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Carmen Mola: "El verdadero debate es por qué nuestro pseudónimo crea debate"

Los ganadores del Premio Planeta responden qué va a cambiar en su literatura con la revelación de su identidad

22/11/2021 - 

VALÈNCIA. Los Carmen Mola (Antonio Mercero, Agustín Martínez y Jorge Díaz) estrenan el Planeta como premio literario mejor pagado del mundo. El éxito les viene de antes, cuando engancharon a miles de personas a las tramas policiacas de Elena Blanco. La Bestia ya está en las librerías, y los tres autores responden a Culturplaza por el tono y la forma, o sobre cómo cambia la revelación de su identidad a su comunidad lectora.

- La Bestia es vuestra primera novela en la que no sale Elena Blanco y, además, mezcláis novela negra con histórica. ¿Por qué?
- Agustín Martínez: Nos apetecía mucho ampliar el universo de Carmen Mola. Habíamos empezado con la trilogía de novela negra pura y dura y nos apetecía meternos en un mundo nuevo, salir de nuestra zona de confort y explorar una nueva zona. Y ahí es donde encontramos esta mezcla, que no es novela negra, sino un thriller y género histórico, pero donde también entran la picaresca, lo dickensiano… Hay una serie de elementos que se van mezclando y no es que sea un género nuevo, pero sí esta combinación de muchos que nos apetecía mucho probar.

- El año en el que la ambientáis, 1834, ¿tiene algo que ver con la covid?
- Jorge Díaz: Cuando empiezas a escribir, buscas un contexto en el que tengas mucho de lo que ecribir y haya muchos conflictos. Digamos que lo mejor es escribir sobre cosas cuando todo está funcionando mal. Buscamos acontecimientos del siglo XIX para alejarnos de los de 2020, y encontramos un periodo muy violento que en España fue terrible en algunas cosas. Y cuando nos pusimos a buscar, encontramos varios hitos históricos, y llegamos a que el 17 de junio de 1834, el pueblo de Madrid se levanta lleno de ira y va a las cuatro iglesias que hay en la zona del centro y matan a 80 frailes, queman las iglesias y destruyen las figuras. Y cuando lo vimos pensamos: “Esto es muy Carmen Mola. A Carmen Mola esto le mola”. El siguiente pensamiento es preguntarnos por qué eso pasó en ese año en concreto, y eso te lleva al principio de las guerras carlistas, la pandemia del cólera, Madrid estaba cercado… Nosotros queríamos meter una trama de thriller, que es el de esta bestia que asesina a niñas y nadie sabe quién puede ser, y decidimos hacerlo en este año en el que no les podía pasar nada más a estos pobres madrileños. 

El cólera no lo elegimos por la covid, nos lo encontramos en esta ola de sucesos, pero además, cuando ves las medidas que se tomaron, nos recordaban muchas a las de ahora: hospitales de campaña dedicados a la enfermedad, prohibición de reunión de grupos de más de 10 personas… No era nuestra intención esa relación, pero nos la encontramos por el camino y la usamos como similitud y como conexión con la actualidad.

- Entonces 1834 fue como el peor año de la historia.
- Antonio Mercero: Pues seguramente haya peores, pero tampoco muchos…

- Tenéis un reto entonces si escribís una segunda novela histórica.
- Martínez: Nos esforzaremos mucho por encontrar otro año lleno de calamidades.

- El sello temático de Carmen Mola está arraigado, pero ¿sería difícil salir de este?
- Mercero: Creo que no. Podríamos ensayar otro género, como cuentos para niños, o novela romántica, si nos da por ahí. Esto va de pasárselo bien, escribir novelas y superar retos. Igual que hemos pasado de la novela negra con la trilogía de Elena Blanco a este thriller histórico, pues nos podría dar por otro reto.

- Pero seguís en la misma línea, sí que hay un sello común…
- Martínez: Es que hay algo inevitable en un escritor y es el estilo, como le pasa a un pintor que puede pasar de hacer un bodegón a hacer un paisaje y aún así conservar un estilo común. Y aunque seamos tres personas, Carmen Mola tiene un estilo, de manera que es inevitable que ese estilo surja. No creo que eso conlleve implícitamente la violencia. Podríamos hacer otras cosas seguro en las que no entre la violencia, pero sí habrá otros elementos de nuestra escritura que sí estarán. Es inevitable.

Foto: Arduino Vannucchi

- En este sentido, hay una preocupación -por ejemplo, en los talleres de escritura creativa- por encontrar un estilo y una forma. ¿Cómo se encuentra a seis manos?
- Díaz: Nosotros somos guionistas, trabajamos como ello habitualmente, y estamos acostumbrados a discutir las tramas unos con otros. Y, por otra parte, las escuelas de escritura y eso están genial, pero de quién más he aprendido es de mis compañeros, no de ningún profesor. Los tres ya habíamos escrito cosas antes de juntarnos y ser Carmen Mola, y yo sé que he aprendido mucho al perderme en una trama, preguntar a Agustín y que le dé un giro muy interesante a la trama, y después Antonio me proponga un segundo giro que yo tampoco habría visto. Lo que uno aprende de sus compañeros, es la mejor escuela.

- La pregunta no iba tan dirigida al contenido de la novela sino a ese estilo literario, ¿cómo se genera el proceso creativo? ¿quién se escaquea de escribir más de los tres?
- Mercero: ¡Escribimos los tres, nadie se escaquea! Hay un momento en el que nos tenemos que repartir las páginas del material pactado, yo escribo mis 80 páginas, se las mando a ellos, las releen, lo hablamos, las reescribe Jorge, se vuelve a hablar, lo reescribe Agustín… Va pasando por todas las manos y va surgiendo misteriosamente un estilo que es la suma de tres estilos.

- Díaz: Son novelas más de reescritura que de escritura.

- Es muy complicado acertar con el tono de una novela. De la misma forma que sí ha funcionado esta conexión entre los tres podría no haberlo hecho. Podríamos haber escrito La novia gitana, que hubiera sido un desastre y que a nadie le interesara leerlo. Esa conexión de forma y fondo ha funcionado, pero no es algo matemático.

- ¿Pensáis que vuestra escritura literaria está canibalizada por vuestra experiencia televisiva o viceversa?
- Díaz: No es la escritura de Carmen Mola, sino la general -todos los escritores y todos los lectores- tienen una formación audiovisual muy importante, y eso no se puede olvidar. Yo no podría escribir como se escribía en el siglo XIX porque el mundo no era así entonces. Me pasa a mí y a quién lo lee. Por otra parte, yo no podría entender el mundo de los videojuegos, por ponerte otro ejemplo. Va a haber una generación que seguramente también adopten algunos aspectos de esa narrativa. La literatura va evolucionando.

- ¿Pero esa influencia del audiovisual no permea más en vuestras novelas que una persona que no tenga experiencia como guionista?
- Mercero: Puede que los guionistas seamos más conscientes y perspicaces para ver lo que están haciendo en otras series de televisión y adoptar algunas narrativas novedosas. Por poner un ejemplo, nuestras novelas se parecen a Juego de Tronos en el hecho de decirle a los lectores que no se encariñen con ningún personaje porque todo puede suceder. Eso mola mucho, hacer saltar por los aires la predisposición de que el héroe es intocable. Ese pensar mucho cómo ser originales, cómo dar giros de guion sorprendentes, nos gusta, y lo adoptamos de manera inconsciente en nuestras novelas.

- ¿Cómo habéis vivido el descubrimiento de vuestra identidad? Con todo el revuelo que se armó, ¿sentís que hubo más reacciones positivas o negativas?
- Martínez: Positivas, sin duda. A nivel personal, ha sido una experiencia maravillosas. Mucha gente, incluso de nuestro alrededor, no sabía que estábamos detrás de Carmen Mola y se han alegrado. A otros lectores les ha parecido divertido, de alguna forma, con todo lo que ha pasado. Y por otra parte, también estamos impactados por la bola que se ha formado, no solo por la polémica, sino porque la historia ha llegado hasta al New York Times.

- ¿Habéis atendido las críticas? ¿Hacéis autocrítica?
- Díaz: Como somos tres, cada uno lo recibe de una manera. Yo sí que he entrado a ver lo que decían. Antonio prefiere no saber más que lo más importante y Agustín ni tanto ni tan poco. Por un lado, el que haya un debate y que se discuta tanto el pseudónimo femenino como la autoría a seis manos es maravilloso. Nos gusta que la gente hable de literatura y que hable de libros. Después, hay algunas críticas y comentarios que nos han parecido muy inteligente (incluso me he reído mucho, había mucho ingenio también entre la gente a la que no le cayó bien la revelación), y otras a las que no le encontramos sentido. Hay gente que dice que le decepcionó mucho, y yo personalmente pienso que no deja de ser una novela: si te gustaba antes, no le hemos cambiado ni una coma.

Foto: Arduino Vannucchi

- Pero en estas cuestiones sobre cuestiones muy internas del mundo literario, ¿ver las críticas no os ha hecho tener el mismo debate entre vosotros?
- Mercero: El debate interesante para mí es por qué ha generado debate esto. Ese estado de susceptibilidad en temas como este merece un debate. Pero en sí, que uno o tres escritores elijan un pseudónimo no merece ningún debate, lleva haciéndose toda la vida y se puede hacer con total libertad. Que el nombre escogido sea femenino puedes hacerlo también con total libertad. ¿Hay aprovechamiento lucrativo al ser femenino? Pues yo creo que no, pero además teniendo en cuenta los datos de ventas. ¿Hay una intención de molestar al feminismo o de revanchismo? En modo alguno y no sé como a nadie se le puede ocurrir semejante idea. Para nosotros es un tema muy sencillo, y para nosotros lo peligroso es que cale el mensaje de que para tener éxito solo haga falta poner el nombre de una mujer en la portada de un libro, porque nosotros sabemos muy bien las horas y horas de trabajo y las miles de decisiones cruciales para que esto salga adelante robándonos horas de sueño.

- ¿Os habéis planteado que, al lector, la revelación de vuestra identidad le cambia el punto de vista de vuestra novelas?
- Martínez: Yo quiero pensar que no. Que al lector, una vez que entra en la novela, su imaginación le lleva a los personajes y a la trama, no a nosotros como autores. Vivimos una época de muchos personalismos, donde importa demasiado quién ha escrito el libro o quién protagoniza una película, cuando lo importante es el libro y la película. En esta tarea que hacemos colectiva es apartarnos precisamente de este personalismo. Al lector le gustará o no La Bestia, pero no importará quién la ha escrito.

- ¿La cuarta historia de Elena Blanco será la última?
- Díaz: Lo que tenemos claro es que Carmen Mola lo hacemos, primero para divertirnos nosotros, y segundo para que le guste a los lectores. Mientras eso se cumpla, seguiremos haciendo novelas.

- Mercero: Lo único que podemos adelantar es que el final de la cuarta entrega será estremecedor y que cuando el lector llegue al final, sabrá si es el final o habrá una quinta historia.

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