ELCHE. Esta semana se han cumplido dos años desde que el 26 de mayo de 2019 los resultados electorales permitieran a PSOE y Compromís rubricar una mayoría absoluta unas semanas después, en junio —como curiosidad, con Mireia Mollà, que después fichó el Consell—, que les han permitido un mandato mucho más cómodo que el inestable tripartito de la anterior legislatura, nucleado en ambas formaciones pero apoyado primero por Ilicitanos por Elche y por Partido de Elche después. Un mandato en el que han empezado a materializarse algunas de sus actuaciones más anheladas como la peatonalización de la Corredora o inversiones del Consell, pero en el que sigue habiendo cuestiones espinosas que abordar en materia urbanística, o en el que el compromiso de otras administraciones se hace esperar.
Precisamente en el balance individual realizado tanto por los socialistas como por la formación liderada ahora por Esther Díez en Elche —con las competencias de Comercio, aunque sin las de agua o palmeral—, si bien cada parte destacó sobre todo sus áreas de gestión, hicieron gala de un equipo de gobierno estable con unas prioridades marcadas: mejora de los servicios públicos o políticas de movilidad sostenible, que van ligadas a actuaciones en el espacio urbano. Es ahí donde entra la peatonalización de la Corredora y la Plaça de Baix, una actuación pendiente del anterior mandato y que por lo pronto está animando las aperturas tanto en esta calle como en otras paralelas. Intervenciones que no han estado exentas de divergencias en el seno de ambos socios, como la más reciente a cuenta de precisamente las terrazas de la hostelería, únicamente a la altura de la Glorieta en la céntrica vía, y con más presencia en la Plaça de Baix.
Actuaciones urbanas, movilidad e inversiones (o no) del Consell
El resto de actuaciones urbanas relevantes, salvo el intercambiador en el Hospital General, han tenido lugar en la zona Centro y el Raval, sobre todo relativas a las plataformas únicas, incardinadas en el Plan Centro, cuyo objetivo es peatonalizar y semipeatonalizar el casco histórico, pacificando el tráfico. Unas actuaciones que llevan meses, cansando a vecinos, ya que después de las semanas de zanjas —con las previsibles 'sorpresas' arqueológicas de zonas candentes en ese aspecto— de Aigües d'Elx para cambiar previamente alcantarillado, las obras se están extendiendo mucho en el tiempo, con varias calles patas arriba a pesar de la a priori actuación sencilla que supone tiene que significar que estén listas antes del verano. En cualquier caso, el punto flaco de las mismas ha sido Nuestra Señora de la Cabeza, tan ajustada de precio en el pliego que la adjudicación fue para una empresa que ha tenido constantes problemas de distinta índole. La obra tenía que finalizar antes de este año y finalmente se encargará ahora el Ayuntamiento para poder tener la imagen deseada y esperada de la vía, que no ha hecho más que presentar cada vez más problemas. En cualquier caso, el bipartito hará gala del conjunto de actuaciones, como de la Corredora, cuando finalicen las obras, al ser una intervención de calado en el Centro. "Un símbolo de cambio", para Díez.
A este respecto, una ventaja de esta legislatura es que las cuentas están más saneadas, con una deuda considerablemente baja y una mayoría que permite sacar adelante proyectos. Dos cuestiones que lastraron su gestión en la primera legislatura, sin muchas inversiones de calado, aunque cimentando algunas bases que ahora empiezan lentamente a dar sus frutos. Varios de ellos provenientes de la Generalitat Valenciana, que tras cuatro años en blanco con el Plan Edificant, han empezado a este mandato a corresponder. Con todo, sigue siendo una de las medallas a las que más han apelado tanto Carlos González por el PSOE como Díez por Compromís estos días, ya que está en obras el ansiado IES nº11, Periodista Vicente Verdú; adjudicados los diseños de nuevos centros como el Virgen de La Luz, el colegio nº37 y en licitación el reivindicado pack de Torrellano con el nuevo colegio La Paz o el arreglo de la fachada del instituto. Junto a nuevos barracones o arreglos varios, inversiones tardías pero millonarias.
A este respecto, el Ejecutivo de Ximo Puig está echando un cable considerable al bipartito ilicitano, ya que de seguir así tendrá un buen número de argumentos que poner en valor de cara a los próximos comicios electorales. Además del Edificant, ya están blandiendo las obras del nuevo Bloque Quirúrgico del Hospital General, aunque aún sin empezar. Por otra parte, la Agencia Valenciana de Protección del Territorio (AVPT) tendrá su sede en Elche, y parece que después de tres años, empieza a tomar algo de forma, con lógicas reticencias desde muchos círculos por el tiempo y las constantes ideas diferentes, el proyecto del antiguo edificio de Correos, que será un centro de tecnologías habilitadoras, concretamente un learning factory. También parece que se aprobará este año, después de dos décadas, la nueva Ley del Palmeral, y se van a demoler bloques ruinosos en Los Palmerales. Como contrapartida, la anunciada reforma en 2018 del Hort del Gat sigue durmiendo en el sueño de los justos, sigue sin licitarse el nuevo centro de salud de Altabix, y lo más importante, no se ha firmado el protocolo para devolver a Elche los 43 millones de euros del Consell en forma de proyectos. Ha habido varios intentos.