ALICANTE. El color político del próximo gobierno del Ayuntamiento de Alicante puede comenzar a despejarse a partir del próximo lunes: la fecha cerrada para que se produzca el primer contacto real entre los negociadores de PP y Ciudadanos (Cs). No obstante, todo parece indicar que los acuerdos firmes que se puedan alcanzar entre esas dos fuerzas, o cualquier otro entendimiento en el que pudiesen participar Cs y el PSPV-PSOE, no se desvelará hasta finales de la próxima semana. Hasta entonces, calma tensa, con el PP en posición de ventaja como partido más votado en las municipales del 26 de mayo (aunque empatado a 9 concejales con los socialistas) y, por tanto, a un paso de retener la Alcaldía si no se reúne una mayoría absoluta de 15 concejales para proponer a un alcaldable alternativo a Luis Barcala.
La confirmación de ese primer encuentro entre PP y Cs la dio a conocer el portavoz de este último partido en les Corts, Toni Cantó: uno de los tres componentes del comité regional de pactos creado para negociar posibles acuerdos de gobernabilidad en el conjunto de la Comunitat. Su anuncio llegó después de que él mismo mantuviese una primera cita con la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, que ambos definieron como primera toma de contacto, sin más concreciones ni resultados.
Por la tarde, el PP de Alicante amplió la información a través de un tweet en el que se daba cuenta de una conversación entre Barcala y Cantó sobre las condiciones de su entrevista. Según ese mensaje a través de la conocida red social, en el encuentro también participaría la candidata a la Alcaldía por Cs, Mari Carmen Sánchez, como componente del comité regional de pactos; además del presidente provincial del PP, José Císcar, y del aspirante a presidir la Diputación Provincial por los populares, Carlos Mazón.
Esa cita supone el desarrollo de las directrices marcadas por la cúpula nacional del partido de Albert Rivera: explorar acuerdos de gobernabilidad donde fuese posible con el PP como socio preferente, pero sin descartar pactos con el PSOE siempre que se cumplan determinadas condiciones. De esa ecuación, como viene informando Alicante Plaza, sólo se caen nacionalistas y populistas: un saco en el que Cs mete a Compromís, a Unides Podem EU y a Vox sin mayores distinciones.
Así que el mero hecho de la celebración de la cita no permite todavía extraer ninguna conclusión. Como máximo, sí es un síntoma de que el PP tratará de negociar un acuerdo en bloque sobre las dos instituciones principales que están en juego en la provincia de Alicante: el Ayuntamiento de la capital y la Diputación.
Para poder gobernar en la institución provincial, los populares sí necesitan obligatoriamente del apoyo de los dos diputados provinciales de Cs. Sus dos votos serán determinantes para inclinar la balanza, ya que PSPV-PSOE y PP están igualados a 14 representantes. Pero, a diferencia de lo que sucede en el Ayuntamiento, en esta ocasión los socialistas son la fuerza más votada en el conjunto de la provincia y podrían asumir la presidencia tras 24 años de dominio del PP.
No obstante, no existe ninguna evidencia que lleve a pensar que Cs esté dispuesta a cerrar ahora un acuerdo en bloque sobre los gobiernos de Ayuntamiento y Diputación. Ni con el PP, ni con el PSPV-PSOE, llegado el caso. Como ya ha informado este diario, Cs pretende marcar su propio ritmo y sus propias condiciones. Y el lunes, todavía faltarán seis días para el pleno de constitución de los ayuntamientos y todo un mes para la constitución de la Diputación. En política, eso se traduce en demasiado tiempo y demasiados escenarios todavía por despejar tanto en la Comunitat como en el conjunto del país.
Lo cierto es que, en esa tesitura, el PP sí es el que tiene ciertas urgencias para desentrañar el futuro de las dos instituciones por pura cuestión operativa. Si retienen el control del Ayuntamiento de Alicante -la opción más probable, aunque no la única-, los populares necesitan saber con qué concejales cuentan de entre sus propias filas para repartir competencias de gobierno. O lo que es lo mismo, si Mazón (número 2 de la lista municipal tras el propio Barcala) va a dar o no el salto a la presidencia de la Diputación. Si su destino es el Palacio Provincial de la avenida de la Estación, las delegaciones de perfil económico que se le podrían asignar en el Ayuntamiento, quedarían disponibles.
Y, además, si el PP consigue concretar una alianza para repartir delegaciones con Cs, también necesita conocer si alguno de los cinco ediles alicantinos del partido de Rivera van a quedar incorporados a un hipotético gobierno en común en la institución provincial.
Entre tanto, en el PSPV-PSOE aguardan acontecimientos tras el ofrecimiento público de "máxima generosidad" que hizo llegar su propio secretario general, Ximo Puig, al día siguiente de las municipales cuando contempló incluso que Cs asumiese la Alcaldía de Alicante para evitar "que la extrema derecha de Vox condicione las decisiones políticas en la ciudad". En realidad, los dos concejales de Vox no son imprescindibles para que Barcala tome posesión, pero si pueden ser claves en las votaciones que requieran de mayoría absoluta (en esencia, las relacionadas con cuestiones de planeamiento urbanístico).
Unides Podem EU y Compromís, por su parte, continúan a la espera. Ambos han expresado su predisposición a explorar acuerdos que cierren el paso al PP en la Alcaldía (aunque se han granjeado críticas internas, como las de PCE), pero nadie se ha dirigido a ellos para sondear esas opciones pese a que han llegado a plantear foros de diálogo.
Lo cierto es que para que pueda producirse la investidura de un alcalde de PSPV o de Cs, se necesita como mínimo un voto adicional más entre los dos ediles de la confluencia o entre los dos regidores de la coalición valencianista.