto a su equipo la pasada semana a Nueva Zelanda, disponía hasta el día 22 como plazo para afrontar esta aventura y cruzar la distancia que hay entre el mar de Tasmania y el océano Pacífico. Una prueba que ya intentó realizar en abril del pasado año, cuando tuvo que abortarlo a causa de las condiciones climatológicas con fuertes vientos, lluvias y tormentas que le obligaron a aplazar la travesía. Y es que, además, corrientes y la presencia de medusas o tiburones convierten esta travesía oceánica en una de las más peligrosas de todas las que ha realizado.
El equipo del nadador calculaba que necesitaría más de diez horas para completarlo. Sin embargo, le han bastado nueve. El alicantino, de 48 años, finaliza con esa travesía este enorme desafío de siete retos con los que pretendía dar visibilidad a los pacientes de linfoma, mieloma, leucemia y síndromes mieloproliferativos, así como a la asociación que les defiende y apoya, tanto a ellos como a sus familiares. Un acto solidario con el que también se ha colocado en la historia del deporte nacional y mundial.